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Stany Coppet: «Fui monaguillo porque me pagaban»

Stany Coppet: «Fui monaguillo porque me pagaban»

Tengo una educación cristiana, pero si buscas mi nombre en internet salen fotos de Khaled, el terrorista de ‘El Príncipe’, por eso no quiero viajar a Estados Unidos. Sin embargo, en Barbate me quieren hacer alcalde gracias a él.

miguel ángel alfonso

Martes, 9 de agosto 2016, 00:05

Terrorista en El Príncipe y, ahora, gánster en la serie Perdóname Señor.

Pero él no se ve cómo narcotraficante, sino como un empresario más porque tiene un negocio de transporte y un club. Al principio, estaba pensado para ser interpretado por un actor latino. Su padre era un diplomático que dejó a su familia arruinada cuando murió. Él ha crecido entre Francia y Barbate (Cádiz). ¡Qué contraste!

Ya tiene un hueco en la ficción en España.

Es una suerte para mí, no se pueden rechazar este tipo de papeles.

¿Le preguntan mucho por Khaled, su personaje de El Príncipe?

Te invito a que te des un paseo por Barbate y preguntes por él (risas). Hay mucho cariño por ese trabajo.

Y en EE UU, donde acaba de llegar la serie, ¿también hay cariño por su malvado personaje?

Es un país que me gusta mucho, pero te arrestan fácilmente y sin preguntar. No sé cómo van a gestionar esto de que sea un narco cuando cruce la frontera (risas).

Habla como si hubiera tenido malas experiencias...

Fui allí a ampliar mis estudios de actor. Un día, en Beverly Hills, estaba conduciendo mi coche, uno malo porque no tenía mucha pasta, me pararon y, antes de decirme nada, me pusieron las esposas y me arrestaron. Así que espero que la próxima vez que vaya no confundan la realidad con la ficción.

Ahora irá con un coche mejor.

(Carcajada) Seguramente.

Y pida un personaje que sea bueno para no tener problemas

Pero Bruno (el narco de Perdóname señor) tiene buen fondo, ayuda a la gente, tiene un camino de redención. Lo que pasa es que ha tenido que buscarse la vida por lugares oscuros.

¿Le gustó el polémico final de El Príncipe?

Sí. Parece raro porque la mayoría de la gente con la que he hablado no opina así. Imagino que es por las muertes de Fátima (Hiba Abouk) y Fran (José Coronado). Creo que el final dio coherencia a la realidad de la serie. Hacer un desenlace a lo Walt Disney, en plan Cenicienta o Blancanieves, hubiera sido forzado.

¿No le gustan los finales felices?

Es que creo que este es mejor para la serie en un futuro e incluso para la cadena en los próximos proyectos. La vida siempre acaba mal, hay que morir algún día.

En agua salada

En agua salada, con lágrimas o en el fondo del mar.

¿Cómo es Paz Vega, su compañera en Perdóname Señor, en las distancias cortas?

¿En las muy cortas? Una gran profesional y una persona genial. Tenemos unas secuencias muy íntimas y yo estaba muy impresionado por trabajar con ella, tener una estrella enfrente

¿Le dan reparo las escenas de sexo?

Ella viene de Hollywood, ha pedido por contrato no tenerlas conmigo (risas). Es broma. Es muy fácil darle amor en la ficción porque ella es muy guapa, lo tiene todo, incluso haciendo de monja.

¿Usted fue a colegios de curas?

Sí, estudiaba en una escuela privada con monjas. Ahora soy ateo, creo en la fuerza divina, aunque no en la de una religión en concreto. De pequeño fui monaguillo, pero lo hacía por buenas razones Me pagaban. Era una manera de ganar dinero.

¡Aquí se hace gratis!

Y en Francia no se paga en todas las parroquias.

Sin nostalgia de París

¿Cómo se siente en España?

Aquí la gente no es tan formal como allí, la distancia se reduce. La gente es muy amigable, muy cariñosa. En Andalucía especialmente. Me invitan a sus casas a comer, me preguntan si necesito algo ¡Después de este papel me voy a presentar a alcalde de Barbate!

¿No añora Francia?

Yo quiero trabajar donde me ofrezcan papeles, estoy a gusto en España con su calidad de vida. No debería decir esto, pero no quiero volver a París, allí la gente es muy agresiva, muy gris Con el tema del terrorismo hay un ambiente muy eléctrico y mi perfil no cuadra. Después de los atentados de noviembre, iba conduciendo por la ciudad y cada vez que me paraba en un semáforo sentía las miradas de la gente en las terrazas.

Tiene usted un problema con los coches

(Risas) Aquí en cambio me pitan y gritan: Hola, Khaled.

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