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La Pasarela Larios vistió anoche a la mujer empoderada, a esa que se atreve con transparencias y superposiciones, a la que pisa fuerte con diseños que no pasan inadvertidos, a la que cuestiona los roles de género... Incluso a la que desafía la lluvia. Un chaparrón irrumpió como invitado de última hora al desfile y obligó a suspender la parte final del evento, no sin antes cruzar la calle Larios bajo el aguacero las modelos de Gemma Melé. Las gotas cesaron, pero con la larga alfombra azul mojada y el público casi en estampida, la organización decidió aplazar hasta hoy (el turno de las firmas comerciales) a quienes se quedaron en camerinos. Entre otros, Javier Alcántara, el diseñador malagueño que iba a recoger el Alfiler de Oro por su trayectoria. Si el tiempo lo permite, hoy será su día.
Antes de que la lluvia aguara la fiesta de la moda, ocho diseñadores mostraron sus creaciones en la octava edición de la pasarela de alta costura más larga de Europa, organizada por Nueva Moda Producciones, Ayuntamiento de Málaga y Linda Magazine. 300 metros de alfombra azul que inauguró Rafael Urquízar con sus propuestas para la novia de 2019. El diseñador renueva la tradición. El blanco hace tiempo que no es el único color y él lo reafirma con una falda de tul verde agua o con cinturones y guantes burdeos que aportan otro aire al estilismo. Las formas también van más allá del modelo princesa o el corte sirena. Sus vestidos están hechos con flecos, con aperturas en la parte delantera o todo de una pieza con unas originales mangas murciélago.
La música épica anticipaba lo que mostraría Leo Norma Woman. Una colección que parecía inspirarse en las reinas de los grandes imperios, en una mujer poderosa que brilla. Túnicas barrocas con bordados en tono dorado y azul eléctrico –y en algún caso cubierto con capa–, un vestido de terciopelo que dejaba ver el costado y un sugerente diseño de hojas estratégicamente colocadas fueron algunas de sus apuestas. La colección masculina se quedó en puertas de salir.
Aún no llovía cuando Livia Montecarlo, la única diseñadora extranjera de la noche, trasladaba a la playa con una elegante colección de baño donde mandaban el negro y el azul marino. Sobre ellos, cinturillas y tirantes dorados, rojos o blancos para acentuar las formas. El bañador confirma su 'revival', con el mismo peso o más que los bikinis, a veces lisos, otras con interesantes texturas. Desaparecen, eso sí, los trajes de baño 'minis'.
Montesco se cuestiona los roles de género vistiendo a una mujer femenina con prendas hasta hace no mucho reservadas al hombre. El traje sastre marca la figura en la colección de Carlos Aguirre y Mario Camino. Y lo hace, además, con estampados clásicos –rayas diplomáticas, pata de gallo– que se modernizan con arriesgados patrones. Original la chaqueta abotonada a la espalda, combinada con una corbata.
Se titulaba 'Power flowers' y le acompañaba la canción 'Hotel California' de los Eagles. Ángel Palazuelo viajaba en el tiempo aportando sofisticación a los últimos hippies. Las flores dominaban las prendas, superpuestas en camisas blancas ajustadas con un cinturón para ellos y en vestidos de encaje negro para ellas.
Juan Segovia se encargó de vestir a la perfecta invitada, a aquella que no está dispuesta a pasar inadvertida en una celebración. Sus vestidos son de todo menos planos. Combinan colores, formas, texturas en diferentes capas y diseños asimétricos, donde no faltan los brillos. Muy llamativa la boina que eligió para ellos y el vestido con escote en forma de estrella.
Con Sandra Rojas, las novias volvieron a tomar la pasarela con interesantes propuestas como el diseño abotonado por delante, el palabra de honor completado con tul en cuello y espalda o la capa de larga cola. Y entonces empezaron a caer las primeras gotas. Gemma Melé decidió seguir adelante y mostrar sus vestidos de caídas finas y elegantes, pero las modelos desfilaban ya por una calle Larios llena de paraguas y público en pie en busca de refugio. Tras unos minutos de incertidumbre, se suspendió el evento. Ellas terminaron el pase como si nada, con la mirada fija en el final de la pasarela y paso firme. La profesionalidad por delante.
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