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En periodos de sequía, es tradición que los vecinos de Viñagrande en Alhaurín de la Torre procesionen a San Francisco de Paula para rogarle que lluvia, con piezas de bacalao junto a él. Normalmente, esta salida se produce en otoño, aunque la acuciante sequía actual ... ha hecho que el santo vuelva a las calles del pueblo este mes de febrero, treinta y siete años después de la última procesión similar. Este viernes, vecinos de la Asociación Viñagrande, agricultores, autoridades municipales, cofrades y feligreses acompañaron al santo desde su templo, la ermita de El Alamillo, hasta la iglesia parroquial de San Sebastián.
Con una procesión amenizada por la Banda Municipal de Música, En un tiempo de «sequía extrema» los vecinos acompañaron a San Francisco por las principales calles del pueblo. Tal como marca la tradición, la imagen portaba a sus pies tres piezas de bacalao seco, símbolo por el que se pide intermediación del titular para atraer precipitaciones.
El alcalde, Joaquín Villanova, tampoco quiso perderse este curioso evento. El regidor, que llegó a portar al santo durante parte del recorrido, aseguró que la anterior salida extraordinaria con este formato se remonta casi cuatro décadas atrás, «con el mismo recorrido, seguimiento y fervor» y con San Francisco de Paula pernoctando en la iglesia de San Sebastián. Sin embargo, explicó que se produjo otra salida procesional «más modesta» hace unos 15 años.
San Francisco de Paula, muy vinculado a agricultores y pescadores, atrajo la atención de numerosos profesionales del sector en esta procesión extraordinaria por Alhaurín de la Torre, por lo que vecinos de otros puntos de la comarca también acudieron a rogarle las lluvias.
La barriada de Viñagrande siempre ha prestado gran devoción a este santo de origen italiano que vivió en el siglo XV y fue el fundador de la orden religiosa de los Mínimos, frailes modestos y austeros que tuvieron gran implantación en España de la mano de los Reyes Católicos, según detalla el investigador local José Manuel de Molina.
En Alhaurín de la Torre existía una ermita llamada de la Fuensanta con un manantial cercano al Arroyo del Valle con fama de aguas milagrosas incluso en tiempos musulmanes. Allí había una pequeña cueva con la imagen de una virgen que dio paso a la construcción de un convento denominado de Nuestra Señora de la Fuensanta del Valle. Este convento se empezó en 1592 aunque las obras no culminaron hasta el 28 de octubre de 1604. Llegó a su máximo apogeo a mediados del siglo XVIII, con un molino, casas propias y tierras que con la crisis de la Guerra de la Independencia acabaron vendiéndose, por lo que los últimos tres religiosos se vieron forzados a abandonar el convento con la Desamortización de Mendizábal.
Según De Molina, cerrado el convento, hoy esta imagen de San Francisco de Paula se venera en la ermita del Alamillo, oratorio público erigido en su nombre en 1875, recuerdo de la vinculación de Alhaurín de la Torre con esta orden. En 1936 la ermita fue saqueada para ser después recuperada y atendida por los dueños de la finca colindante, familia de Félix Sáenz y vinculados a los Arcos Von Hartman.
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