Grupo de niños en una aldea de Chad. SUR

Alhaurinos en África: la asociación Eo,Eo participa en un proyecto de cooperación internacional en Chad

Alhaurín de la tORRE ·

Miembros del colectivo juvenil viajan al país africano para ayudar en la reapertura de un centro de acogida y enseñanza para niños

Lunes, 30 de noviembre 2020, 00:56

La asociación Eo,Eo de Alhaurín de la Torre traspasa fronteras. Miembros del colectivo juvenil han viajado a África para participar en un proyecto de cooperación internacional en la República del Chad, uno de los países más pobres del continente. En el contexto de ... pandemia mundial, voluntarios de varios países trabajan desde hace varias semanas en las pequeñas aldeas del país, para conseguir la reapertura de un centro de acogida y enseñanza para niños. Aunque no hay gran incidencia de coronavirus, muchas personas mueren a diario por no poder sufragar los gastos del tratamiento de la malaria, «a pesar de costar 1,5 euros», según relata Daniel Vega, presidente de la asociación Eo,Eo y ahora voluntario en este país africano, donde permanecerá previsiblemente hasta enero. «Queremos poner en marcha el centro escolar y enseñar a los habitantes de la zona a poder gestionarlo por sí solos».

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Este centro, puesto en marcha por Cáritas España, es un campamento «abierto 24 horas 365 días al año», en el que se intenta dar cabida al mayor número de niños posible. «Está contemplado para 50, pero se prevé acoger a 56 pequeños», explica Vega, que asegura que trabaja «duramente» junto al obispo de la diócesis de Laï de cara a la reapertura del centro, prevista para esta semana «si no hay imprevistos».

Este centro, que se cerró en marzo, ofrece atención integral a niños huérfanos. «Se les da lo básico, tres comidas al día y enseñanza», cuenta el voluntario. Asimismo, tras las horas lectivas en las que se aprende francés, los niños tienen tiempo libre y talleres de costura y de carpintería. «Es un país un poco caótico, y estamos teniendo muchos inconvenientes para reabrir, pero es nuestra prioridad, es importante abrir este centro para dar cabida a todos los niños».

En cuanto a la vida allí, Vega asegura que es «muy sencilla y humilde», dada la alta pobreza. «No tienen apenas nada, comen dos veces al día con suerte, y siempre comidas muy sencillas, elaboradas con harina de trigo y de maíz». Asimismo, explica que la mascarilla es obligatoria en las grandes ciudades, pero no en los pueblos y aldeas. «Apenas tienen dinero para comprarlas».

En el caso de Vega, su llegada fue «complicada» ya que le detectaron un falso positivo en coronavirus. «Fue un momento duro para mí, porque te pilla lejos de casa, y las condiciones hospitalarias son muy diferentes a las de España. Finalmente todo quedó en un susto».

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Uno de los objetivos del proyecto es conseguir la coordinación de los empleados y sectores relacionados con este centro de acogida, para que puedan gestionarlo de manera adecuada una vez que los voluntarios se hayan ido. «Este proyecto lo arrancamos el año pasado, en coordinación con Cáritas España», recuerda Vega. Para este voluntario, una de sus motivaciones para volver a participar en este proyecto fue saber el triste final de uno de los niños, al que rescataron en un arrozal. «Lo trajimos al centro y lo recuperamos, pero luego supe que había muerto por la picadura de una serpiente. No tienen dinero para poder acudir al médico y mueren por problemas que no deberían ser serios».

En este sentido, el presidente de Eo,Eo anima a la población a colaborar en el proyecto. «Si hay gente interesada en ayudar, puede venir con todas las garantías. Lo único que se necesita es capacidad de gestión y liderazgo y dominar un poco el francés», explica.

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