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A veces, la grandeza se esconde en sencillos e inapreciables gestos. En aquellos silencios que llevan detrás un gran esfuerzo. En una chaqueta naranja fosforescente embarrada, una sonrisa infantil o el grito de auxilio. Protección Civil de Campillos ha cumplido 25 años y, más allá del tiempo, celebran lo que es para algunos, una vida marcada por la dedicación, el sacrificio y, sobre todo, la humanidad. La jefa de la agrupación, Sonia Delgado, lleva 19 de esos 25 años dedicando parte de su vida a un voluntariado que para ella es una vocación. «Esto no podría ser posible sin el esfuerzo y la constancia de los compañeros. Trabajamos sin esperar nada a cambio, y ese compromiso es lo que ha mantenido viva esta agrupación durante todos estos años», comparte emocionada.
En una sociedad actual donde el tiempo parece medirse en beneficios y recompensas, hablar de voluntariado es hablar del corazón de las personas en su máximo esplendor. Porque, como apunta la malagueña, «no todo el mundo puede ser voluntario. Estar ocho horas fuera de casa, sin llevarse un duro al bolsillo, no es para cualquiera. Tienes que sentirlo». Esa es la esencia, que ha llevado a esta agrupación a cumplir 25 años en activo y en la que ha enfrentado momentos duros y también grandes alegrías.
Francisco González García puso la primera piedra de la agrupación de Protección Civil de Campillos hace 25 años, y desde entonces no ha parado. Delgado, que tomó el mando tras su marcha, recuerda esos primeros pasos con nostalgia y orgullo que a día de hoy les siguen sirviendo como aliciente. Los ojos de esta veterana del voluntariado de Protección Civil de Campillos han visto centenares de situaciones, algunas de ellas complejas y difíciles de sobrellevar: búsquedas de personas desaparecidas, inundaciones, incendios y situaciones extremas que han puesto a prueba su resiliencia.
Aunque hay algo que se repetía en todos los casos: «Nunca hemos bajado los brazos», afirma con firmeza. Una premisa que cumplieron durante las inundaciones de 2018, donde Delgado revive de manera angustiosa: «Era imposible llegar a las personas que pedían ayuda. Los servicios de emergencia no podíamos avanzar. Fue una noche terrorífica que se quedó grabada en nuestra memoria», recuerda. Aunque nada comparable con su experiencia hace apenas unas semanas cuando se desplazó hasta Valencia durante la DANA que dejó más de 200 muertos en nuestro país.
Al escuchar hablar a Sonia Delgado sobre su experiencia en Valencia es casi inevitable que los pelos no se ericen. Fue allí sola, tras una llamada de auxilio desde el Ayuntamiento de Moncada, mientras otros compañeros no pudieron acompañarla por compromisos laborales. Lo que encontró en aquella tierra devastada fue mucho más que desolación: encontró el lado más humano de las tragedias. «Las personas te lo daban todo, aunque no tuviesen nada. Me ofrecían sus casas para dormir, aunque ellos mismos no tuvieran donde estar. Una niña pequeña, llena de barro, se agarró a mi sudadera y pensé que se había perdido. Pero no. Vino solo a darme las gracias. Momentos así te marcan para siempre», intenta relatar mientras reprime la emoción con todas sus fuerzas para poder seguir adelante con la historia.
Sonia Delgado
Jefa de Protección Civil de Campillos
Lo que está claro es que escuchando hablar a Sonia Delgado queda evidenciado que para ella los momentos especiales no se miden por la grandeza, sino en pequeños detalle que llega a tocar la fibra sensible. ««El momento con aquella niña en Valencia es, sin duda, el que más me ha marcado. Pero también la ilusión de los niños en feria cuando les ponemos las pulseras de identificación. Esas caras de felicidad son lo que nos da energía para seguir». Aunque también hay momentos duros que dejan cicatrices que no se olvidan: «Las búsquedas de personas cuando encuentras un cuerpo sin vida o la muerte de nuestro compañero bombero en las inundaciones de 2018 son cosas que no se olvidan. Te marcan para siempre».
Estas anécdotas son las que le siguen dando fuerza al grupo de voluntarios para proseguir en su misión de estar otros 25 años en activo. Durante este tramo temporal Protección Civil de Campillos ha crecido y se ha fortalecido. Tanto es así, que hoy cuentan con una sede equipada, cedida por el Ayuntamiento de la localidad; una plantilla activa de unos 20 voluntarios y la formación constante para estar cada día más preparados: «Estamos siempre preparándonos, formándonos en primeros auxilios, incendios y rescates, para poder actuar con profesionalidad en cualquier emergencia», explica.
Protección Civil de Campillos mira hacia adelante con la misma fuerza que los ha mantenido en pie durante estos 25 años. El apoyo del Ayuntamiento, la Junta de Andalucía y Diputación es fundamental, pero Sonia lanza un mensaje claro: «Queremos que se vea al voluntario de otra manera. No solo estamos aquí para cortar calles. Estamos formados para mucho más, y nuestra labor es crucial en situaciones de emergencia».
Para cerrar, Sonia Delgado rescata una frase que define el espíritu de la agrupación y que, como ella misma reconoce, encierra todo el sentido del voluntariado: «El esfuerzo desinteresado para llevar alegría a los demás será el comienzo de una vida más feliz para nosotros». Porque, al final, dar lo mejor de uno mismo, a cambio de nada, es el verdadero regalo que Protección Civil de Campillos lleva 25 años entregando a su comunidad.
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