Eso de que la cara es el espejo del alma define el estado actual del director del Festival de Málaga, Juan Antonio Vigar. Superados ... sus achaques de salud –tuvo un problema coronario–, afronta con optimismo la 27 edición que se inaugura este viernes y que viene cargada de directores reconocidos –Martínez Lázaro, Trueba e Isaki Lacuesta–, junto a los habituales debutantes. El nuevo récord de películas tras las críticas del año pasado por el exceso de estrenos, la reducción de series en el programa o las críticas de Vox al cine español también surgen en esta charla en la que pone caducidad a su mandato al frente del festival.
Publicidad
–¿Qué destaca de la 27 edición?
–Los dos ejes estratégicos del festival son el abrazo al cine iberoamericano y el componente de industria. Sobre lo primero, aquella idea generó en su momento opiniones contrarias, pero se ha demostrado que fue una buena decisión ya que ha permitido que el abrazo al cine español sea todavía más intenso. Y en cuanto a los mercados, nos ha permitido tener un diálogo con todos los agentes de la industria y acompañar al audiovisual en toda su cadena de valor. Esta edición hemos tenido 2.557 inscripciones de películas, lo que constata que seguimos siendo un festival de referencia para el cine español porque el 65% de esos títulos, 1.656, son nacionales. En segundo lugar, tenemos un prestigio indudable en el ámbito latino, porque han llegado 901 audiovisuales. Y en tercer lugar, el 30% del total son óperas primas, unas 800, lo que define una seña de identidad del festival que en los últimos años nos ha granjeado grandes sorpresas.
–Siguiendo esa línea argumental, el cine nacional gana más peso que el hispanoamericano.
–Tanto el cine español como el cine latino están creciendo.
–Pero de la sección oficial de 37 películas, hay solo una latina por cada dos españolas.
–Nacimos para ser útil al cine español y no queremos perder la seña de identidad que nos definió en un inicio. Lo que ocurre es que se enriquece con el cine latino y hace que intentemos equilibrar, siempre con una mirada más generosa hacia lo español, cosa que además se corresponde con las cifras de inscripción. En la sección oficial a concurso hay once españolas y ocho latinas, mientras que la no competitiva es la que nos permite ser más generosos con el cine español y darle más ventana de exhibición a una industria con la que llevamos 27 años trabajando. El posicionamiento algo preferente del cine español es necesario para nuestra industria y la apertura al cine latino por ahora es suficiente para su conexión con España y Europa.
Publicidad
–¿Con tantas películas no hay un riesgo de devaluar la marca 'Festival de Málaga Sección Oficial'?
–Vuelvo a las cifras. Nosotros hemos visto 152 películas españolas y 29 coproducciones. Es decir, 181 películas españolas han querido estar en Málaga, de las que hemos elegido once para la competición y 15 para fuera de concurso. Es decir, estamos hablando de 26 películas, por lo que hemos dejado fuera 150 películas y ahí es donde se juega la calidad y la idoneidad. De esas 26, hay 11 que están a concurso, pero con un sentido de utilidad incluimos fuera de competición otras películas con calidad para el espectador. Pero no creo que eso devalúe el festival, sino todo lo contrario: nos da un posicionamiento más fuerte de cara a nuestra industria.
Publicidad
–El festival fue criticado el pasado año por exceso de proyecciones, pero esta edición vuelve a batir su récord de películas.
–Somos un festival grande y maduro, pero con mimbres todavía de juventud frente a otros eventos con un desarrollo más largo en el tiempo. Nosotros no estemos tocando techo y si lo estamos manteniendo es porque no tenemos más espacios de exhibición en la ciudad. Necesitamos más salas como las del futuro Neoalbéniz, que añadirá dos más para próximas ediciones. Un festival de la naturaleza y la dimensión de Málaga ya no puede ser un festival abarcable, porque queremos mostrar todo lo bueno que se hace en el ámbito del cine español y latinoamericano. Lo mismo que a nosotros nos obliga la situación a seleccionar, los medios y el público deben hacer ese mismo ejercicio.
–Málaga es un buen festival para óperas primas, pero esta edición también hay grandes nombres como Trueba, Martínez Lázaro e Isaki Lacuesta.
–Ya el año pasado tuvimos mucho material y fue complejo seleccionar, pero este año ha sido mucho más. Tenemos nombres consagrados, junto a otros que encuentran en Málaga esa plataforma para realizadores emergentes. En el cóctel del festival en el Teatro Real hace unos días, un conocidísimo actor me dijo que se estaba poniendo «muy caro» estar en Málaga. Y es verdad. Todo el mundo quiere estar ahora aquí y nosotros estamos encantados, pero obviamente no podemos incluirlo todo.
Publicidad
–San Sebastián abrió el año pasado con animación y ustedes inauguran con 'Dragonkeeper'. ¿Hay un revival del género?
–El crecimiento de la animación en España es muy notable y tenemos una película este año a las puertas de los Oscar, por lo que ojalá 'Robot Dreams' tenga toda la suerte del mundo. En nuestro caso, hemos esperado la oportunidad y se ha dado este año con 'Dragonkeeper', una película singular porque es una coproducción con China. Y cuando vimos la película, nos pareció una joya. Un trabajo dirigido por Salvador Simó, que no sé si todo el mundo sabe que vive en Málaga. Y no solo inaugura, sino que entra a concurso, porque la animación puede competir con cualquier otro formato, ya que como bien dijo Pablo Berger al recoger el Goya, la animación es cine y como tal debemos tratarla.
–Las series parecían que se iban a comer el festival y este año hay apenas cuatro títulos. ¿Por qué?
–Las series son unos magníficos contenidos para el público del festival, pero nuestra seña de identidad es el mundo del cine y la vuelta a las salas. No hacemos un gran esfuerzo por traer series, sino que somos receptivos a las peticiones de las plataformas. Nos parece importante ofrecer esos contenidos y la evolución no sabemos dónde nos llevará, pero de momento estamos centrados en el cine.
Publicidad
–Últimamente, las ganadoras de Málaga también lo hacen en los Goya pese a la diferencia de meses.
–Eso demuestra dos cosas. Por un lado, el festival se ha convertido en un evento que pone en valor el talento del cine español que se ha ido focalizando hacia el perfil de nuevos creadores, específicamente mujeres. Y en los últimos años, las películas que han salido de Málaga han estado en los Goya. Y lo segundo es que había una leyenda urbana que decía que las películas de los festivales de principio de año quedaban en el olvido, pero no es así. Se ha demostrado con '20.000 especies de abejas', una película que lo ha ganado todo a lo largo del año y en los Goya ha estado discutiendo el triunfo hasta el último minuto. Si el cine es bueno, se recuerda. Y Málaga es una plataforma maravillosa para dar impulso a películas.
–Hablando de los Goya, ¿usted se encuentra con 'señoritos' en el cine español como dijo Vox?
–No, no me encuentro muchos señoritos. Me encuentro con gente muy trabajadora, con voluntad de hacer un cine de calidad y preocupada porque sus proyectos estén bien armados. Y prueba de ello es que muchas películas españolas están traspasando nuestras fronteras y dos de ellas, están ahora a las puertas de los Oscar. Me haría muy feliz que tanto a Pablo (Berger) como a Jota (Bayona) tuvieran ese reconocimiento que de alguna manera sería el reconocimiento de la industria española.
Noticia Patrocinada
–¿No es contradictorio que un partido que defiende lo autóctono ataque el cine español?
–Esa es una pregunta para los dirigentes de Vox. Para hablar del cine español hay que conocerlo. No nos podemos quedar en los tópicos, en las leyendas urbanas y en los planteamientos ya trasnochados porque no es la realidad. En el cine hay mucha sensibilidad, talento y, sobre todo, un esfuerzo diario y cotidiano. Yo invitaría a todo el que tenga alguna crítica respecto al cine español a que se siente con sus representantes a dialogar, porque desde el conocimiento se llegará a unos planteamientos absolutamente diferentes a los que ahora puede haber.
Publicidad
–El cine español está viendo su #MeToo tras la denuncias contra Carlos Vermut. ¿Cómo afronta el festival la situación?
–Siempre vamos a estar del lado de las víctimas, pero además trabajamos para que no suceda en nuestro festival ningún tipo de abuso. Ya el año pasado instauramos unos protocolos rigurosos para la prevención y erradicación absoluta de cualquier tipo de conducta en este sentido y, luego, para la atención. El festival siempre ha sido un espacio amable y de convivencia, y espero que lo siga siendo este año.
–Usted siempre ha hablado que la subsistencia del Festival de Málaga depende de los mercados. ¿El cine es un buen negocio?
–Hace muchos años, un responsable del ICEX me decía que el cine no era un sector poco significativo en la economía exterior de nuestro país, pero sí aportaba mucho prestigio. Pero con el paso del tiempo, esto se ha ido transformando y el cine español empieza a ser un buen negocio. Las coproducciones crecen y en las películas inscritas de esta edición hay 67 países ya que encontramos producciones españolas asociadas con empresas de Groenlandia, Myanmar, Malasia, Nueva Zelanda, Australia… En nuestros Spanish Screening, tuvimos el año pasado cerca de 2.000 personas de más de 60 países que vinieron a ver cine español. Hoy el cine español es un sector muy dinámico que más allá del prestigio y está aportando valor económico y tejido industrial.
Publicidad
–¿Y a nivel presupuestario, el crecimiento del festival está teniendo su correspondencia?
–Nuestro trabajo tiene que ir más en la línea de desarrollar los patrocinios privados que seguir en la petición al Ayuntamiento de más recursos. El festival no se habría sustentado en tiempos de pandemia si no hubiera sido por el Ayuntamiento. Y eso es algo que agradezco y aplaudo. Pero hemos crecido mucho en patrocinios y el objetivo es llegar a un equilibrio de 50% de aportación municipal y 50% privada y de recursos propios. De momento lo estamos consiguiendo y no hacemos que el Ayuntamiento debe soportar mayor carga económica en ese crecimiento. También hay que reconocer las ayudas que hemos recibido de otras administraciones, que han crecido mucho en el ámbito de industria como las ayudas que tuvimos de los fondos Next Generation para los mercados y screenings. Así que el objetivo es seguir creciendo sin que las costuras del traje se nos note.
–¿De qué cifra hablamos?
–El festival puede cifrarse en torno a 2 millones de euros, a lo que hay que sumar la aportación para el área de industria,1,65 millones más, por parte del ICAA. De los dos millones, el Ayuntamiento pondría la mitad y los recursos propios la otra mitad. Es complicado de explicar ya que hablamos de una empresa global que abarca teatro, cine y espectáculos –en referencia a la entidad municipal Málaga Procultura, que organiza el festival y gestiona el Teatro Cervantes– . El presupuesto en su conjunto podría alcanzar los 3,6 millones aproximadamente.
Publicidad
–¿Y es adecuado?
–Bueno, deberíamos estar un poquito más arriba por el crecimiento lógico de todo y por el encarecimiento de la vida. En nuestro caso, que tenemos que trabajar con viajes, vuelos internacionales, alojamientos y atención a invitados, el coste ha crecido. Me gustaría que pudiéramos tener mayores recursos, pero no soy de quejarme, sino de construir y de ir demostrando que las necesidades requieren recursos. Podemos decir que estamos trabajando con unos presupuestos que son razonablemente lógicos.
–El festival acaba de ingresar en el 'club de festivales' internacional de la FIAFF. ¿Qué supone?
–Supone la constatación de que somos un festival de reconocido prestigio en el ámbito internacional, que entra en un selecto club, que son aquellos festivales que la Federación Internacional considera que tienen unos estándares de programación, proyección, respeto a los derechos de autor, invitados… Ha sido un proceso largo en el que hemos pasado una serie de valoraciones que denotan que somos un festival de calidad.
–El año pasado me decía que su continuidad dependía de las elecciones y el alcalde. ¿Seguirá toda la legislatura?
–Siempre he considerado que los trabajos de gestión cultural son circunstanciales. Mi compromiso está con la corporación actual, con nuestro alcalde, hasta el final de la legislatura. Ese es el periodo temporal máximo que me planteo, siempre dependiendo de la salud ya que ha sido un año complejo para mí. Todo va a depender de que siga como ahora que me encuentro con mucha fuerza y confianza. Al margen de la salud, mi límite temporal es la legislatura y pienso que por edad es necesario dar el relevo a otras personas que den un nuevo impulso al proyecto, porque yo ya soy de una generación que está de salida.
–Pues si me permite decirlo, la verdad es que se le ve con mejor cara que el pasado año.
–Hoy me encuentro mucho mejor. Vamos a tocar madera que siempre es necesario y confío en que la salud me siga respetando.
Suscríbete durante los 3 primeros meses por 1 €
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión
Te puede interesar
Publicidad
Utilizamos “cookies” propias y de terceros para elaborar información estadística y mostrarle publicidad, contenidos y servicios personalizados a través del análisis de su navegación.
Si continúa navegando acepta su uso. ¿Permites el uso de tus datos privados de navegación en este sitio web?. Más información y cambio de configuración.