

Secciones
Servicios
Destacamos
Lorena Codes
Lunes, 1 de agosto 2016, 00:10
Para un fashionista (del inglés fashion, apasionado de la moda) entrar en la casa de Jénnifer Urbano debe ser lo que a un goloso introducirse en las cocinas de Godiva. Un placer que sólo pueden entender aquellos que siguen las tendencias de la moda casi como un mandamiento, como un estilo de vida. Desde muy pequeña, esta joven nerjeña ha sentido fascinación por vestir à la mode. Asegura que apenas sabía hablar cuando comenzó a elegir sus looks para ir al colegio y a decirle a su madre lo que no quería ponerse. Con diez años llegó su primer bolso de firma, uno de Purificación García, y a los 18 recibió como regalo de cumpleaños uno de Louis Vuitton. Sería el primero de muchos, ya que se trata de una de las firmas de complementos que más abunda en su armario. Más que armario, vestidor. Más de cuarenta metros cuadrados en los que caben referencias de los diseñadores y casas de moda más importantes del mundo. Hasta tres pasillos de estanterías albergan los más de 400 pares de zapatos que posee, ordenados por escala de color. Entre ellos hay modelos de Miu Miu, Prada, Loubotin, Valentino o Charlotte Olimpia, aunque reconoce que sus favoritos son los exclusivos diseños de Sophía Webster. Una decena de percheros de tres metros de largo exponen miles de prendas, desde camisetas básicas hasta las prendas más exclusivas. Desde hace unos años buena parte de estas perchas están dedicadas al diseño español, en especial a los jóvenes talentos como Beatriz Peñalver (tiene más de treinta prendas suyas) o Moisés Nieto, entre otros.
Para acceder bien a todas las perchas la malagueña ha colocado una especie de pasarelas de madera entre los pasillos, que se han convertido en el improvisado plató de sus apariciones en redes sociales, cuyos seguidores se cuentan por miles.
Este espacio es sólo una parte de la casa situada en el centro de Nerja. Un hogar diseñado con las últimas tendencias en decoración, especialmente con toques de estilo nórdico. La entrada a la vivienda familiar de Jénnifer es todo un acierto arquitectónico. Para dejar pasar el máximo de luz a los pisos inferiores y a la vez aprovechar la propia, su marido y ella decidieron convertir un patio en una zona de estar con suelos de cristal, que dejan pasar el máximo de claridad a los niveles inferiores y también al propio, al no tener paredes ni ventanas. Este espacio diáfano está decorado con pequeños cuadros de jardín vertical, una idea original que aporta frescura al conjunto. Unas butacas de bambú y una mesa realizada a partir de la base de un árbol centenario conforman un ambiente de aire tropical, muy relajado.
Este foco de luz central que divide la casa en dos zonas proporciona la luminosidad suficiente a todas las demás estancias. A la derecha queda el vestidor de Jennifer y la zona de lavandería y en el otro ala de la vivienda se sitúan la mayoría de las habitaciones. La zona de estar de la casa es abierta, es decir, cocina, office, salón y comedor están unidos visualmente. Una de las estancias más especiales es, precisamente, el office, presidido por un piano que suele tocar el marido de Jénnifer. Sobre éste y por todo el perímetro de la habitación se exponen los discos de oro y de platino de artistas como Bob Dylan, Elvis Presley, Rolling Stones o Aerosmith, entre otros. Los adquirieron en la subasta del material de un Hard Rock Café en Alemania. Sobre estas joyas de la música cuelgan lo que para esta pareja tiene aún más valor, las decenas de pases vips de conciertos de Celine Dion, su cantante favorita a la que han visto en directo en numerosas ocasiones. La última vez, hace apenas una semana, en un viaje relámpago y sorpresa a París, regalo de cumpleaños de su marido.
Tal es su admiración por la artista francesa, que su hija se llama Celine. «Nos gustaba el nombre y suena bien en varios idomas, mi marido es de origen belga y queríamos que fuese más internacional», aclara Urbano, mientras muestra la que es quizá la habitación más especial de la casa, la de la pequeña. Un dormitorio infantil nada típico, ya que huye de los tonos rosas y celestes. El gris es el color de base, sobre el que se construye un interiorismo actual, con detalles adquiridos en mercadillos de Nueva York y otras ciudades que han visitado juntos. Destaca el rincón de los cuentos que la propia Jénnifer ha ideado y donde piensa leer junto a Celine en el futuro. Baby Celine tiene su propio baño y, lo que es menos usual, un vestidor igual que el de su madre, aunque no tan grande. En él hay prendas poco propias para su edad, como tres cazadoras perfecto de piel, por ejemplo.
También el dormitorio de la pareja es en suite, con el baño integrado a través de un cristal. Hay pocos muros en esta casa cuya baza principal es la fantástica luz natural que llega a todas las estancias. Recientemente, de hecho, realizaron una reforma para integrar la terraza, con poca utilidad, en la zona de estar. Ahora es un enorme comedor flanqueado por paredes de cristal. Ahora decorado con coloridos cojines de Maisons Du Monde; en invierno vestido con la calidez de una chimenea y las velas que siempre presiden la mesa. «Es uno de nuestros rincones favoritos, alrededor de esta gran mesa hacemos mucha vida», destaca Jennifer, centrada ahora en vivir con intensidad la experiencia de la maternidad. «La moda para mí es una forma de expresión, algo que me divierte y que me sale de forma natural, soy consciente de dónde está lo importante de verdad», concluye.
Publicidad
Rocío Mendoza | Madrid, Lidia Carvajal y Álex Sánchez
Encarni Hinojosa | Málaga
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.