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nuria rozas
Martes, 5 de julio 2016, 10:24
Ni limpiar los establos de la Policía de Virginia (EEUU), castigo que le fue impuesto por golpear a su exnovia Rihanna en 2009, ni los calabozos a los que es asiduo, han hecho que Chris Brown, el rey del hip hop y los malos modales, se reforme. Su última fechoría la ha cometido en nuestro país. El rapero alquiló una mansión en Ibiza con sus amigos, aprovechando el paso de su gira por Europa y, tras un fin de semana de juergas y excesos, la ha dejado destrozada.
Según el propietario de la lujosa villa, digna de cualquiera de sus videoclips, tuvo que llamar a la Guardia Civil para que el músico y su tropel la abandonaran: parece que se negaban a hacerlo por sus propios pies. Allí se encontró varios regalitos: marcas de cuchillos por las paredes y vómitos y orina por los pasillos. Además de una deuda de 26.000 euros, cantidad que el artista debería haberle abonado por su estancia.
El asunto terminó con una denuncia de por medio, en la que el dueño le reclama más de 60.000 euros por los destrozos, además del alquiler, que el músico abonó después. Brown lo desmiente todo y ha difundido un vídeo por las redes sociales en el que se ve como quedó supuestamente el inmueble: lo máximo que había era rollos de papel por el suelo, toallas tiradas, la cama desecha... ¡Y ya! Ni rastro del desfase del que se le acusa.
Esta sería la segunda visita con polémica a España. En febrero evitó a sus fans su equipo de seguridad desalojó a los emocionados admiradores que le esperaban a las 4.30 de la madrugada en el aeropuerto del Prat y alquiló 21 habitaciones para él solito en el hotel. Dar el cante es lo suyo.
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