Concha Velasco, operada hoy de su linfoma

Hace unas semanas la veterana actriz Concha Velascosorprendía con el anuncio de su enfermedad , un linfoma que le había sido diagnosticado recientemente. Desde entonces la opinión pública se volcó con la actriz para apoyarla en esta difícil batalla y desearla una pronta recuperación.

Concha Velasco, icono del cine español, mira con completa confianza el futuro y se siente muy optimista acerca del desarrollo de su enfermedad, como declaraba a la revista Semana: "Estoy muy optimista y confío en que me voy a curar". Hoy, la actriz pasará de nuevo por el quirófano para ser intervenida de su linfoma. Con esta intervención ya son cuatro las ocasiones en las que Concha ha tenido que ser operada en los últimos meses: primero, a principios de abril, fue intervenida de urgencia de una peritonitis que estuvo a punto de acabar con ella; a los pocos días, entró del nuevo al quirófano a causa de una hernia, y a mediados de mayo fue el turno del páncreas.

Para esta nueva intervención cuenta con el apoyo inconfundible de su familia, en especial de sus dos hijos: Paco y Manuel. Concha Velasco afronta su recuperación pensando ya en regreso al trabajo, la actriz espera que en octubre todo esté superado y este difícil momento se quede únicamente en el pasado.

Velasco reveló la noticia e n una entrevista exclusiva concedida a la revista '¡Hola!' , en la que admitió su desesperación inicial al saber que padecía cáncer: «Cuando el médico me dijo 'hemos descubierto algo que no nos gusta', me derrumbé, empecé a llorar y tuve un ataque de pánico», reconoce, con cierta vergüenza de haber traicionado por un momento su proverbial vitalismo de chica yeyé. «Casi no me perdono el haber reaccionado como reaccioné, viniéndome abajo. No me esperaba eso de mí, pero ya he adoptado una actitud positiva».

Según relató en aquella entrevista, sus problemas de salud vienen de más atrás, del pasado diciembre, cuando estaba representando en Bilbao la tragedia 'Hécuba' y empezó a sentirse enferma: «Nunca había tenido yo un malestar tan grande. Pensé que era algo grave, pero no quise ir al médico entonces. Y no fui hasta el 1 de abril, que fue cuando mis hijos me llevaron al hospital». Ahora trata de enfrentarse al duro tratamiento sin perder su buen ánimo, incluso pide clemencia ante sus probables momentos de flaqueza: «Hay que ser optimistas, y yo lo soy: voy a luchar con todas mis fuerzas. Voy a plantarle cara a la enfermedad. Después de la quimio, me pondré un pañuelito en la cabeza y saldré, pero que me dejen también llorar un poquito».