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Raphaëlle Pérez y el director Adrián Silvestre.

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Raphaëlle Pérez y el director Adrián Silvestre. Francisco Hinojosa
Sección Oficial

Cuando tu vida se hace película en el Festival de Málaga: el relato de una joven trans y una inmersión en las maras

'Mi vacío y yo' relata la búsqueda de la identidad de Raphaëlle Pérez mientras 'Candejo blanco' retrata la crudeza de las pandillas de Guatemala con algunos de sus miembros

Miércoles, 23 de marzo 2022, 18:20

Raphaëlle Pérez es hoy la mujer de rojo del Festival de Málaga: los tacones, el vestido de plumas, los labios. Una mujer empoderada, segura de sí misma, que se gusta. No siempre fue así. La joven transexual relata con valentía y generosidad la búsqueda de su identidad en 'Mi vacío y yo', la película de Adrián Silvestre que compite en sección oficial. Una historia que se proyectó justo después de la de Rudy Rodríguez y muchos otros jóvenes de Guatemala involucrados en el peligroso círculo de las maras, un mundo que muestra con total crudeza 'Candejo blanco' de Justin Lerner.

«Lo que se ve es la realidad misma, no hay diferencia, no he edulcorado o cambiado cosas con artificios, hemos intentando ser fiel a la realidad», señala Raphaëlle Pérez. 'Mi vacío y yo' muestra sus dudas sobre su identidad y sus miedos con la cirugía de cambio de sexo, la difícil relación con un cuerpo que «te avergüenza» y cómo eso afecta a la sexualidad. «Pero lo más duro ha sido la mirada de los demás, el qué dirán, qué pensarán», reconoce la joven. Su vía de escape ha sido siempre la escritura. «Es muy terapéutica para mí», afirma la joven francesa afincada en España, que ultima su primera novela.

'Mi vacío y yo' rompe con un mito: «No todas las personas trans saben desde niños qué camino van a emprender en la vida». En su caso, no lo supo hasta que era ya una joven: «He absorbido el discurso del patriarcado y la sociedad heteronormativa que me veía como chico y tenía que asumirlo. Me consideraba gay». Para este filme se expone al máximo, con escenas íntimas necesarias para entender su evolución. «Mirando las cosas con perspectiva me siento valiente y orgullosa de haberlo hecho, no me arrepiento para nada».

Pero tanto ella como el director se resisten a reducir la película a la temática trans. «Va más allá, se refiere al vacío emocional que puede sentir cualquiera», apunta Raphaëlle Pérez. «Habla de cómo construimos nuestra identidad a partir de la mirada de los demás y a pesar de la mirada de los demás», añade Adrián Silvestre, director también del documental 'Sedimentos' que reúne a seis mujeres transexuales.

«Me preguntan por qué a una persona cisgénero le interesa este tema. Lo que no me interesa es la heteronormalidad que se ha contado mil veces. Si bien las personas trans cada una es un mundo, comparten la valentía de ir a contracorriente, empoderarse y desafiar al dictado social (...). No hay ni una persona trans que me haya aburrido», argumenta.

Justin Lerner con la actriz Karen Martínez. Francisco Hinojosa

El Festival de Málaga abrió su sexta jornada con otra película que deja poco margen para la ficción. Ni una palabra del guion de 'Candejo blanco' sale del propio guionista. «Son las suyas, sus propios diálogos», cuenta Justin Lerner. El director norteamericano hace un ejercicio de inmersión en las maras con un elenco de actores profesionales y vecinos reales de Puerto Barrios (Guatemala) que compartieron con él sus vivencias. El filme expone la violencia de estas pandillas pero sin prejuicios, mostrando la relación casi familiar que se establece entre sus miembros y los motivos que les empujan a entrar.

«Estos jóvenes no son muy diferentes a los de Boston, Massachusetts, donde yo he crecido. La diferencias están entre tener o no tener oportunidades», explica el director y guionista. Lo descubrió durante una estancia en Puerto Barrios: hasta las semanas de estar allí, relacionándose y saliendo con unos jóvenes de la zona, no supo que ellos pertenecían a una clica. «Tenía en mi mente una imagen muy distinta de ellos (...) Por eso quise recrearlo con el espectador: viajar a las maras, dentro de este pueblo, cambiar la imagen que se tiene de este tipo de gente».

Lo que 'Cadejo blanco' retrata es real, hasta el punto de que algunos de los no actores que aparecen en pantalla y de los que ayudaron tras las cámaras han muerto víctimas de la violencia durante la posproducción. A ellos se sumaba la actriz colombiana Karen Martínez ('La jaula de oro'), que no es ajena a ese mundo. «Yo también soy de un barrio urbano y marginal. Tengo muchas pérdidas y verlo explícito en una película me genera un rechazo también», argumenta para explicar el por qué este tipo del filmes tienen más salida fuera que dentro de los propios países latinoamericanos.

Ella es quien lleva el peso de la trama. Es Sarita una joven que sale en busca de su hermana desaparecida tras una noche de fiesta. Para encontrarla se infiltra en la pandilla de su peligroso exnovio, Andrés. «Hay alguna diferencia entre Andrés y Rudy, el actor que le interpreta, pero a veces no había nada. Utilizamos mucho de su corazón», afirma el director. Como la escena en la que explica sus tatuajes: a un lado el que se hizo cuando murió su padre, al otro el que se grabó con la muerte de su madre. «Las clicas son familias para ellos porque no tienen otra», añade el productor Pedro H. Murcia, vecino de Puerto Barrios.

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