Marilú Báez

Las lágrimas de emoción de Dani Fernández en Málaga

El festival estrena 'Todo cambia', un documental que destapa a la persona detrás del artista: un joven vulnerable, familiar y «orgulloso» de equivocarse

Miércoles, 19 de marzo 2025, 16:06

Aguantó el tipo durante toda la presentación. Admitió sentirse «raro» tras descubrir su intimidad en la pantalla. «Nunca me había imaginado ver mi historia así», dijo aún impresionado tras el estreno de 'Todo cambia', el documental que concentra en 75 minutos una evolución personal brutal. Del chico guapo de una 'boy band' (Auryn) al artista del momento de festivales indies de todo el país. De la fama desproporcionada al «des-éxito», como él lo llama, para volver a triunfar. Pero se rompió hacia el final, cuando le preguntaron por lo que ahora quiere y siente. No busca ser «el número uno» de ninguna lista musical, lo que desea por encima de todo es ser «buen padre y buena persona», dijo emocionado, con la voz rota y entre los aplausos del público.

Publicidad

Estamos en la sexta jornada del Festival de Málaga. Han vuelto los gritos, los 'selfies' y las carreras de los fans. Pero no por un actor. Dani Fernández es el protagonista del día con el pase especial de su documental, dirigido por Charlie Arnaiz y Alberto Ortega y producido por Repsol. Un estreno a lo grande para el que se ha abierto la sede principal del certamen, el Teatro Cervantes, una pantalla solo reservada para los largometrajes de sección oficial. Y para el fenómeno Dani Fernández.

Marilú Báez

'Todo cambia' destapa a la persona tras el artista, un joven vulnerable, con miedos y «orgulloso de cometer errores». «Es lo que nos hace humanos y nos hace evolucionar», asegura. En el documental, el joven de 33 años se abre en canal, se confiesa «avergonzado» de algunos momentos que vivió con Auryn y se arrepiente de ciertas decisiones que tomó. Pero todo eso le ha servido para aprender.

Aquella fue una etapa difícil. Era objeto de burlas en su propio pueblo (Alcázar de San Juan) cuando fuera de él triunfaba con Auryn, un «grupo para niñas», le decían. «Esa sensibilidad que tengo en el escenario es por no haberlo pasado bien», reflexiona ahora. Cuando la banda se disolvió, estaba perdido. Tuvo que empezar de nuevo, tocar en bares para 50 personas y encontrar su propia identidad. Le costó, pero lo logró, una conquista para la que fue fundamental el apoyo de su familia biológica (siente adoración por su abuelo, ya fallecido) y de la profesional. "La gente que nos dedicamos a la música no somos como nos pone la gente en su cabeza, al final somos personas y sentimos igual", declaró, antes de definirse como "un tipo de artistas que sigue pisando el suelo".

Dani Fernández no quería que nada fuera «impostado», buscaba la «verdad» por encima de todo. Por eso las cámaras entran en la intimidad de su casa cuando está cambiando los pañales a su hija Belice y en el backstage del escenario, cuando abraza a su abuela o cuando llora impotente porque siente que nada está saliendo como él quería. Al final, ese primer Wizink Center fue todo un éxito, y un eslabón más en el camino hacia convertirse en la estrella del pop-rock que es hoy.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Suscríbete durante los 3 primeros meses por 1 €

Publicidad