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Lorena Codes
Martes, 2 de febrero 2016, 00:03
Para acumular en un mismo renglón los nombres que desfilan por la casa de Marta del Corral uno tendría que acudir a un libro especializado o a un museo. Piezas de mobiliario y arte que son el sueño de cualquier coleccionista y que esta gestora de proyectos culturales ha sabido integrar perfectamente en un entorno con solera, un edificio del siglo XVIII. Lo ha hecho de una forma natural, sin pretensiones, como lo aprendió en casa. Cada obra ha ido llegando a su vida por razones de trabajo, amistad o herencia, y ha trabado amistad con el resto sin imposiciones, tomándose su tiempo, como las parejas que están destinadas a ser por más vicisitudes que hallen en el camino. Al final cada una ha dado con su lugar y se sienten cómodas en el todo armonioso y sugerente que envuelve la vida de Marta y la de sus tres felinos compañeros de piso: Pelusi, Pelusa y Peluqui.
Su pasión por la cultura es heredada. De pequeña la familia ya la llevaba a exposiciones, incluso visitó la feria de arte contemporáneo ARCO siendo muy joven. Recuerda que antes de empezar la carrera de Historia del Arte le impactó especialmente la obra de Abraham Lacalle, hoy uno de sus artistas favoritos, con el que además ha tenido la oportunidad de trabajar. Y no solo arte. La malagueña aprendió a decir McIntosh o Martinelli antes de perder los dientes de leche. Unos cimientos sobre los que no era difícil construir una biografía alrededor de la cultura, el arte, la emoción, lo bello en definitiva.
Terminó sus estudios universitarios en Roma y se quedó tres años más, suficientes para dejar en ella una huella estética inmensa. A su regreso a Málaga se le presentó la oportunidad de trabajar como asistente de dirección en la galería de Alfredo Viñas, trabajo que desempeñó con pasión durante ocho años y que, según dice, le permitió aprender y disfrutar, al mismo tiempo que le enseñaron a volar sola y desempeñar su propia labor como gestora de proyectos culturales. Las paredes de la estancia principal de la residencia, el salón comedor, son testigos de esa intensa andadura laboral. De sus muros cuelgan obras de Chema Cobo, Abraham Lacalle, Eugenio Merino, Miki Leal, Jesús Palomino, Curro González, Noelia García Bandera, Juan Gopar, Juan Carlos Robles, Chema Lumbreras, Juanjo Fuentes, Javier Martín y Óscar Pérez, entre otros. «Lo mejor de mi trabajo es el contacto con los artistas, es tan enriquecedor», asegura. También la faceta de coleccionismo le viene de casa, algo que se nota en la maestría con que ha dispuesto obras muy diferentes en un diálogo compacto, coherente. Así, el arte se presenta como el hilo conductor del discurso decorativo de esta vivienda, en la que las piezas de mobiliario de diseño ejercen de aliados imprescindibles.
Como el Dustin Hoffman de Ray Man o el Robert Duvall de Apocalypse Now, hay secundarios de lujo que lo cambian todo.En este caso no se entiende ese salón sin el aparador McIntosh que preside el comedor o sin la lámpara Henningsen que lo corona. El capítulo de lámparas merecería mención aparte. Sólo en esta estancia figuran una Tramo en naranja vintage que destaca sobre un mueble art decó y una Kalff para Phillips de los años 50. No obstante, lo que más llama la atención es el modelo Cobra de Elio Martinelli que domina la escena de su dormitorio. Todas ellas, al igual que las piezas de mobiliario, son de Retrorama, Antigüedades Futuras. Ésta es la segunda parte de la vida de Marta, un espacio comercial con el que se ha propuesto dar salida a la mayor parte de una colección labrada durante años y que es una auténtica joya. Retrorama Shop está especializada en lámparas y elementos de decoración vintage de la segunda mitad del s. XX, nacional e internacional. Diseño retro, Space Age, diseño escandinavo, retro vintage español, ArtDecó, Bauhaus... todo original de la época. Una auténtica locura de venta online para los amantes de lo retro y el vintage.
Del Corral es una enciclopedia del diseño. Maneja las épocas y estilos con soltura, no sólo en lo que a vocabulario se refiere, sino también en su manual de uso y estilo. Combina con acierto lámparas con personalidad como las Stilnovo, Kaiser Idell, Helion, Fase, Lupela, Fog & Morup, Poulsen, Lyfa, Hammerborg, Artemide, Thore o Colombo, por mencionar sólo algunas de las que atesora su colección. Asesora de coleccionistas e interioristas, aconseja (tanto para el arte como para el diseño) «comprar una pieza por la que hayas sentido algo, un impacto, un capricho». «No hay prisa, cada casa va pidiendo sus propios compañeros de viaje y la decoración debe ser algo progresivo», apunta. Enemiga de adquirir mobiliario a juego o en conjunto, de llenar los espacios por llenar, aboga por los ambientes eclécticos y sin complejos. «Todo puede funcionar si se sabe integrar», apostilla. Su casa es un buen ejemplo de ello, una conjunción de elementos de épocas y estilos muy dispares que funciona. Ante todo es un espacio acogedor, que invita a quedarse. El refugio en el que Marta descansa cuando no está preparando una exposición o en labores de asesoría, buscando nuevas piezas de diseño o ayudando a encontrarlas para alguna producción cinematográfica o de teatro, por ejemplo. Junto a sus tres gatos, pongamos que en su viejo tocadiscos suena Puccini o tal vez Billie Holiday, entregada a la lectura de algún nuevo catálogo o metida en una película de cine italiano. Entrar en la casa de Marta del Corral es pegarse un atracón de belleza. Sin más.
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Rocío Mendoza | Madrid, Lidia Carvajal y Álex Sánchez
Encarni Hinojosa | Málaga
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