Decepción y cansancio. Lejos de la felicidad o la euforia esperada después de su victoria frente a Bertín Osborne en el juicio por la demanda de paternidad de su hijo que se ha celebrado este miércoles en los juzgados de Alcalá de Guadaira, en Sevilla, Gabriela Guillén ha regresado a Madrid seria y cabizbaja, sin ocultar su enfado porque el cantante ni siquiera se haya presentado a su cita en los tribunales después de ignorar sus intentos de solucionar el tema de la paternidad de su pequeño de forma amistosa y privada.
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