Marta Robles. e. c.
Marta Robles / Escritora

«Creo que ha habido mucha soberbia por parte de Irene Montero y del Gobierno»

«No creo en la política de la cancelación», advierte tras publicar un ensayo sobre la turbulenta vida amorosa de los grandes genios

arantza furundarena

Sábado, 3 de diciembre 2022, 01:17

El poema número 14 de los 'Veinte poemas de amor y una canción desesperada' de Pablo Neruda dice: «Quiero hacer contigo lo que la primavera hace con los cerezos». Y eso, 'Lo que la primavera hace con los cerezos' es el título del último libro ... de Marta Robles, una recopilación de intensas historias basadas en lo que puede llegar a generar el amor, el desamor y la pérdida en las mentes creativas, entre otras las de Tirso de Molina, Cátulo, Salgari, Sid Vicius, Caravaggio, Gertrude Stein, Dickens, Colette, Picasso o el propio Neruda. Y en 500 páginas por las que desfilan donjuanes, amantes atormentados, asesinos, campeones de la promiscuidad, fetichistas, misóginos, adictos a los triángulos amorosos...

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Sin llegar a tanto, la autora confiesa: «A mí también el amor me hace florecer. Tengo la suerte de estar bien casada y enamorada, algo que no es fácil. Pero soy una persona muy insegura y que me quieran me hace sentir como que creen en mí. Yo no creo nada en mí, así que cuando me quieren me siento en la obligación de no decepcionarles».

Es curioso porque a sus espléndidos 59 años («A las mujeres siempre nos preguntan cómo llevamos la edad y a los nombres no»), con su larga melena rubia, su inteligencia natural y su 1,73 de estatura, se diría que esta famosa y mediática periodista madrileña es la mujer más segura del mundo. Incluso, que está encantada de conocerse... Pero resulta que no. «Lo mío es pura fachada –asegura–. Ya lo conté en 'Haz lo que temas', el único libro que he escrito sobre mí y que supuso un estriptis integral, habría preferido plantarme desnuda en la plaza de un pueblo».

A esta mujer que en su adolescencia fue lectora voraz de novelas en una casa repleta de libros de Economía y Derecho, la inseguridad le viene, según dice, «de la falta de protección de mi padre y del exceso de protección de mi madre, que estaba todo el rato advirtiéndome: 'No hagas eso que te puedes caer...' Así que yo reaccionaba tirándome en parapente y volando en ultraligero, y eso que tenía vértigo». La inseguridad no se cura, solo se domestica. Y, según la escritora, no es fácil vivir con un inseguro, menos aún si se dedica al mundo de la creación. «Yo estoy todo el día consultándoles mis dudas a mi marido y a mis tres hijos. Soy una petarda integral», bromea.

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Basta hojear su nuevo ensayo para descubrir que muchos de los grandes creadores de la cultura universal han tenido biografías sentimentales bastante indefendibles. Empezando por el presunto violador Pablo Neruda, que en el libro figura en el capítulo de los misóginos, machistas y maltratadores junto a Quevedo, Picasso y el idolatrado pacifista John Lennon... Lejos de arrojar su obra a la hoguera, se declara contraria a la política de la cancelación. «Creo que los dones que reciben del universo ciertas personas son para compartirlos con los demás. Si han cometido un delito, que vayan a la cárcel, pero el mundo tiene derecho a su genialidad».

Pedir perdón

Autora de 'La chica a la que no supiste amar', una novela sobre el sórdido universo de la trata de mujeres, la periodista espera que la nueva ley «contemple el abolicionismo como es debido». Sobre la del 'solo sí es sí' se manifiesta perpleja... «No quiero entrar en los insultos porque me parece terrible que se produzcan –señala–, pero creo que ha habido mucha soberbia por parte de Irene Montero, de su equipo y del Gobierno. Llevamos muchas rebajas de condena y excarcelados y todavía no he oído entonar a nadie el 'mea culpa'. No sé por qué tenemos tanto miedo a pedir perdón».

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Opina que algunas feministas de nueva generación se creen «las más sufridoras del mundo», quizás porque no han echado la vista atrás... «Las que tenemos una edad y estamos vivas –advierte– hemos vivido situaciones tremendas. Yo he sufrido acoso en momentos determinados de mi vida y de mi trabajo. He sabido defenderme. Pero también he sentido mucha angustia y mucha rabia. He vivido momentos terroríficos. Pero eso no me ha hecho pensar ni que todos los hombres me van a agredir, ni que todos los hombres son malos ni que todas las mujeres somos buenas. Para que exista una verdadera igualdad tiene que haber mujeres buenas, malas y regulares, igual que hombres».

Con 17 obras publicadas, esta madrileña disfrutona y cultivadora de amigos, que de cría se gastaba la paga en novelas y, más que cerrar bares, cerraba bibliotecas, confiesa que hoy su casa está llena de libros... «Repleta –enfatiza–. No sé qué harán mis hijos cuando yo no esté».

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