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Vanessa Melgar
Domingo, 6 de diciembre 2015, 00:29
A Aurelio Ortiz, vecino de la barriada de Salitre, dependiente de Algatocín, en la Serranía de Ronda, se le llenan los ojos de lágrimas al contar el calvario que ha sufrido, pero, al mismo tiempo, aflora su fuerza, la misma que le ha empujado a seguir luchando. Dice que está vivo porque tenía muchas ganas de vivir. Hace más de 20 años, en 1989, sufrió un accidente de tráfico que lo dejó en silla de ruedas. Su vida cambió, pero consiguió adaptarse y disfrutar de su pasión y su trabajo, la fabricación artesana de maquetas en miniatura. No obstante, su periplo personal comenzó en febrero de 2010, cuando acudió al Centro de Salud de Algatocín con una herida que le dejó un grano en el glúteo derecho. Ésta derivó, explica, en una grave infección y una úlcera por presión. Cuando fue operado, el diámetro del «agujero», como él afirma, era de cinco centímetros.
Actualmente, Aurelio se ha recuperado, aunque sufre depresión y se está medicando. Por ello, reclama al Servicio Andaluz de Salud (SAS) 250.000 euros por daños y perjuicios por responsabilidad patrimonial de la Administración. Y es que finalmente «el grano, tras más de cuatro años de tratamiento, ha resultado ser lo que comúnmente se conoce como vello encarnado», recoge la citada reclamación.
«Considerando el personal sanitario que me atendió que era una escara, durante más de un año y medio me realizan curas casi a diario, de limpieza de la herida, pero como no la tratan con antibióticos, la infección se volvió severa, recurrente y muy dolorosa, no cerrándose la herida y agrandándose cada vez más», relató este vecino con 55 años y que vive solo en su casa en Salitre.
«Mareado» de un sitio a otro
La insistencia de Aurelio, al comprobar que su dolencia iba en aumento, le llevó a iniciar un sinfín de visitas a hospitales, desde el de Ronda al Civil, Carlos Haya, Clínico y Clínica Pascual, en Málaga. De uno en otro, solo, con su minusvalía, «mareándole», define. Llegó a postrarse ante la puerta del Centro de Salud de Algatocín y también ante el Hospital Civil de Málaga.
«Soy un paciente de riesgo, parapléjico, se debería haber activado un protocolo especial», continua. «Soy una persona, no una pelota», reza en una de las pancartas que utilizó.
En septiembre de 2012, incluso, le llegaron a diagnosticar en Málaga un fístula perianal compleja transesfinteriana, lo que complicaba la intervención quirúrgica, pero resultó que el diagnóstico fue erróneo. A principios de 2014 se operó y «la operación era mucho más sencilla de lo previsto, puesto que tras descartar en el mismo quirófano que se trataba de un fístula perianal compleja, se limitaron a tomar muestras de cultivo y biopsia y a practicar un legrado y lavado del lecho de la escara», argumenta en la reclamación.
Aurelio subraya que «fueron cuatro años de calvario por un diagnóstico erróneo, dieron por hecho que se trataba de una escara al ser minusválido, usuario de silla de ruedas, al ser muy común este tipo de lesiones, lo que provocó que no se tratara la infección en su momento, soportando curas dolorosas a diario y tratamientos ineficaces, quedando como secuela la úlcera glútea crónica de cinco años de evolución que se podría haber evitado de haberse aplicado desde el inicio el tratamiento médico adecuado», hace especial hincapié. «Un médico me llegó a decir que me estaban mareando», expresa.
Aurelio, antes de su calvario, vivía solo pero se tiró cuatro años precisando asistencia al tener que estar prácticamente todo el día acostado, para no que empeorara la herida, y todavía con su depresión está pagando las consecuencias. Ahora su lucha, paralela a la de recuperar día a día sus ganas de vivir, es otra: la de hacer justicia.
Supuesta manipulación
Además de la reclamación administrativa ante el SAS, Aurelio ha acudido a la vía judicial debido a las dificultades, subraya, que está teniendo para obtener la documentación que necesita. De este modo, su abogado, en nombre de él, presentó una denuncia, el pasado 25 de noviembre, en los juzgados rondeños mediante la que solicita al Centro de Salud de Algatocín su expediente de asistencia «que obraba en dicho centro de salud y que ha observado como se le ha hurtado información y documentos y en algún caso presuntamente se le han manipulado éstos con el único fin de influir en la reclamación administrativa que mantiene contra el SAS», recoge la denuncia a la que ha tenido acceso también este periódico.
Sobre el caso de Aurelio, desde la delegación territorial de Salud de la Junta de Andalucía no quisieron pronunciarse y se limitaron a remitir a este periódico al Área Sanitaria Serranía de Málaga, en Ronda, a la que pertenecen el Centro de Salud de Algatocín y el Hospital Comarcal de Ronda. Igualmente, tampoco entraron en materia desde esta institución y se refirieron únicamente a la denuncia presentada ante la justicia y a la petición de documentación al Centro de Salud de Algatocín por parte del afectado. «A este usuario se la ha entregado la información y documentación clínica disponible en nuestro centro sanitario sobre su proceso asistencial. Ha sido atendido en varias ocasiones por distintos responsables y profesionales y en la última, que tuvo lugar a finales de noviembre, se le ha indicado que revisara todos los datos entregados sobre las actuaciones clínicas recibidas», relataron desde el Área Sanitaria Serranía de Málaga.
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