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José Sacristán es una de las leyendas vivas del cine español, un título que en este 2022 se ha reforzado tras haber recibido el Goya de Honor de una Academia de la que fue miembro fundador. Está unos días en Málaga para participar en un ... coloquio sobre 'El bosque del lobo', la película de oro de esta edición del Festival. Habla de todo sin tapujos, incluso sobre cómo se ha encarecido el precio del café en la ciudad.
–Decía ahora lo del precio del café. Pues sí que ha cambiado Málaga en estos años, usted lo sabrá que no es la primera vez que viene.
–No es la primera vez. Mientras viva estaré en deuda con el Festival de Málaga. Se me ha dado una Biznaga y se ha proyectado un documental sobre mi vida. Aquella noche en el Teatro Cervantes fue algo muy importante.
–Bueno, este año sí que es relevante para usted. Le acaban de dar el Goya de Honor, ¿qué ha supuesto algo así?
–Este reconocimiento, ya con los años que uno tiene, lo celebro y lo agradezco porque soy uno de los padres de la criatura, fui uno de los doce primeros que pusimos en marcha la Academia. Me parece formidable ver la repercusión que tienen los Goya, siempre sobre la base de que es temerario vivir pendiente de los premios. Eso lo aprendí de mi maestro y amigo Fernando Fernán Gómez. La verdadera medida del éxito en el cine es la continuidad en el trabajo. Sin trabajo no hay nada. Afortunadamente a mí nunca me ha faltado.
–En los años 70 y 80 estuvo muy ligado a nuevos directores como Eloy de la Iglesia. ¿Cómo ha cambiado esa 'vanguardia' en España? No sé si cree que el cine de aquellos años era más valiente o rompedor.
–Lo rompedor venía como consecuencia de cuarenta años de dictadura. Había una urgencia de tratar de enfrentar historias que antes no se podían haber hecho. Seguramente me falten datos para hacer una valoración exacta, pero lo que le puedo asegurar es que los jóvenes cineastas españoles tienen el mismo coraje y el mismo talento que antes. Lo que sí ha variado sustancialmente es la manufacturación del producto, y sobre todo su comercialización. Antes había un producto que se llamaba película y una tienda que se llamaba cine. Ahora todo esto se ha ido a hacer puñetas.
–Hace un par de días entrevistamos a Imanol Uribe y nos dijo que hoy sería más difícil hacer 'Días contados' por la empatía que provoca el terrorista.
–Ahí está 'Maixabel'.
–Cierto, pero el terrorista de 'Maixabel' está pidiendo perdón.
–Es posible. Imanol tiene más autoridad que yo para pronunciarse en ese sentido. Pienso que hoy las limitaciones vienen dadas por una cuestión de mercado.
–Yo creo que él se refería a eso de la omnipresente corrección política.
–Bueno sí, como lo que le pasó a 'Lo que el viento se llevó', que la retiraron de una plataforma. Todo eso es una necedad.
–Antes le mencionaba a Eloy de la Iglesia. Su cine a ver cómo se colaba hoy en una plataforma...
–Tiene difícil encaje porque el punto de vista de Eloy ha sido ya superado. La sorpresa, la necesidad de contar la historia del diputado maricón... bueno, hasta hay un tío del PP conocido que dice que es gay. Ahora pasan otras cosas, como lo de Ucrania o el transporte. Bien es verdad que está surgiendo en la sociedad el movimiento Vox. No nos engañemos, esto trae consigo postulados que remiten a penalizar y criminalizar a ciertos sectores y colectivos de la sociedad. Eso está ahí, pero no olvidemos que están ahí porque les votan. Y en muchas ocasiones las monumentales meteduras de pata de la izquierda lo que hacen es acrecentarlo. Para patria la mía y para dios el mío, y volvemos a ya sabe qué. Todo esto se lo digo porque ahora el problema es otro, y afrontarlo igual que en los 80 sería un error.
–Otro asunto que está sobre la mesa es esto de que si ahora las películas son demasiado explicativas porque están hechas para gente que las ve mientras tiene el móvil en la mano.
–Hay de todo. Si echa una ojeada al palmarés de los Goya hay un abanico de historias desde muchos puntos de vista. Otra cosa son los intereses de una plataforma como Netflix, pero recuerde que es la misma gente que ha producido 'El irlandés' y 'Roma'.
–Le veo muy optimista sobre el cine y la industria... Más que a la mayoría.
–Posiblemente, no sé. Por ejemplo ahí está el caso de 'Alcarràs', que es magnífica y ha ganado en Berlín. Pero me gusta esto que dice del optimismo. Lo soy porque estoy hasta los huevos de todo lo que nos está pasando, desde la calima hasta el hijo de puta de Putin. Ahora el transporte. ¿Qué nos pasa? ¿Qué está pasando? El optimismo es una forma de decir 'hasta aquí hemos llegado'. Y en lo que al cine se refiere, observo y veo lo variopinto que es en España.
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