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Julio J. Portabales
Álora
Miércoles, 6 de noviembre 2024
Los bomberos en Álora enfrentan un panorama devastador tras el reciente temporal que dejó la zona de La Isla sepultada bajo hasta 1,5 metros de barro. «Es una situación más grave de la que se puede ver en los videos», asegura Antonio Sánchez, uno de los efectivos que ha trabajado durante días en las tareas de rehabilitación. La magnitud de los daños y la dificultad de las labores superan con creces lo que se ha podido mostrar en imágenes, mientras los equipos de emergencia continúan su lucha para devolver la normalidad a las viviendas afectadas.
«Nosotros llevamos aquí varios días intentando rehabilitar los pozos y todo el tema de las viviendas para que las personas puedan habitarlas», explica Sánchez, con voz firme pero marcada por el agotamiento de jornadas extensas. En la casa donde trabaja, el barro se acumuló hasta un metro y medio, dejando la planta baja completamente destruida. «El campo también se ha quedado anegado, además de la piscina, que hay que habilitarla, y todo el vallado», añade, describiendo un escenario donde cada rincón ha sido alcanzado por la fuerza de la tormenta.
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La solidaridad ha sido un pilar clave en esta situación, algo que Sánchez resalta con gratitud. «La ayuda siempre es buena. Tengo constancia de que gente de Málaga, Rincón de la Victoria y otras zonas se ha desplazado hasta aquí para ayudar. Se están poniendo a disposición del Ayuntamiento, de Protección Civil y del operativo para colaborar», comenta, destacando cómo la comunidad se ha unido para hacer frente al desastre.
Sin embargo, la labor es extenuante y el avance, lento. «Lo vivimos con mucha tristeza y ayudando en lo que se puede. Estamos aquí de guardia todo el día, normalmente cuando hay luz, que es cuando se pueden hacer las tareas de rehabilitación. De noche es muy complicado, y estamos rotando en las diferentes guardias para que no falte ayuda», explica Sánchez, describiendo el esfuerzo colectivo para garantizar que la ayuda no cese. La oscuridad de la noche, junto con el barro y los escombros, hace que las labores se vuelvan aún más peligrosas y complejas. «Al anochecer, sigue todo embarrado y hay un montón de vallas que hay que quitar; es más complicado», detalla.
El bombero subraya que la situación en La Isla es más seria de lo que las imágenes transmiten. «Es una situación más grave de la que se puede ver en los videos. Ten en cuenta que en esta zona se ha metido metro y medio de barro; ha sido un pequeño tsunami. Todo lo que ha cogido a su paso lo ha ido arrasando», afirma, reflejando la intensidad con la que el temporal golpeó la región. Por suerte, la preparación y el aviso previo evitó tragedias humanas, pero no resta lo duro de la experiencia.
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