«Para mí es un familiar con el que he convivido durante muchos años de mi vida. Me es bastante difícil separar al familiar del ... mito. Quizás siento más al mito ahora cuando ella falta, aunque se fue hace más de 35 años». Pasionaria murió en noviembre de 1989, prácticamente coincidiendo con la caída del Muro de Berlín, cuando el hemisferio socialista estaba llegando a su colapso. Qué metáfora.
Publicidad
Quien habla es Lola Ruiz-Ibárruri, nieta de Dolores Ibárruri, Pasionaria, de visita en Málaga, en el festival de cine, porque este lunes se estrenaba en la Sección Pases Especiales el documental que sobre la vida de la dirigente comunista ha realizado la cineasta Amparo Climent con la asesoría histórica de Mario Amorós.
¿Y la persona, la familiar, la abuela, Dolores Ibárruri, está a la altura de ese mito que ha cobrado vida propia, que reside en los archivos, los documentos, en la historia de España, en la cultura popular de toda Europa, de América Latina, donde cualquier mujer luchadora ya es Pasionaria, donde su 'No pasarán' es un canto universal contra el fascismo? Hay personas que no están a la altura de su leyenda, le planteamos a Lola Ruiz-Ibárruri. «Lo siento mucho, pero creo que eso les pasa más a los hombres que a las mujeres. Dolores Ibárruri era una mujer de una pieza; era igual en público que en privado; en horas bajas que en horas altas. Era una persona fuerte, alegre, que miraba siempre adelante», continúa, con humildad y con su intensa mirada azul, Lola Ruiz-Ibárruri, que nació en la Unión Soviética, durante el exilio de su familia. Un exilio muy solitario en la patria del proletariado, donde Dolores Ibárruri quería hacer amigas pero donde las soviéticas tenían prohibido entablar relaciones con los extranjeros. «Era un país diferente, un país lejano, en el que los extranjeros vivían aislados. Para ella el exilio fue desde el primer día y hasta el último. Se sintió como una persona ajena a esos usos y costumbres y siempre con el sueño de regresar a España», rememora Lola Ruiz-Ibárruri.
La imagen que pueden tener los españoles de Dolores Ibárruri es el de una mujer dura, quizás endurecida por la vida, como los minerales de los yacimientos vascos que la vieron nacer. «Era una persona muy fuerte. Pero es que la época también era dura. Le tocó la Revolución de Asturias, la Guerra Civil, la Segunda Guerra Mundial, la Guerra Fría, las luchas dentro del Partido, la supervivencia del Partido durante las largas épocas de ilegalidad que son tremendas, y un regreso a su país, pero después de cuarenta años de exilio, que es un examen que ella pasó siendo elegida de nuevo diputada en las Cortes», continúa la nieta, con dulzura, en el Hotel Málaga Palacio que acoge una breve conversación con SUR.
Publicidad
Esta historia de lucha, de exilio, de alegre vuelta a España que sintetiza la nieta de Dolores Ibárruri, de esa mujer elegida diputada en 1936, la primera secretaria general de un partido político de España, del Partido Comunista -entre 1942 y 1960 en que generosa cede el testigo a Santiago Carrillo-, es la que cuenta Amparo Climent, para contribuir a «poner en valor a una de las figuras importantes que hubo para alcanzar la democracia»: «Fue una mujer que nace en un entorno de pobreza y miseria absoluta y que hace un viaje hasta llegar a secretaria general del PCE y luego a ser su presidenta».
Efectivamente, el documental hace mucho hincapié en la construcción ideológica del personaje y la trae al presente: «Cuando las mujeres de los mineros -Ibárruri nació en ese entorno- lloraban, entonces ella decía que no había que llorar, que había que luchar para ser libres. Esa determinación, ese espíritu de lucha, es lo que yo creo que tiene una importancia fundamental hoy en día: no nos podemos dejar arrastrar por las hordas fascistas que recorren Europa y el mundo; tenemos que hacerles frente con determinación».
Publicidad
Climent también cuenta la historia de la mujer, de la madre, que perdió a cuatro hijas y después a su hijo, ya en el exilio, en la batalla de Stalingrado. Y cuando a la madre, años después, le preguntaban los periodistas qué sintió entonces, en 1944, contesta que la misma rabia y la misma tristeza que cualquier madre a la que le matan a un hijo. Aunque encontraba abrigo en el orgullo que le supuso que ese hijo muriera cumpliendo con su deber: los nazis habían invadido el país que los había acogido y él tomó las armas voluntariamente para defenderlo. «Es una mujer que tiene que hacer frente a todo eso, pero sigue siendo una líder comunista. ¿Cómo se lleva eso? Es muy complicado y muy difícil. Ella tuvo que sobreponerse al dolor, a la pena y seguir luchando», reflexiona Climent.
La documentalista reivindica además el carácter feminista de Ibárruri: «Hablamos de Clara Campoamor, de Margarita Nelken, que eran unas luchadoras y mujeres cultivadas y con estudios. Dolores no tenía eso, pero ella fue una de las feministas más importantes de este país y no se le ha reconocido». Y eso que predicó con su propia vida: en el PCE le encargaron ocuparse de su órgano de expresión, 'Mundo Obrero': se lo planteó a su marido, que no quiso mudarse a Madrid, así que ella se fue a la capital sola con sus hijos y el matrimonio se rompió.
Publicidad
Climent dibuja a una Pasionaria siempre valiente, independiente, que criticó a la Unión Soviética cuando invadió Checoslovaquia, y que cuando se enteró de los crímenes de Stalin tras la investigación que realizó Kruschov cuando tomó el poder de la URSS a su muerte, dejó de nombrar al carnicero en sus discursos. Esta ruptura con el estalinismo es uno de los episodios más desconocidos del pensamiento político de Ibárruri, al igual que su ferviente catolicismo juvenil: de ahí bebía, confesó, su brillante oratoria.
La cinta acaba con el multitudinario entierro de Dolores Ibárruri en Madrid, con las calles de la capital a rebosar. Imposible no recordar las imágenes de la despedida de Buenaventura Durruti en una abarrotada Barcelona seis décadas antes, en plena guerra civil. Pero hay una diferencia fundamental entre los dos episodios que quiere dejar constar Climent: lo de Pasionaria fue mucho más impresionante, porque a ella el homenaje no le llegó únicamente de las izquierdas, la derecha también le tenía un enorme respeto.
Suscríbete durante los 3 primeros meses por 1 €
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión
Te puede interesar
Publicidad
Utilizamos “cookies” propias y de terceros para elaborar información estadística y mostrarle publicidad, contenidos y servicios personalizados a través del análisis de su navegación.
Si continúa navegando acepta su uso. ¿Permites el uso de tus datos privados de navegación en este sitio web?. Más información y cambio de configuración.