Boda multitudinaria. José Ortega Cano y Rocío Jurado se dieron el ‘sí, quiero’ en su finca sevillana de Yerbabuena ante 2.500 invitados. El pasado martes se cumplieron 20 años del enlace. Él tenía 41 años y ella 48.

Estaban tan ‘agustito’

Veinte años después de la boda de Rocío Jurado y José Ortega Cano, el clan no deja de acaparar titulares negativos. «Si ella levantara la cabeza, se volvería a morir»

Ester Requena

Domingo, 22 de febrero 2015, 22:55

En la cárcel todos los días son iguales. La rutina hace que poco se diferencie una jornada de otra... salvo el día de visitas o un esporádico vis a vis. Sin embargo, el martes José Ortega Cano tenía bien marcada la fecha del 17 de febrero en su cabeza aunque pasara gran parte del día en la soledad de su celda. Tampoco su hija Gloria Camila se olvidó. «¿Y lo bonito que fue? ¿Y lo que se querían? ¿Y la felicidad que se desbordó ese 17 de febrero del 95? Felicidades papá y mamá», escribió su pequeña. El aniversario lo merecía. Se cumplían dos décadas del sí, quiero del diestro a Rocío Jurado en una boda en la finca sevillana de Yerbabuena con 2.500 invitados y la parafernalia propia de un enlace entre la más grande de las folclóricas y un torero bien conocido en los ruedos. De esa época tan gloriosa en la que el maestro de Cartagena estaba tan agustito poco queda, salvo sus dos hijos, que adoptaron en 1999 en Colombia para completar la imagen de familia feliz. Veinte años después, ni los más agoreros podrían haber vaticinado que el clan terminaría «deshecho» en mil pedazos.

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El panorama podría definirse como desolador. Ortega Cano en la cárcel zaragozana de Zuera tras ser condenado a 2 años, 6 meses y un día por su responsabilidad en el accidente de tráfico en el que falleció Carlos Parra en 2011. José Fernando ingresado en una clínica psiquiátrica tras un tiempo también entre rejas por un altercado en un club de alterne junto a sus amigos. Un historial de adolescente rebelde y consumidor de drogas. Gloria Camila, a sus 18 años, parece la más centrada del grupo (estudia en Madrid en la Escuela Universitaria de Diseño, Innovación y Tecnología) aunque no ha dudado en publicar que su hermana mayor no la llama ni para felicitarle el cumpleaños. Quizás porque Rocío Carrasco bastante tiene con lidiar con lo suyo: su hija Rocío, Ro, la ha puesto como un trapo desde que cumpliese la mayoría de edad. Sin olvidar el culebrón de Amador Mohedano y Rosa Benito, del que han sido testigos los platós casi a diario, con alguna que otra intervención de Chayo Mohedano con sus propios problemas sentimentales... Una familia a la que no le falta un detalle. Incluido algún que otro roce por la herencia de la tonadillera pese a que lo dejó todo bien atado.

¿Qué pensaría la más grande si viese lo que está ocurriendo?

Se volvería a morir, le daría un síncope. Para ella hubiera sido un disgusto tremendo el estar en la prensa por estos temas todos los días.

Así responde la periodista Rosa Villacastín, que recuerda que cuando Rociíto se separó de Antonio David (en 1999), su madre «llamaba llorando para pedirnos que no criticásemos mucho a su hija, que era una niña y que tenía que cometer sus errores. Así que imagínese cómo estaría ahora».

Precisamente con la muerte de la folclórica a los 61 años en 2006 comenzó el descenso a los infiernos del clan. El adiós a la Jurado por un cáncer de páncreas desbarató la familia, porque ella ejercía de nexo de unión. Su viudo se sumió en una profunda depresión y se quedó totalmente desorientado, como recuerda Villacastín. Los hermanos del torero comenzaron a estar más pendientes de los niños, en especial Carmen, que aún hoy ejerce como una segunda madre para ellos. Ortega Cano reunió años después fuerzas para volver a torear e incluso participó en el concurso ¡Mira quién baila!, pero no era el mismo. Más introvertido que de costumbre, solía encerrarse en una habitación a escuchar cantar a su Rocío durante 3 ó 4 horas para olvidarse de todo. Un accidente de tráfico le dio un nuevo giro a su vida: no solo llegó a debatirse entre la vida y la muerte, sino que se sentó en el banquillo como responsable del choque en el que falleció el otro conductor. El juicio terminó con una condena por delito de homicidio imprudente y conducción temeraria. Sus problemas de corazón no le eximieron del difícil paseíllo a la trena.

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La novia que se hizo esperar

  • una boda cañí

  • No era una boda más entre una folclórica y un torero. Se casaba la más grande con un diestro de lo más mediático en su finca sevillana de Yerbabuena y ante 2.500 invitados. Y con lo más granado de la sociedad española como testigo Cayetana de Alba, Finito de Córdoba, Federico Trillo, Carmina Ordóñez, Joan Manuel Serrat...

  • Por fin Rocío Jurado y José Ortega Cano sellaban una historia de amor que comenzó en una clínica dental. Un flechazo que hizo que la cantante pidiese la nulidad de su matrimonio con Pedro Carrasco para darle el sí, quiero al matador vestida con un diseño del colombiano Carlos Alberto Zapata. La novia se hizo esperar llegó una hora y media más tarde al altar ante el nerviosismo del diestro. Ortega Cano incluso se bloqueó a la hora de colocarle la alianza y no sabía en qué dedo iba. La artista no se quedaba atrás y la tensión del momento también le pasó factura

«La cárcel le va a ayudar a hacer balance y centrarse; está teniendo tiempo para meditar, leer mucho y escribir sus memorias, que ya está preparando. Además, cuenta con el apoyo de sus hijos y de Ana María Aldón y del pequeño José María, es decir, que tiene motivos para luchar», enfatiza Villacastín. De Zuera saldrá un nuevo Ortega Cano, ese que ya atisban sus amigos ganaderos que se cartean con él, como revela la periodista. Lo notan muy positivo, pero no esconde que se encuentra molesto con ciertas personas a las que consideraba amigas y que no han dado señales de vidaen estos meses.

El cambio y no solo físico se notó en su primer permiso penitenciario en Navidades, en el que anunció su próxima boda con su novia. A partir del lunes podría tener más tiempo para preparar el enlace, ya que el torero ha cumplido un tercio de la pena y optará al tercer grado, con el que, siempre que se lo concedan, habrá dos opciones: salir en libertad los fines de semana completos o, por el contrario, disfrutar a diario de la libertad pero durmiendo en prisión.

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Carácter difícil

Otro de los espinosos frentes del clan ha sido José Fernando. Con la mayoría de edad saltó su carácter problemático, aunque ya de niño su madre lo llevaba a la clínica López Ibor, donde ahora se encuentra ingresado. Con su padre entre rejas, sus tíos y, sobre todo, Gloria Camila le han animado a seguir una terapia a la que se negó durante un tiempo, lo que tantos disgustos dio al diestro.

Curiosamente, la pequeña ha sido la única que no ha protagonizado escándalos sonados... salvo sus declaraciones sobre el poco, o más bien nada, contacto con Rociíto. Gloria Camila se ha convertido en uno de los pilares de su sobrina Ro, que no se dirige la palabra con su madre desde una sonora pelea en 2012. La chica, de 18 años, quiere estudiar Psicología y olvidarse del mundo de la farándula. Presume de que su verdadera familia pasa solo por su padre, el exguardia civil, y su actual mujer, Olga.

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Rocío Carrasco no ha entrado al trapo sobre las duras palabras de su hija y de su ex. Tampoco estos meses en los que ha presentado Hable con ellas en Telecinco, su vuelta a la televisión tras años casi enclaustrada en su casa junto a su inseparable Fidel Albiac. Un regreso del que se especuló que habría sido motivado por su interés en proteger a su familia. Y qué mejor que aliarse con Telecinco, la cadena más rosa, para frenar las maledicencias sobre ellos. Rociíto zanjó los rumores argumentando que simplemente le interesaba el proyecto. Y punto.

A Amador, el padrino de boda y hermano pequeño de la Jurado, las cosas no le han ido mucho mejor. Convertida Rosa Benito, su ex mujer, en la nueva Belén Esteban tras su paso por Supervivientes, comenzaron a salir a la luz las infidelidades y deudas del propio Amador. La pareja terminó en un polémico divorcio retransmitido con todo detalle en los platós. Y como invitada estrella del culebrón, la hija de ambos, Chayo Mohedano, que no ha logrado despuntar como cantante y sí ha hecho correr ríos de tinta en las revistas por su relación con Antonio Tejado, sobrino de María del Monte. Ahora ha vuelto al candelero porque prepara un espectáculo musical con su madre, una habitual en la mesa de Sálvame.

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«Rocío Jurado era la columna vertebral económica de los Mohedano y todo se desmoronó al morir», recuerda Rosa Villacastín. La periodista lo tiene claro: «Con ella viva, nada de todo esto habría pasado».

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