Gala Málaga Cinema: cuando el talento lo tiene uno de los nuestros

La música de Roberto Cantero y Malaka Mafia abrió la entrega de premios que comenzó con el reconocimiento de los Oficios del Cine al joven director Pablo Barce, revelación del año pasado tras obtener con el corto 'El nadador' el premio Forqué y la nominación a los galardones de la Academia. Un aplaudido trabajo que se basa en un relato del propio padre del realizador, el escritor Sergio Barce, y que acertaba a dar una perspectiva diferente del sueño de los jóvenes africanos por alcanzar Europa al mostrar la visión que existe desde el otro lado del estrecho, desde Marruecos.

Barce recordó que el origen de la película está precisamente en el certamen malagueño, que fue el pionero en financiar 'El nadador' a través de sus ayudas a la producción. «No tengo palabras para explicar que el mismo festival que ahora me otorga un premio es el que hizo posible que dirigiera mi primera película», señaló el realizador y montador, que también nombró a dos tocayos suyos fallecidos demasiado pronto. «Uno es el escritor Pablo Aranda y el otro el director Pablo Cantos que me animó a que siguiera estudiando y me dio alas», afirmó.

Por su parte, la Biznaga Málaga Cinema a la Producción la recogió Dylan Moreno, que hace unas ediciones participó en la sección oficial con la comedia 'El Intercambio', de Ignacio Nacho', y acaba de concluir su nuevo largometraje, 'La mancha negra', de Enrique García. El impulsor de Marila Films ofreció el discurso más reivindicativo al recordar el avance de la industria malagueña en los últimos años y reclamar el «apoyo de las instituciones públicas» y de las «ayudas nacionales» para que las producciones locales «tengan la misma proyección y alcance que el resto».

Moreno protagonizó la anécdota de la gala ya que apareció en traje y chanclas. Un calzado brillante, pero playero. «Es lo que pasa por montar en monopatín cuando uno ya no tiene edad», se disculpó el cineasta, que aclaró que se había roto un dedo del pie y la prescripción médica se imponía a la etiqueta.

El turno de los premios de interpretación arrancó con Ignacio Mateos, el actor que llegó a los papeles de protagonista de la mano de Fernando Colomo en 'La banda Picasso' y que el pasado año destacó en la serie 'Malaka' gracias a su encantador personaje palmillero de El Barra. El artista rememoró que su primera experiencia en los escenarios fue precisamente en el teatro Cervantes cuando, con 9 años, debutó como parte de la escolanía que cantaba en la ópera 'Carmen' de Bizet y que hace una década «más o menos» fue azafato del festival repartiendo acreditaciones. «Ahora estoy aquí recibiendo un premio, por lo que se lo dedico a todos los actores malagueños que reciben un no, otro no y otro no para decirles que los sueños se cumplen», afirmó.

Como Mateos, que vive en Madrid, la también malagueña Mona Martínez subió al escenario a recoger su Biznaga de actriz tras su reciente papel de madre de Mario Casas en el 'thriller' 'Adiós', con el que logró una merecidísima nominación al Goya. «Una no se da cuenta de lo que echa de menos Málaga hasta que llega», afirmó la intérprete, que también participó el último año en una superproducción de Hollywood, 'Terminator: destino oscuro'. Como el resto de premiados, Martínez se acordó de la familia, pero realizó una dedicatoria especial ya que el oficio del cine está hecho de triunfos, pero también de fracasos. Y todo ayuda a seguir adelante. «Gracias a las personas que han ido apareciendo y desapareciendo en la vida y dándome ánimo y experiencia, ya que tanto amigos como enemigos han hecho que hoy esté aquí», se despidió.