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Julio Medem ha vuelto. Y no solo al festival. Allá por 2010 recibió el premio retrospectiva y presentó en un abarrotadísimo Teatro Cervantes la delicada y desnuda 'Habitación en Roma'. Una película sencilla, una historia de amor lésbico, en un mismo escenario. Lo único que tiene que ver aquel filme con su último trabajo, '8', es que ambos hablan de amor y parejas. Pero nada más. Tanto que parecen películas de directores que nada tienen que ver por la complejidad de este nuevo relato narrado en 8 planos secuencia –hay montaje dentro de cada uno, no obstante– que repasan la historia de España desde el siglo XX a la actualidad a través de dos bebés, Adela y Octavio, que nacieron la noche que se proclamó la II República. Un tándem que representa las dos España que te helarán el corazón que decía Machado y que contrapone amor a violencia. Efectivamente, Medem ha vuelto con fuerza al cine, con un relato emocionante y poético, pero también comprometido y político que no deja indiferente en estos tiempos de extremismos.
«Políticamente podríamos pensar que estamos en una situación de preguerra. Yo no me creo, por supuesto, que va a haber otra guerra civil, pero la polarización y confrontación actual en España es terrible y muy fea», diagnostica Julio Médem, que retrata en su película presentada ayer en la sección oficial fuera de concurso esa situación de enfrentamiento permanente que en estos momentos ha despertado la división social. No obstante, el cineasta rechaza que su película sea una contestación a la ultraderecha. «Desde que escribí la película hace más de dos años, Vox ha crecido mucho, pero eso solo hace que la película sea todavía un poco más necesaria y más actual, pero no era mi intención», confiesa el cineasta donostiarra que hace que los personajes de Ana Rujas y Javier Rey (re)pasen 90 años de la historia de España.
Y aunque en la entrevista o la pantalla, Julio Medem no tiene problemas para hablar de política, el cineasta deja claro en '8' que, en las reuniones familiares, mejor apostar por el amor que por discutir de siglas. «Muchos se van a acordar de las cenas de Navidad cuando vean la película», admite el director de 'Lucía y el sexo' y 'Los amantes del círculo polar', que tiene claro que «la polarización más fuerte, potente y dura viene de los políticos, pero luego la sociedad no lo está tanto, ni mucho menos». Frente a esa actualidad que nos arrastra, este argumento surge en realidad de los dos personajes protagonistas, Adela y Octavio, nacidos a la vez en bandos enfrentados y condenados a encontrarse.
«Para mí es una película de dos personajes que están conectados, o sea, que tienen sus destinos conectados sin que ellos lo sepan, una atracción que describe la forma de un número ocho, un ocho tumbado en el sentido de bucle», explica Medem sobre la original estructura de esta película de maneras poéticas y pasajes conmovedores que repica ese ocho de ida y vuelta de los protagonistas en otras tantas escenas en momentos claves de la historia de España que se detienen en la guerra civil, la dictadura, la transición, los años 90, la crisis de comienzos del siglo XXI y la pandemia, entre otras. «Cuando escribí la primera escena me di cuenta que estaba hablando de España, que estaba haciendo una reflexión emocional sobre el cainismo. Pero eso lo descubrí después, porque la película nace de una carga emocional muy fuerte y muy intuitiva sobre esos dos personajes», cuenta Medem sobre Adela y Octavio, que obligan a Ana Rujas y Javier Rey no solo a una transformación interior, sino también física para dar vida a esta pareja que va sumando décadas conforme avanza el metraje.
Un relato «trágico y duro» en el que el odio y la violencia son paralelos al amor. O más bien, extremos que también forman su propio ocho. «Lo que propongo con la película es un deseo, lo que yo llamo la ceremonia del perdón. En esta vida hay que saber pedir perdón y también saber perdonar», afirma Julio Medem sobre la evolución de sus personajes y sobre una película que no duda en calificar como la «más libre y osada» que ha filmado. Una cinta que bien podría haber entrado en la competición de la sección oficial, aunque, como ya hizo con 'Habitación en Roma', se ha proyectado sin entrar en la lucha por la Biznaga de Oro. «Me siento más cómodo sin concursar. Conseguir la financiación me ha costado muchísimo y me siento muy orgulloso de ella, así que solo espero que tenga un buen día en Málaga», zanja el cineasta.
Un regreso al certamen que se iba a producir hace dos años con otra película, 'Minotauro', su visión de Picasso y el proceso de creación del 'Guernica' que, paradójicamente, a día de hoy sigue sin estrenarse. Ni terminarse. Un filme que es el gran proyecto maldito del cine español, después de que Carlos Saura renunciara a este proyecto tras más de una década de intentos y problemas económicos. Y cuando por fin se rueda, ya con el vasco al frente, sigue sin concluirse su postproducción.
«La película es una coproducción hispanodominicana, que se rodó maravillosamente bien, pero a la que le faltan los efectos digitales. Se quedaron sin dinero y solo queda eso», revela Julio Medem que, no obstante, no da por perdida la película y avanza que los VFX se harán en España, por lo que espera estrenar en el corto plazo su visión del mítico artista nacido en la plaza de la Merced. «La película se merece terminarla bien», concluye el cineasta que reconoce que el Festival es el escenario más apropiado para su cinta más «malagueña». Igual lo vemos regresar el año que viene.
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