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Ester Requena
Domingo, 16 de noviembre 2014, 22:34
De pequeña sus hermanos la llamaban Anita la fantástica por su imaginación, por soñar despierta. Pero, poco a poco, Ana Obregón ha ido cumpliendo todo lo que se ha propuesto. A sus 59 años eso dicen las hemerotecas aunque ella no habla de su edad, la actriz afronta su asignatura pendiente: el teatro. Debuta estas navidades con Sofocos Plus, una obra en la que junto a Tete Delgado, Elisa Matilla y Fabiola Toledo desdramatiza la menopausia. Le espera un intenso año de gira por todo el país.
¿Tiene muchos sofocos?
Ja, ja, ja. Pues todavía no. Pero lo que hay que hacer es ir al teatro a ver si tengo o no en Sofocos Plus.
Fuera del teatro, ¿qué le da sofocos?
Me da sofocos todo lo que se refiere a la política: la corrupción, que nos roben el dinero unos y otros, que no haya desgraciadamente otros partidos... No quiero que seis de mis doce meses de trabajo sirvan para que roben en Andalucía con los EREs o para que uno vaya a ver a su amante a Canarias... Quiero pagar para que haya mejor sanidad, educación...
El teatro era de las pocas cosas que le quedaba por hacer...
Era mi asignatura pendiente tras 33 años en este oficio. Y es como la prueba de fuego, porque creo que nadie es un actor completo hasta que hace una obra de teatro.
Lo compaginará con una serie en México, porque participa en la adaptación de Ana y los siete...
Me hace mucha ilusión, porque Ana y los siete es la serie más vendida en todo el mundo. Cuando en el año 2000 dije que había escrito una serie, hubo muchas carcajadas y ahora se las han tenido que tragar.
¿Qué le queda por hacer en esta vida?
Todo. ¡Absolutamente todo! Soy una persona con muchas inquietudes y creatividad.
¡Y también vestirse de blanco!
También me queda eso, pero nunca ha sido una de las metas de mi vida. Y ya me he casado entre cine y series ocho veces, así que ya he cumplido...
sin parar
Ana Obregón debutará en el teatro el próximo 26 de diciembre en Valencia, donde pasará parte de las navidades. Se tomará literalmente las uvas sobre el escenario, ya que tendrán función el mismo 31 de diciembre y la pararán durante las campanadas para recibir 2015 con el público. Dirigida por José Luis Iborra y con estilismo de Agatha Ruiz de la Prada, completan el reparto Elisa Matilla, Teté Delgado y Fabiola Toledo, quienes sobre el escenario cantan y bailan para ayudar a desdramatizar la menopausia. Tras Valencia comenzará una gira que seguirá por Baleares, Asturias...
Aunque Ana Obregón estará durante un año en Sofocos Plus, la actriz cuenta con más proyectos. Participará en la adaptación mexicana de Ana y los siete e incluso tendría sobre la mesa un posible regreso a televisión.
No paran de buscarle novios, pero dicen que su corazón, aunque vacío, está contento...
No está vacío, está superlleno. Cuando no tienes pareja, tu corazón está más lleno porque es todo tuyo y no lo tienes que compartir. Si hubiera sabido que estar en pareja me iba a suponer tanto sufrimiento, no habría estado ni la mitad del tiempo que he perdido en problemas, lloros, discusiones...
Pues dicen que casi ha ligado más que Julio Iglesias...
No, lo que pasa es que se han inventado un mogollón de novios... y se los siguen inventando. Si fuera hombre no se los inventarían.
Tuvo lo suyo con Alberto de Mónaco. ¿Se hubiera imaginado como princesa?
Uy, no, por Dios. ¡Qué rollo! No sé guardar una pose; soy transparente y muy espontánea. Vamos, que no hubiera durado en el Principado ni un telediario (risas).
Su gran amor fue Antonio Martín, ¿no?
Sí, lo fue. Y el amor de tu vida nunca se olvida.
Por cierto, que comentan que usted presiente cosas y que es un poco brujilla...
Pues un poco. Hay gente, de la que no puedo dar nombres, que me ha pedido que les haga cosas... pero para bien. Soy brujita para bien.
¿Hace rituales?
Nooo. Pero desde pequeña la gente decía que daba suerte si me tocaban. Y hay abogados que me tocan la falda para darles suerte en un juicio.
El talismán Ana Obregón...
Es lo que dice la gente que me rodea, yo no lo digo (risas).
«Solo el pecho»
Lo que sí tiene es género propio: las Obregonadas. ¿Cuál le hace reír más?
Todas, todas... Soy muy despistada, meto mucho la pata y las Obregonadas me sirven para reírme de mí misma todos los días y eso es sanísimo.
Pero es que ha tenido obregonadas con Franco, Spielberg...
Y seguimos en racha. Todavía no han acabado (risas).
Hay muchas leyendas urbanas sobre usted. Una de las más extendidas es la de que le estalló el pecho en pleno vuelo...
(Risas). Me da pena que la gente sea tan inculta como para creérselo. Es que flipo.
También dicen las malas lenguas que se ha arreglado de todo...
Lo único que me he operado es el pecho, pero como se han operado todas. Pero parece que la única que se ha operado el pecho en este país soy yo y eso que el 90% de las que salen en la tele, por no decir el 99,9%, se han operado.
¿Puso su padre el grito en el cielo cuando la vio en Interviú?
Es que en ningún momento he salido desnuda ni he enseñado nada... y eso que me han ofrecido cantidades que no se pueden ni decir por enseñar el pecho. Pero no lo he hecho nunca.
¿Con ceros casi para retirarse?
Sí. Y ahora echando la vista atrás pienso que si hubiera dicho que sí a las ofertas de ir a tal programa por contar tal cosa, a otro por lo de Beckham... ¡Ahora tendría más dinero que Jordi Pujol! (risas).
El último capricho que se ha dado.
El único capricho que me doy es el piano. Es mi hobbie, pero solo pude dar clases de pequeña, por lo que, con lo poco que sé, aporreo el piano durante horas el sábado y me quedo encantada. A veces me cojo un Nocturno de Chopin y lo intento sacar.
¿Se pone a dieta?
Soy muy comilona y el dulce me apasiona. Gracias a Dios no engordo, pero si engordara sería una persona gorda, porque no me pondría a régimen ni loca.
Le gusta comer, pero cocinar no es lo suyo...
Lo único que sé hacer es la paella para poderla preparar en Estados Unidos y la pasta que aprendí cuando estuve con Alessandro y que me sale bastantebien. Me gusta cocinar, lo que no me gusta luego es fregar los platos (risas). En cambio me encanta planchar.
Debe ser de las pocas.
Me relaja un montón planchar. Es más, en mi casa en Miami todos los días lavaba las sábanas aunque estuviesen limpias para plancharlas porque esa media hora me relajaba un montón.
¿Volvería a la biología?
No, aunque me encanta estar al día porque la ciencia me apasiona y recibo muchas revistas científicas. Además, estoy en contacto con compañeros míos biólogos con los que estos días he hablado mucho del Ébola.
¿Le han llegado ya los trajes que se compró para protegerse del Ébola?
Eso fue una chorrada. Estábamos de coña en maquillaje y luego lo sacaron a colación en la entrevista y yo les seguí el rollo. Pero el Ébola es un virus que lleva en África desde hace muchísimos años y que ahora se está extendiendo, con lo que tarde o temprano va a llegar aquí. En España lo hicieron todo mal y, lo que es peor, ahora se han relajado cuando no debían hacerlo porque la vacuna no va a estar hasta finales del año que viene.
¿Qué dice su hijo Álex de usted?
Tengo una relación increíble con mi hijo y estoy superorgullosa de él. Siendo hijo de famoso tenía todas las papeletas para salir el típico niño que no hace nada en su vida, pero ha sido al contrario. Lo está haciendo todo por él solo y con las metas más difíciles que uno se pueda imaginar.
¿Y qué le dicen los amigos de su hijo?
Están encantados. El otro día me dijeron que era la madre más enrollada (risas).
¿Se ve abuela?
Pues no. Mi hijo acaba de cumplir 22 años y según la media europea no tienen hijos hasta los treinta y pico, así que me quedan muchos años.
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