El atuendo de la actriz Irma Doris Percca al entrar a la sala del Cine Albéniz ha hecho sentir a los presentes que la cultura aymara de la que habla la última película de Óscar Catacora, antes de su fallecimiento, no está tan lejos. La ... película peruana 'Yana-Wara' ha aterrizdo en el Festival de Málaga para competir en la sección oficial a concurso con una mirada algo antropológica hacia esta cultura y un relato de horror lleno de puro realismo. La historia cuenta cómo un hombre de 80 años es acusado por la Justicia del asesinato de su nieta Yana-Wara, de 13 años, y durante la audiencia todos conocen la trágica historia de la joven, quien a causa de la violencia de género empieza a tener visiones aterradoras tras haber sido tocada por los espíritus malignos que habitan la región.
Publicidad
«Las mujeres sufrimos esa violencia, nos cierran las puertas en las mismas comunidades, no nos dejan participar en las reuniones y es muy fuerte el machismo», ha asegurado Doris Percca al coger el mando de la conversación. Para el director este momento es oportuno para que la humanidad entienda que entre el varón y la mujer no debe haber antagonismo ni oposición, sino que son complementarios. En este sentido, esta cinta denuncia el machismo y la violencia de género que empezó a rodar el director fallecido y, tras su pérdida, concluyó su tío Tito Catacora, quien ha acudido en representación de ambos. Lo tiene presente en todo momento. Esta era la tercera película que tío y sobrino hacían en equipo, de hecho, esta era la tercera película que hacían juntos después de 'Pakucha' y 'Winaypacha'.
«No tuvimos otra opción que reorganizarnos, mi sobrino conocía todo el concepto audiovisual del proyecto y yo tuve que asumir la responsabilidad de dirigir, siempre debatía y discutía con él y aquí me faltaba con quién debatir o discutir, pero no tenía otra alternativa», ha añadido Catacora al preguntarle cómo afrontó este proyecto tras la pérdida de su sobrino. La película permanece en blanco y negro durante sus 104 minutos de duración, lo que ha llevado al director a justificar el porqué del color negro en la obra: «generalmente este color significa muerte, tenebrosidad y oscuridad, pero en nuestra cultura representa la autoridad y el poder, nada que ver con la muerte», ha añadido mientras el color del traje tradicional de la actriz principal realzaba su autoridad en el escenario.
El director ha explicado que el fin principal de este filme es reivindicar su cultura, impulsando la identidad andina y, a través del cine, dar a conocer la sapiencia que han dejado sus ancestros indígenas. Para ello, pretenden rescatar la cultura y lengua originarias aymaras. Todo esto, en formato 4:3 para acercarse a los efectos de la historia de la década de los 80 o 90. «Estamos resistiendo, porque cada cultura tiene su propia particularidad, y también podemos aportar a la humanidad para afrontar problemas como el del clima y que el ser humano pueda sobrevivir», ha resaltado el director del filme.
Publicidad
Los espíritus malignos que afectan a la niña indígena no es algo tan antagónico como es conceptualizado por el conocimiento occidental, según explica el director de la cinta. «Es posible negociar, esos espíritus son dueños de las riquezas, del oro en las minas, y quien va a extraerlo debe convencer y retribuir a esos espíritus malignos», ha añadido Catacora. La película nominada a competir por la Biznaga de Oro en esta edición del certamen
Suscríbete durante los 3 primeros meses por 1 €
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión
Te puede interesar
Publicidad
Utilizamos “cookies” propias y de terceros para elaborar información estadística y mostrarle publicidad, contenidos y servicios personalizados a través del análisis de su navegación.
Si continúa navegando acepta su uso. ¿Permites el uso de tus datos privados de navegación en este sitio web?. Más información y cambio de configuración.