«Si no tienes dos euros o un pollo para pagar al médico, te mueres»

«Hay que entender que lo que hay en África es durísimo. Aquí, si no tienes los dos euros que cuesta el tratamiento para muchas enfermedades, o un pollo, para poder pagar al médico, te mueres. En España, también hay realidades muy complicadas, pero no es así de dramático», reflexiona el alhaurino. Sobre esta realidad, cuenta una triste anécdota: «Me tuve que poner muy serio, cuando acompañaba a un enfermo, para que los que tenían que atenderlo entendieran que lo primero es la vida y no pagar. Al final, lo solucionamos».

El presupuesto del refugio que ha conseguido poner en marcha no es mucho más de 12.000 euros, casi no da para un coche en España, pero en un territorio cuya moneda, el franco, equivale a 0,0015 de la del Viejo Continente, cunde mucho. A los beneficiarios, les hace falta: «O no tienen padre o no tienen madre, o ninguno de los dos, porque los ha matado Boko Haram (grupo terrorista) o ellos mismos han sido víctimas de esta organización». «Son 16 chicos muy muy vulnerables, que hemos sacado de la calle con el dinero que hemos recaudado, les damos un refugio y les garantizamos que vayan al colegio. Ahora, el reto es conseguir más donaciones para darle continuidad», explica Vega. Y deja claro que es preciso trasladar el mensaje muchas veces ya que, lamenta, «cuesta cada vez más». «La gente se está endureciendo. No es que estas personas emigren por sistema, quieren quedarse aquí, pero es muy complicado. Las grandes potencias las hemos empobrecido, por eso es preciso colaborar con entidades que son serias y que emplean todo el dinero que se envía para proyectos que favorecen el desarrollo de la población», explica.

Ni siquiera para los residentes en el refugio, que son «unos privilegiados», es sencillo su día a día. Un ejemplo de ello es el modo de ir al colegio. «El centro está a ocho kilómetros, que tenían que recorrer a pie a la ida y a la vuelta. Menos mal que, gracias a la colaboración de amigos, que han reunido dinero, lo hemos podido solucionar, y con unos 1.700 euros ya tenemos bicicletas», apunta.

Y hay más. Vega, como enfermero, tiene que enfrentarse constantemente a heridas de todo tipo entre los residentes, que en ocasiones ni siquiera sabe cómo se han producido, y a la amenaza constante del paludismo. «Por el momento, me he librado, pero no sería extraño que la contrajera», admite. A pesar de todo, tiene claro que permanecerá en Chad, al menos, hasta enero de 2025. El centro, sin empleados, funciona gracias a él y a un antiguo acogido, que también colabora.

Sobre el terreno, igualmente es clave el apoyo en Cáritas de la región de Tandjilé. Gracias a la organización, también se brinda atención a un grupo de 12 niñas. EO,EO, en un principio, también las iba a acoger, pero el dinero no daba. Necesitan muchísimo más para un sinfín de problemas, ese es el resumen.