Catalina Castaño, a la izquierda, y José Manuel Castaño, representantes de Icarben, en la tienda que mantienen en su fábrica Vanessa Melgar

Benaoján defiende la calidad de su industria cárnica tras la crisis sanitaria de la listeriosis

Icarben, la compañía líder del sector, insiste en su desvinculación de la alerta, cuya responsable es la firma sevillana Magrudis

Lunes, 23 de septiembre 2019, 00:46

Hoy, prácticamente ya en octubre y con los ojos puestos en Navidad, la situación en Benaoján tendría que ser otra: sus empresas cárnicas, a las que avalan más de un siglo de tradición, deberían estar a pleno rendimiento, fabricando productos derivados del cerdo, aumentado sus plantillas para llenar las despensas de media España, en un período que se considera clave para sus facturaciones. Pero el panorama es otro: las plantas están prácticamente paralizadas y hay despidos, y todo, por culpa de la listeriosis de la que no quieren ni oír hablar en esta pequeña localidad de la comarca de la ciudad del Tajo, a la que esta crisis sanitaria ha perjudicado. A Magrudis, la empresa sevillana responsable del mayor brote de la infección por esta bacteria en España, con tres muertos, siete abortos y más de 220 afectados, la mayoría en Andalucía, se le investiga por un delito contra la salud pública y lesiones.

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Las consecuencias en Benaoján, traducidas en la caída de las ventas por la desconfianza de los consumidores, se dejan sentir desde este verano, cuando comenzaron a proliferar los casos de enfermos por esta causa. Tras la segunda alerta sobre Sabores de Paterna y desde hace unas semanas, la situación ha empeorado debido a que la Junta de Andalucía decretó una nueva alerta por listeriosis en un producto, Chicharrón Especial, de la marca La Montanera del Sur, que fabrica la empresa benaojana Incarybe, situada en la Estación de Benaoján. Solo hay un afectado: un hombre que comió este producto en Ronda, en el restaurante Doña Pakita, durante la Feria. Acudió al establecimiento con otros miembros de su familia y solo él ha dado positivo en listeria. En Doña Pakita, que ha reabierto sus puertas, las pruebas fueron positivas y en la empresa, que paralizó su producción y cerró de forma voluntaria, existe un positivo en una de cinco muestras de Chicharrón Especial tomadas. El resto de los productos de la firma están limpios.

«Aquí no hay nada, nosotros no tenemos absolutamente nada que ver con lo que ha hecho un... en Sevilla», defienden representantes de las empresas cárnicas de Benaoján, enfadados. «Alguien tiene que salir ya a dar explicaciones, a hablar claro, queremos que la autoridad competente así lo haga», añaden, al insistir en su desvinculación de la situación originada en Magrudis. «Nosotros hacemos las cosas muy bien y no es justo», enfatizan, muy reacios a mostrarse ante los medios de comunicación, conscientes de que «el daño ya está hecho» sobre la marca Benaoján, pero convencidos de que queda un largo camino y un duro trabajo por delante, que quieren iniciar ya, para restaurar el vínculo con el cliente.

En este pueblo, con casi 1.500 habitantes, operan un total de seis empresas que fabrican embutidos con carne de cerdo: Icarben, Matoso y José Domínguez, en Benaoján; y Los Cachones, Incarybe y El Cerdito Andaluz, en la Estación de Benaoján. A ellas se suman otras compañías que, principalmente, elaboran salazones. Se calcula que 400 personas dependen de este sector, aunque, de una forma u otra, éste empapa a la economía en general de la localidad. Es la actividad reina, aunque la turística, a la que también están ligadas las chacinas, está despuntando. Cada año, a principios de diciembre, Benaoján celebra su Feria de la Chacina.

«Más allá de la Ley»

Icarben es la líder del sector con más de 40 años de experiencia. Cuenta con alrededor de 65 empleados. El año pasado facturó en torno a 8,6 millones de euros. Vende 200 referencias en toda España y suministra a Carrefour, Aldi, Día y Makro, entre otras cadenas. «Fíjate, en nuestras instalaciones, que disponen de matadero, los veterinarios de la Junta tienen un despacho propio, con libre acceso a toda la planta, a diario». Con esta afirmación, Catalina Castaño, al frente de Icarben, quiere hacer hincapié en los exhaustivos controles de calidad a los que están sometidos sus productos. «Nosotros nunca hemos estado afectados por ninguna alerta sanitaria, ya que estamos por encima de la normativa de la Administración. Tenemos un certificado internacional de seguridad alimentaria específica, vamos más allá de lo que nos exige la Ley, ya que así nos lo exigen nuestros clientes a nivel nacional», argumenta esta empresaria.

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Esta factoría realiza liberación de lote positiva que, según explican, se refiere a que, con independencia de los análisis hechos en sus instalaciones, la empresa recurre a un laboratorio externo, certificado por ENAC (Entidad Nacional de Acreditación). «Solo cuando nos llega esta analítica externa, es cuando el producto sale a la venta», insiste Castaño, que apunta a las auditorías de calidad de seguridad alimentaria ISO FSSC22000, al certificado de calidad del ibérico y al certificado de calidad para matar cerdos ecológicos con los que cuentan. «Tenemos constantes inspecciones, estamos continuamente sometidos a ellas», dice.

El director comercial de Icarben, José Manuel Castaño, cifra la bajada de las ventas en entre un 20 y un 30%, aunque puntualiza que aún se están valorando las consecuencias de esta crisis sanitaria. «Los clientes están devolviendo los productos, otros están buscando alternativas...», lamenta. Icarben ha despedido a seis empleados y ha optado, además, por seis reducciones de jornada. «Queremos insistir en transmitir un mensaje de tranquilidad. Tenemos implantado un sistema de calidad muy estricto y todos nuestros productos son seguros», destaca, sobre la alarma social que se ha generado y en la que también invita al consumidor a informarse por medio de vías «serias». «Hay mucho bulo que circula en redes sociales, por WhatApps...», apostilla.

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Esta empresa también sufre consecuencias por la confusión con el nombre de la empresa local a la que afecta la alerta sanitaria de la Junta, Incarybe.

Promoción antes de Navidad

«¿Qué pedís?». Al oír esta pregunta, los empresarios de las cárnicas de Benaoján, piensan, en un primer momento, en Navidad y demandan promoción de la carne y derivados del cerdo antes de dicho período. «Queremos acciones para promocionar el sector de forma urgente, antes de Navidad», expresan, además de poner sobre la mesa la necesidad de que se articulen incentivos.

Apymer, la asociación de empresarios de Ronda y la Serranía, Campillos y Guadalteba, apunta el mismo camino. «Todo el daño hecho a la imagen pública de la industria cárnica de Benaoján y la Serranía debe paliarse por parte de las administraciones con una fuerte campaña publicitaria», afirma Francisco Vázquez, su presidente. En general, Apymer calcula que las ventas del sector cárnico han caído un 30% en la zona.

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«Es necesario limpiar el nombre de Benaoján y de unas empresas que son referentes en Andalucía y España, con controles sanitarios y estándares de calidad muy superiores a otras zonas y sectores», demanda y pide a la Junta que agilice el expediente de Incarybe.

Vecinos en la plaza principal del pueblo.

«El daño está hecho, lo que tienen que hacer ya es venir a comer chicharrones»

Los vecinos de Benaoján, situado a alrededor de 20 minutos de Ronda, siguen indignados desde que el pasado 12 de septiembre la Consejería de Salud de la Junta de Andalucía decretase una nueva alerta sanitaria por listeriosis sobre Chicharrón Especial de la marca local La Montanera del Sur, de Incarybe. No entienden por qué se vincula la principal industria de su pueblo con el mayor brote de la infección por esta bacteria en España, causado por Magrudis. Creen que no tendría que haberse hecho pública esta alerta, ya que no tiene nada que ver con la de la empresa sevillana, solo hay una persona afectada y aún no se han aclarado, oficialmente, los hechos. También, más de uno y de dos, consideran que todo es «puro espectáculo político».

Los benaojanos continúan defendiendo que podría haberse producido una contaminación cruzada y que el problema estaría en el restaurante en Ronda en el que el infectado comió Chicharrón Especial. «Aquí no sabemos nada oficialmente. Alguien tendrá que venir, de la autoridad competente, y explicarnos la situación», lamenta un vecino, en la plaza de esta localidad. «Es una pena, el nombre de Benaoján ya está manchado, ahora a ver quién lo limpia...», expresa otro benaojano sobre el monotema de conversación en la localidad, cuya tranquilidad se ha visto rota estas semanas por esta polémica y casi la continua presencia de periodistas, a los que culpan, en parte.

Muchos vecinos están hartos y prefieren no pronunciarse más sobre la listeriosis. En las tiendas se venden con normalidad los embutidos locales, dada la confianza que los benaojanos tienen en el buen hacer de sus fábricas.

«El daño está hecho, lo que tienen que hacer ya es venir a comer chicharrones, ahora en diciembre viene la Feria de la Chacina...», declara un empresario, indirectamente, también afectado. Pide promoción para el sector, para limpiar el nombre de la localidad, y «transparencia en la información» sobre el caso que afecta a la empresa Incarybe.

Resultados definitivos

La alcaldesa, Soraya García, considera que la Junta se ha precipitado y apela a la prudencia, ya que «todo sigue incompleto a falta de los resultados definitivos». Desde Salud, levantaron el pasado viernes las medidas cautelares que se adoptaron respecto a Incarybe, a la que se autorizó, por tanto, a comercializar y fabricar prácticamente todos sus productos, a excepción de los chicharrones y la carne mechada, que comparten el mismo circuito de fabricación. «Los análisis realizados por la Junta han determinado que los productos sobre los que se levantan las medidas cautelares no están contaminados por listeria, como sí lo estaban los chicharrones que causaron la alerta», explicó la Junta en un comunicado.

García, también como portavoz de la empresa, ya que el propietario guarda silencio, de momento, afirma que se trata de un primer paso para restituir la normalidad en la misma y se reafirma en su hipótesis de que la fábrica no es el foco de toxinfección, apuntando al restaurante y a medidas «innecesarias» de la Junta.

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