11 fotos

Atrapados

Unas 240.000 personas llevan esperando desde hace más de veinte años una solución a su dramática situación, creada después del conflicto que estalló al inicio de los años 90 entre de los territorios separatistas de Abjasia, Osetia del Sur y Georgia.

javier gonzález

Miércoles, 7 de septiembre 2016

El conflicto surgió cuando ambas regiones reclamaron su independencia después de la separación de Georgia de la antigua Unión Soviética, causando el desplazamiento de la totalidad georgianos que vivían en las dos áreas. Durante la guerra los separatistas de Absajia llevaron a cabo una campaña de limpieza étnica a gran escala que acabó con más de 150.000 muertos y la expulsión de más de 240.000 ciudadanos. Esta limpieza étnica ha sido reconocida por la OSCE (Organización para la seguridad y Cooperación Europea).

Recientemente algunas iniciativas han sido puestas en marcha por el gobierno de Georgia para mejorar la situación de los IDP’s pero han obtenido poco resultado. La realidad, que pude comprobar con mis propios ojos, es que la mayoría de ellos siguen viviendo en condiciones lamentables en edificios públicos abandonados, llamados Collective Centers, sin acceso a un trabajo digno, educación, sanidad e información sobre sus derechos y obligaciones.

Esto supone un problema para el gobierno de Georgia, que trata de pasar página para ocultar su incapacidad. En los últimos años, tratando de ocultar la situación, el gobierno ha vendido los hoteles y edificios públicos en los que vivían las personas. Algunos han encontrado una solución en guetos alternativos pero otros fueron desalojados sin ninguna compensación, siendo su segunda experiencia de desplazamiento forzoso.

El 15 de mayo de 2008, la Asamblea General de las Naciones Unidas adoptó (por 14 vs 11 votos, con 105 abstenciones) una resolución A/RES/62/249 en la que se enfatiza la importancia de preservar los derechos de propiedad de los desplazados de Abjasia y Georgia, incluyendo a las víctimas de la limpieza étnica.

Los desplazados no quieren volver a sus casas por miedo a convertirse en ciudadanos de segunda en su propia tierra, Abjasia y Osetia del sur, donde aún no existe un gobierno reconocido internacionalmente. El conflicto sigue sin resolverse después de más de veinte años y, para su desgracia, no parece que su situación vaya a cambiar en un futuro cercano.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Suscríbete durante los 3 primeros meses por 1 €

Publicidad