Los cinéfilos andábamos ayer por los aledaños del Cervantes con la retaguardia con forma de butaca, pero cara de satisfacción. Difícil recordar una edición con tan buenas películas. Siempre las hay, pero ese índice de una o dos cintas excepcionales, se ha multiplicado este año ... con hasta cinco o seis. Me salen las Biznagas de Oro, 'Segundo premio' y 'Radical', pero también 'Nina', 'Pájaros', la revelación 'La casa' y, a juicio del jurado, 'Los pequeños amores'. Seis películas, seis. Esto avalaría lo que defiende el Festival de la utilidad para la industria y la sobredosis de estrenos. Pero el caso es que l competición ha tenido los mismos largometrajes que el año pasado. Así que, o han dispuesto de mejores filmes para elegir o buen ojo.

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El problema, por segundo año, han sido las cintas fuera de concurso que, sumadas a las anteriores, hacen una sección oficial de 37. Y días con cinco películas, cinco, de exhibición y otras tres a competición. Imposible de digerir. Y no solo para crítica, también para el público. Progresar es necesario, pero el exceso de títulos ha dejado a muchos rogando por una entrevista. La cantidad de filmes ya está en números rojos y vendría bien una revisión para seguir creciendo en calidad, pero programando menos películas que solo vienen de paso y nadie sabe cómo ha sido. Y todo esto sin hablar de series, documentales, cortos y cine internacional...

Otra cuestión es el de las salas. Limitadísimo también. A la espera del Neoalbéniz o el futuro auditorio del (neo)Astoria, el invento de las proyecciones en Turismo Andaluz es solo un parche. Cuestiones que quedan pendientes para el próximo año. Menos mal que para ir quitándonos de la sobredosis de estos días nos queda esta domingo los Oscar, esa otra alfombra roja. Habrá que ver si por allí la invaden también tantos influencer que cuando se les pregunta no han visto ni una película.

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