Era la esperada y no ha decepcionado. Eva Libertad, premio del público en la sección Panorama de la Berlinale con su ópera prima, llegaba a ... la sección oficial a concurso con 'Sorda', película que nos habla del difícil, pero no imposible entendimiento entre el mundo oyente y el de signos. Y, efectivamente, ha pasado por la sección oficial haciendo ruido. Aunque suene paradójico. Este filme sale de las tripas de su autora y de su protagonista, Miriam Garlo, directora y actriz, respectivamente. Ambas hermanas. Y entre ambas han construido un cine hecho con mucha verdad que, a la vez que te conquista, te enseña una realidad de la que la mayor parte no somos conscientes porque, simplemente, los ignoramos. No los escuchamos. Una película de tesis, sí, pero que es capaz de simultanear su didactismo con la emoción, la ternura y la empatía.
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Título: 'Sorda'
Y es que casi todo funciona en 'Sorda'. Desde esa protagonista encarnada por Miriam Garlo que tiene su vida medida y feliz con su pareja oyente, encarnado por un convincente Álvaro Cervantes. Ambos despiden complicidad y nos hacen de guías en esta película inmersiva, en la que todo cambia cuando llega Ona, el bebé de la pareja que, sin pretenderlo, hará que ese orden natural salte por los aires. Y veamos que todo ese proceso de embarazo, parto y maternidad -de por sí es complejo- se convierta en un calvario para una persona no oyente. Garlo nos arrastra a su mundo desde la complicidad, la humanidad y la fuerza de su personaje, mientras que la directora convierte la pantalla en un espejo de la sordera en el que mirarnos sin escuchar. Sintiendo algo parecido al aislamiento de la protagonista. Y cerrando tan bien el relato que nos hace conscientes que las emociones son un territorio común de cualquier persona. Sorda u oyente. Un hazte oír integrador y no excluyente que sitúa la película y a su protagonista como firmes candidatos al palmarés.
Si aquí hubo confirmación, con 'Jone, a veces' vimos una revelación. Película pequeña, primeriza, con escasez de medios, pero sencilla, sincera y fresca. También una debutante, Sara Fantova, firma esta historia que, en lo que dura las fiestas de Bilbao, cuenta el acelerado cursillo de madurez de una joven que solo piensa en divertirse cuando la enfermedad de parkinson de su padre pone la directa. El miedo a la enfermedad y la orfandad, el amor de verano, el síndrome del cuidador o la preparación a la muerte desfilan por este argumento que nos cuenta un proceso que hemos visto antes, pero que Fontova nos sirve con ganas y sensibilidad.
Título: 'Jone, a veces'
Las carencias de esta modesta película acaban por no molestar ante esa relación padre e hija (gran tándem Olaia Aguayo y Josean Bengoetxea) y el autodescubrimiento a través de las memorias del enfermo. Como con la película de Eva Libertad, a Sara Fantova le sale esta película de dentro y su resultado acaba siendo bello por lo que transmite. Como esa canción de los créditos que firma La Dani.
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La buena jornada la redondeó otra directora, Celia Rico. Tras 'Los pequeños amores', ayer repitió por segundo año consecutivo en el concurso con 'La buena letra'. Directora de películas íntimas y familiares, la cineasta adapta por primera vez una historia ajena al llevar a la pantalla la novela homónima de Rafael Chirbes ambientada en la posguerra. Una cinta de época que nada tiene que ver con su cine hasta ahora, pero que no ha impedido que tenga su firma. La buena letra de la cineasta sevillana retrata esta época de renglones torcidos a través de dos hermanos del bando perdedor que afrontan de manera muy diferente la miseria y la represión. Uno sufriendo, el otro intentando vivir. Con todo, la gran protagonista es Ana (contenida e inmensa Loreto Mauleón), la mujer del hermano mayor y artífice de que esa familia se mantenga unida a costa de su eterno sacrificio.
Título: 'La buena letra'
En una escena, Ana enseña a su hija una fotografía de su boda, en la que los novios aparecen casi velados. Metáfora de los personajes, pero también de la época y de un país fantasmagórico. Y en el lado contrario, ese hermosísimo plano del bolero que bailan la mujer y su marido, un brote de felicidad que es uno de los mejores momentos de un filme de miradas y silencios reprimidos. Demasiados, la verdad. Tanto que su estética y ética sobria acaba resultando fría y distante. Eso sí, el brillo de la discreta Ana convierte a Loreto Mauleón en candidata a la Biznaga, un premio al que acompaña desde ayer a Miriam Garlo. Una jornada de buen cine protagonizada por historias de mujeres.
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