Secciones
Servicios
Destacamos
Nora Navas pisa con garbo y orgullosa la alfombra roja del Festival tras meterse en la piel de una madre luchadora en 'Sinjar'.
–¿Qué pensaba del cine antes de dedicarse a él y qué piensa hoy?
–Empecé muy jovencita y antes quería ser ... bailarina, desde que tenía cuatro años bailaba. Mi madre me decía que veía ‘Grease’ 15 veces al día. Antes lo veía como un lugar de belleza y de magia. Cuando se convierte en mi profesión veo el cine con mucho más respeto y muy controlado. Pero ahora el cine sigue siendo para mí un lugar de aprendizaje, de comunicación y de denuncia.
–¿Por qué no se dedicó al final al baile?
–Sí seguí bailando, pero después me metí en la escuela de arte dramático y aunque todo el mundo me decía que tenía que bailar yo lo que quería era hablar. Si lo de actriz es duro, lo de bailarina... Es tremendo. Ni tengo el cuerpo ni el espíritu y el sacrificio que requiere.
–¿Por qué dice que el cine es duro?
–En la alfombra se ve todo el glamour, pero los rodajes son muy duros. Mucho tiempo sin estar con la familia, pérdidas de sueño... Y el teatro igual, la energía que tienes que transmitir a 800 personas es increíble. En esta profesión se nota mucho cuando te haces mayor y empiezas a estar más en duda. El actor es un atleta y un bailarín de las emociones.
–¿Pone en duda la sociedad a una actriz experimentada?
–La imagen es muy importante y en el cine se busca mucho la juventud y la belleza. En la pantalla grande se notan las arrugas.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.