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No estaba en el guion. Al menos se mantuvo en secreto hasta que anoche se descubrió la sorpresa. Según se anunció en un principio, el Premio Málaga-Diario SUR del 23 Festival de Cine en Español se había retrasado al próximo año ya que, con el cambio de fechas por la pandemia y las restricciones para viajar, al actor mexicano Gael García Bernal no podía acudir a recoger el reconocimiento. Pese a ello, la organización no quiso que su principal premio honorífico quedase en blanco este año por lo que nada más arrancar la gala de inauguración se entregó la emblemática Biznaga a la UCI del hospital Clínico de Málaga en nombre de todos los sanitarios que han luchado en primera línea y lo siguen haciendo en este momento de rebrotes.
El elegido para entregar el Premio Málaga-Diario SUR no fue otro que el actor Miguel Ángel Martín, más conocido como 'TúNoMandas', que desde su casa del Molinillo animó la cuarentena con sus vídeos sobre la vida en el confinamiento. Con un pijama de estreno y su inseparable taza, el intérprete avisó que su vestuario iba ser «el mejor modelo de la noche sobre el escenario». Tras la sonrisa descubrió a su acompañante, Pilar Lara Domínguez, de la UCI del Clínico, a la que entregó un galardón «con muchos nombres propios».
La ovación en el Cervantes prolongó esos aplausos diarios de las ocho de la tarde que no faltaron durante el confinamiento, a los que la receptora respondió devolviendo el reconocimiento a los artistas. «Recojo muy orgullosa este premio en representación de mis compañeros», dijo Lara Domínguez que añadió que «en nombre de los profesionales de la Sanidad queremos agradecer todo lo que vosotros, gente de la cultura, habéis hecho para recuperar la ilusión y la sonrisa».
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El inesperado momento fue la sorpresa de la gala inaugural presentada por la actriz Juana Acosta, que también reivindicó la necesidad del cine y del propio festival. «Aquí estamos, no podíamos faltar a la cita, aunque con un pelín de retraso», aseguró la intérprete en relación al aplazamiento de esta edición que debió celebrarse en marzo, pero que ha conseguido reencontrarse con los espectadores este mes de agosto. Unas fechas en las que deberíamos estar celebrando la Feria de Málaga, pero que a cambio ha encontrado en el cine una forma segura y necesaria de reencuentro. «Málaga demuestra en la distancia corta, con mascarilla o con las circunstancias que se requieran, su compromiso con el festival», se felicitó.
Acosta tuvo palabras para la última edición de los Goya celebrada en febrero pasado en el Martín Carpena y también se acordó del presidente de honor del certamen, Antonio Banderas, que se recupera de la enfermedad del Covid-19 y al que deseó «una pronta recuperación».
La actriz de origen colombiano, que también participa en una de las películas de la sección oficial, la comedia 'El inconveniente', tuvo la compañía de las actrices y presentadoras de las diferentes secciones de esta edición, Ruth Gabriel, Noemí Ruiz y Celia Bermejo, con las que repasó las diferentes secciones y homenajeados que pasarán por los escenarios del Festival de Málaga. Además, todas ellas lanzaron el mensaje de #YoVoyAlCine, la campaña institucional del Ministerio de Cultura y la Academia de Cine para animar al público a que vuelva a las salas.
Un apoyo al que también se unió el primer cantante que actuó en la gala, Javier Ruibal, último Goya a la mejor canción por 'Intemperie'. «Enhorabuena a quien decidió no dar un paso atrás. Larga vida al cine español y al Festival de Málaga», aseguró el artista que precedió a las otras actuaciones de Rosario La Tremendita, Marcel Bagés y María Arnal, y, finalmente, Rozalén, con el tema central de la cinta inaugural, 'La boda de rosa'.
El equipo de esta última cinta protagonizó la anécdota ya que salieron al escenario sus actores, Nathalie Poza, Sergi López, Candela Peña y Paula Usero, mientras que la directora, Icíar Bollaín, se había perdido por los pasillos del Cervantes. Así que se pusieron a improvisar y a mostrar lo natural que les salía ser «una familia disfuncional coma la de la película».
Ese fue el cierre para una gala marcada por la lucha contra la pandemia y que unió la cultura con la sanidad. Un espíritu de resistencia que se pudo comprobar incluso antes se entrar al Cervantes. Ante la fachada del teatro, cuatro entradas en las que se respetaba la distancia social y el turno, sustituyeron los gritos y la agitación que provocaba años anteriores la carísmatica alfombra roja del certamen. Un silencio raro, pero tan necesario como seguro.
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