Soldados franceses de El Borge desfilan en Ronda

Benaoján contra Napoleón

La localidad fue la que más ataques de los franceses resistió en la Serranía de Ronda, hasta 70

Vanessa Melgar

Lunes, 31 de octubre 2016, 00:00

Las recreaciones históricas, de un tiempo a esta parte, se han puesto de moda entre muchas poblaciones que han decidido poner en valor un trozo de su pasado. La mayoría se mueven entre la verdad y la ficción y suponen un verdadero esfuerzo por parte de los vecinos, que dan vida a sus antepasados, y también por estudiosos, ya que la historia más local suele adolecer de investigaciones que la rescaten del olvido. Benaoján, en el Valle del Guadiaro, en la Serranía de Ronda, está en ello. Manuel Becerra, un escritor natural de la localidad, está inmerso en la publicación de un libro sobre la resistencia que ofreció esta población en la Guerra de la Independencia, mientras que el Ayuntamiento, que dirige Soraya García, está impulsado una recreación sobre este período.

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Así, cabe destacar la defensa que hicieron los vecinos de Benaoján ante las tropas de Napoleón. Y es que este pueblo llegó a soportar hasta 70 ataques por parte de los soldados galos que no consiguieron someter a la población: Fue una heroica defensa contra las embestidas e intentos de dominar a esta villa entre 1810 y 1811, lo que hizo que el propio José Serrano Valdenebro (nacido en Cortes de la Frontera y considerado un héroe en la expulsión de los franceses de la zona) la nombrara la 'Numancia de la Sierra'. Durante ese tiempo jamás subyugó Benaoján ni permitió a los soldados invasores alojarse en sus casas, ni mucho menos contribuir con un maravedí. Es más, su férrea resistencia contribuyó a la libertad en más una ocasión de los pueblos de la Serranía, como en el caso de Montejaque, explicó Becerra que está recopilando la documentación sobre estos hechos.

Benaoján ocupó una posición estratégica por su proximidad a Ronda. Desde este pueblo, las tropas españolas podían planificar cualquier intento de tomar la ciudad del Tajo (ocupada desde febrero de 1810 hasta el 26 de agosto de 1812) pero, por su posición, Benaoján también se situó en primera línea de las acciones de control de la Serranía por parte de los franceses. Tan solo en alguna ocasión, lograron quemar algunas casas de Benaoján y tomar prisioneros. Entonces cuatro vecinos fueron aprehendidos y se produjo uno de los más claros ejemplos de hasta que punto llegaba la negativa del Concejo de Benaoján y su vecindario a no capitular y someterse a los designios del rey Francisco I. El comandante francés de Ronda amenazó con arrojarlos por el Tajo de Ronda si la villa no se rendía, a lo que se respondió, sin plegarias ni lágrimas de sus parientes, que acceder a ello sería la ruina de todos los vecinos y no consentirían manchar sus nombres, por lo que los cuatro vecinos fueron arrojados al vacío, contó Becerra.

La lucha entre benaojanos y franceses fue tal que éstos últimos ordenaron que ninguna casa del pueblo quedara en pie, que se quemasen y que todos los vecinos fueran llevados, vivos o muertos, hasta Ronda. También se dieron instrucciones de que todo aquel que diera asilo a un vecino de Benaoján fuera considerado enemigo de la Patria.

El ataque más duro, explicó Becerra, se produjo el 10 de septiembre de 1810. Estuvieron a punto de quemar Benaoján pero gracias a José Aguilar y el valor de las partidas de Benaoján, Cortes de la Frontera, Villaluenga del Rosario y Algatocín se evitó la gran desgracia, dijo Becerra.

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Una vez que finalizó la contienda, el estado en el que quedó Benaoján debió ser lamentable. La ausencia de documentación nos priva de conocer de primera mano las consecuencias de treinta meses de guerra, dijo Becerra. Como venganza por la resistencia ofrecida, los franceses parece que al final, en 1812, cuando se disolvieron las partidas, arruinaron el pueblo, aunque no se rindió ni aceptó a José I como rey, no se sometió. Llegaron hasta a talar los árboles de los campos de Benaoján y arrebatar su ganado. Por ello, los vecinos pidieron al rey Fernando VII que se le eximiera del pago de tributos durante diez años, que sus ganados pudieran pastar en las dehesas comunes de los reinos de Granada y Sevilla y ser capital de la Serranía de Ronda, que pasaía a llamarse Serranía de Benaoján. De todas estas peticiones, lamentablemente, solo se le concedió la de no contribuir con ningún impuesto, además del título de Muy Noble y Leal, finalizó el citado escritor benaojano.

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