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José Rodríguez Cámara
Alhaurín de la Torre
Miércoles, 14 de febrero 2024, 00:10
«El hombre bueno es aquel que planta un árbol cuya sombra no va a disfrutar». Amén, es lo que dan ganas de decir después de escuchar a Alexis Donato Muñoz, alumno de Segundo de Bachillerato del instituto Huerta Alta de Alhaurín de la Torre, ... pronunciar semejante sentencia. Este chaval, junto a 79 compañeros y compañeras del centro, algunos mayores, que estuvieron bajo supervisión de los «más chicos», y dirigido por la profesora Rosa Carrera, será, si se dan las circunstancias, uno de los salvadores de una hectárea de la sierra de Jarapalos. «Es nuestro pulmón verde», apostilla Celia García Cordero, en la misma clase que Alexis, copartícipe de esta aventura medioambiental. La idea que han desarrollado es sencilla: reforestar parte de un área forestal cercana al casco urbano que fue afectada por un grave incendio ocurrido en el verano de 2022 en la Sierra de Mijas y que afectó al municipio que le da nombre y a los dos Alhaurines.
¿Cómo? Con el sistema «waterbox plant cocoon», elementos biodegradables, con forma de rosco, que ayudan al desarrollo de las raíces de los árboles plantados, así como bombas de semillas, una idea del japonés Masanobu Fukuoka, como comenta la maestra. «Si aguantan un año, serán viables», precisan. La simplicidad de la estrategia, no es óbice para que vaya acompañada de una «organización militar», aclara la educadora y ratifican los alumnos y alumnas.
En primer lugar, hubo que movilizar a 80 estudiantes para que subieran al monte a píe, hasta Llanos de la Plata, previo transporte en autobús a un punto próximo del casco urbano. «Fue vital la colaboración de la Consejería Sostenibilidad, Medio Ambiente y Economía Azul, titular de la finca, que, con vehículos todo terreno, se encargó del acarreo de las herramientas necesarias, y un camión del Infoca, el servicio contra incendios, hizo el primer riego de los «cocoon», indispensable.
La «operación Jarapalos», que así se le podría llamar, no pudo completarse con éxito en la jornada lectiva prevista. Ahí es dónde entró en escena el factor «buena gente», clave también, con la movilización de las asociaciones Eo-Eo y Voluntarios Sierra de Mijas, que pusieron todo de su parte para lograr una primera victoria contra el desastre medioambiental: 300 árboles plantados, como algarrobos, encinas y sabinas. Lo mejor de toda esta andadura, que todavía no ha concluido, coinciden alumnado y profesora es cómo se han «estirado» los 10.000 euros iniciales que logró de financiación la idea, una de las diez ganadoras en Andalucía del programa «Cascos Verdes», una iniciativa, avalada por la ONU, a través del Centro Internacional para la Formación de Autoridades y Líderes, dependiente del Instituto de las Naciones Unidas para formación profesional e Investigaciones, con la colaboración y el apoyo de la Junta de Andalucía y la Fundación Right Now Climate de Amazon, que es la que pone el dinero en metálico. «Gracias a la ayuda, vamos a reparar también una alberca», aclara Jairo Palma Ariza, participante en la experiencia y Celia apostilla que también se va a emplear madera quemada en mejorar equipamientos del centro. «Los 10.000 euros han dado para mucho», dice la profesora. «Cualquier persona a la que le digas que se sume a una idea de este tipo, que le des las herramientas, lo hará, el problema es que no se considera rentable», dice Alexis, incontestable, otra vez.
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