El glamour se despide de la calle Larios

El 'Yo ya no quiero ná' de Lola Índigo retumbaba desde los altavoces, pero el público lo quería todo. Y Ágatha Ruiz de la Prada no defraudó, ofreciendo unos looks llenos de vida y repletos de diversas tonalidades, como si de una oda al color se tratase -rasgo tan característico de la diseñadora madrileña-. Las modelos reían, a juego con las peinetas con rostros sonrientes que lucían en su cabello, y a su paso se iban ganando el cariño de los asistentes. Pura alegría y positivismo desde el primer minuto, una tónica que también continuó con Aurora Gaviño, que para esta ocasión estuvo acompañada de sus dos hijas. Juntas mostraron una colección de elegantes blusas en las que se dejaban ver abundantes encajes teñidos a mano -tan propios de esta diseñadora-.

La alfombra azul se fue 'de fiesta' con Nati Jiménez y dio el 'sí, quiero' con Deiver Luengo. La diseñadora devolvió el color a los 300 metros de tapiz con prendas de fiesta y ceremonias, prevaleciendo los tonos azules y rosados, con remates en forma de pedrerías y plumas. Luengo, por su parte, quiso homenajear a las mujeres que marcaron un antes y un después en la historia con su colección de novia 'Viva', cuyos diseños dejaron boquiabiertos a los asistentes.

El rumbo de los desfiles cambiaba de dirección y las modelos caminaban hacia la Plaza de la Constitución, mientras que las prendas de Livia Monte-Carlo -especializada en ropa de baño para hombres y mujeres-, Catalina García y la firma valenciana Look At Me, rejuvenecieron por completo el desfile a través de sus colecciones, en los que destacaban los colores, estampados florales y las indumentarias ajustadas. Tras ellos, Raquel Vargas y Andrés Rigolón recibían el premio Silvia Moreno Poom Málaga Fashion Week, como mejores modelos de esta edición.

Pero los reconocimientos no se quedaron ahí, y también hubo espacio para premiar a los jóvenes talentos que poco a poco se van abriendo paso en el mundo de la moda. Para esta ocasión el premio vino por partida doble, alzándose con él los diseñadores Andrea Mazzone y Miguel Ángel Ocón, cuyos diseños podrán contemplarse en la próxima edición de la Pasarela Larios, una oportunidad que ambos no dudaron en agradecer.

La noche dio para mucho, también para que la tendencia de los desfiles diese otro giro de 180º, esta vez con la firma Kenia Paternina y sus diseños, que presentaban una marcada tendencia árabe, en la que reinaban los patrones llenos de encajes y la pureza reflejada en los tonos blancos. Esa inocencia quedaría fracturada por Antonio Arcos -ganador del MFW 2021- y que este año presentaba su nueva colección. Rompedora, atrevida y apostando por los tonos turquesas, las pedrerías y el brillo, se ganó el calor del público, que no dejó de aplaudir durante todo el desfile de este joven diseñador. También hubo tiempo para la marca Málaga de Moda, que llenó la alfombra con un sinfín de diseños, cada uno de ellos con la seña de identidad propia de los diferentes modistas que lucieron sus colecciones durante cerca de 10 minutos.

El sexo masculino tomó el relevo al femenino, y ellos fueron los encargados de lucir la nueva colección de Félix Ramiro. El diseñador -todo un referente nacional en lo que respecta a la moda masculina- presentó unos diseños que mantuvieron esa línea tradicional adaptada a los estilos más vanguardistas propias de Ramiro, y aptos para todo tipo de celebraciones. La música cesó incluso antes de que los modelos pudiesen completar su desfile y los focos dejaron de aportar luz a una Pasarela Larios que se despidió hasta el próximo año que, si nada lo impide, volverá a llenar de moda esta arteria de la ciudad durante el mes de septiembre. Hasta su regreso, los diseñadores se irán con la moda a otra parte, pensando ya en sus futuros diseños. La moda tampoco duerme.