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CRISTINA PINTO
Sábado, 26 de marzo 2022, 01:19
Lo de María Pedraza con Irene, papel que interpreta en su nueva película 'Las niñas de cristal', va mucho más allá del personaje. La actriz antes de llegar al cine y las series, fue bailarina de ballet al igual que las chicas de la película. Ella sabe en primera persona de lo que va la historia.
–María, ha tenido que ser muy especial.
–Es una parte muy profunda de mí, toca mi mitad. A día de hoy ya he podido despedir el ballet por la puerta grande con esta película; es como hubiese soñado despedirla, con la interpretación, que es mi profesión ahora mismo. Pero en la sangre siempre voy a llevar esa bailarina. Ha sido muy especial, todos esos temas que se tratan como el síndrome del impostor, yo también lo he sentido. Incluso cuando estaba bailando pensaba: ‘¿Por qué me están eligiendo? Al final te vuelves tu propio enemigo. La danza clásica tiene un nivel se exigencia y sacrificio enorme.
–¿Qué es lo más duro del ballet?
–Lo primero: mirarse al espejo y no juzgarse. Desde que pones un pie en esa profesión todo va cada vez a más y ya no es que te lo exijan, es que lo haces tú misma. Es como un arma de doble filo, llegas a un nivel de perfeccionismo que te puede llevar a jugar malas pasadas.
–¿Ha sentido el síndrome del impostor como actriz?
–Quizás me pasase al principio, con mis experiencias personales. Por ejemplo con el paso de bailarina a actriz, que había ciertas personas que para ellas solo era bailarina. Pero fui a por la profesión, que al final acabó convirtiéndose en mi pasión. Siempre tenemos la tendencia de ponernos etiquetas y en realidad podemos ser lo que nos apetezca ser. Y yo antes de ser actriz, soy María.
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