Julio J. Portabales
Sábado, 9 de marzo 2024, 00:01
Se apagan las luces de la sala 3 del Cine Albéniz y de repente aparece en pantalla 'Kárate a muerte en Torremolinos'. El Festival de ... Málaga como escenario y con el malagueño Pedro Temboury en una de las butacas. Él es el principal responsable de esta famosa película de Serie B, ahora de culto, rodada con un presupuesto ínfimo durante 2003.
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El director malagueño, tras varios años sin asistir, regresa durante unas cuantas horas con una de sus obras más representativas y gamberras que se recuerdan. Málaga, y en especial, Torremolinos, se convierten en el centro neurálgico del Festival con esta película tan poco convencional.
–¿Tenía ganas de volver a Málaga?
–Más que a Málaga al Festival, ya que bajo cada dos por tres. Pero sí, siempre es una alegría volver, ya que hacía mucho tiempo que no ponían nada mío.
–Ha estado en las primeras ediciones del Festival. ¿Lo echaba de menos?
–Sí, he vivido los inicios del Festival y es una alegría poder verlo todo de nuevo. Además, he estado con amigos que participaron en la película y siempre es bonito reunirse en torno a la hoguera, que es 'Kárate a muerte en Torremolinos'.
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–Se vuelve a emitir 'Kárate a muerte en Torremolinos' en el Festival. ¿Qué siente cuando vuelve a escuchar este título?
–Me da alegría que siga viva. Es una película que todavía se pone en un montón de festivales y que al año puede tener dos o tres pases. De hecho, uno de los últimos en los que se visualizó fue en la CutreCon de Madrid, tuvo un éxito bestial y toda la gente cantaba las canciones. Sobre todo, estoy contento porque esto confirma que la película sigue teniendo vida y, lo más importante, sigue arrastrando a gente a las salas.
–Una película de 2003, pero atemporal. ¿Cómo cree que las nuevas generaciones van a acogerla?
–Creo que muy bien, porque es un humor muy millennial: muy absurdo, muy loco y creo que es como un meme hecho película, por eso pienso que 'Kárate a muerte' sigue muy viva. De hecho, solo hay que echar un vistazo a Google, meter el nombre de la película, para ver como gente de sitios tan remotos como Chile, Perú, Rusia o Estados Unidos se ha contagiado de la fiebre de 'Kárate a muerte'.
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Ha pasado de ser un fenómeno poco conocido a nivel nacional y local, a ser una película muy reivindicada a nivel internacional: Hay un montón de pódcast, gente que la disecciona… Además, creo que estas nuevas generaciones están más cercanas a este humor, la gente la disfruta y la entiende más ahora que antes.
–¿Cómo se podría definir 'Kárate a muerte'?
–Es una película que su propio nombre lo índica: Hay kárate, hay muerte y sucede en Torremolinos, en ese sentido se defiende por sí sola. Un título tan honesto como este no te da pie a creer que es una película romántica de gran presupuesto; sino gamberra, hecha para divertir a la gente y que se lo pasen bien, sea en el año 2003 o en el 2024.
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–¿Cuál es la anécdota que, con más cariño, recuerdas del rodaje?
–Sobre todo, como un grupo de gente, con un presupuesto ínfimo, fuimos capaces de hacer una película que todavía se recuerda, esa es la mayor anécdota.
Ya luego, ¿otras anécdotas?, hay miles: Cuando íbamos con los zombis karatecas por Torremolinos invadiendo la calle San Miguel. Por ejemplo, como no teníamos permiso de rodaje, teníamos que poner a gente en las esquinas que nos avisaran cuando viniera la policía municipal, para esconder las cámaras o, cuando rodamos en la playa, sacábamos al monstruo de debajo del agua y asustábamos a los bañistas.
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–Centrémonos en usted. ¿Cómo empieza en este mundo?
–Mis inicios son muy humildes y muy modestos. Rodaba cortometraje con mis amigos en Málaga, y poco a poco lo que era un hobby se fue tornando en una profesión. Empecé a hacer cortometrajes que me los compraron Canal +, Metrópolis, Televisión Española… Y con el tiempo conseguí trabajar con uno de mis ídolos, Jesús Franco, y gracias a eso aprendí un poco a rodar con dos duros.
Todo ese desarrollo me llevó a una carrera profesional centrada en la televisión y en los documentales que todavía perduran. Estoy muy satisfecho de esos inicios humildes que me han proporcionado trabajar en lo que realmente me gusta.
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–Jesús Franco fue una persona importante en su carrera profesional. ¿Cómo lo recuerda?
–Jesús Franco era una persona emblemática en el cine español, un defensor de la libertad cinematográfica y quizás lo que más recuerde, sea el trabajar codo con codo durante cinco películas y echar los dientes rodando junto a él.
Siempre recuerdo una frase que él decía mucho: «Para rodar una película lo que necesitas es una cámara y libertad». Eso es lo que nosotros hicimos en 'Kárate a muerte', rodar sin dinero, pero con una libertad absoluta y divirtiéndonos lo máximo. Jesús Franco en esto fue un referente de este tipo de cine sin complejo, gamberro y orientado al público más que a la industria.
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–Es un experto en el cine de Serie B. ¿Qué opina de su evolución?
–El cine de Serie B sigue estando muy de moda. De hecho, James Wan y sus películas, como 'Insidious', son en cierta manera refritos de algunos de los 70 y 80. Este estilo sigue muy vivo, además que las plataformas y la cantidad de canales de distribución que hay ayudan mucho a este tipo de cine sin prejuicios. Es más fácil poder realizarlo ahora, que en mi época.
–Hay más oportunidades.
–Sí; más oportunidades, más ventanas, más sitios donde llevar los proyectos… También en cierta manera creo que la 'generación Internet' ayuda a que no tengas que tener una gran distribuidora detrás, sino que el sistema del boca a boca, ahora mismo, es mucho más potente que antes. Sobre todo, que las películas modestas y humildes puedan tener una vida más larga y beneficiosa. En ese sentido, creo que todas estas plataformas ayudan a los creadores de cine independiente, un poco, a mostrar mejor sus obras.
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–El Cine Albéniz ha acogido el nuevo ciclo Underground Andaluz ¿Qué opina sobre este género?
–Creo que hay películas ahora mismo que se hacen, que serían del Underground Andaluz en nuestra época, ese espíritu gamberro sigue todavía. Lo único, es que existe ese apoyo de las plataformas, entonces, pues claro, son menos salvajes que las nuestras, porque la nuestra era más libre, no había ninguna gran televisión ni ninguna gran plataforma detrás.
–¿Es fundamental la libertad en este tipo de géneros?
–Claro, es fundamental, si no esto no tendría sentido. Si tú mismo te cortas o te autocensuras, apaga y vámonos. Hay que defender la libertad creativa y entender que no todas las películas deben hacerse con grandes actores, ni con tramas muy complejas.
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Nuestras referencias suelen ser de los años 50, 40, 30… Es un cine atemporal que siempre ha existido. Pero esa libertad cinematográfica de la que hablamos depende también un poco del director y del productor, que exista ese feeling.
–Se ha alejado del cine de Serie B y ahora se encuentra realizando documentales. ¿Por qué?
–Hubo un momento en la crisis en la que era muy difícil levantar proyectos y entonces decidí que el documental era una manera estupenda de poder rodar con poco presupuesto, que puede llegar a mucha gente y poder vender más satisfactoriamente estos proyectos. De todas maneras, yo sigo moviendo proyectos de cine y de ficción, pero todavía no han llegado a buen puerto.
–Esperamos volver a verle pronto rodando películas de Serie B
–Efectivamente, el día menos pensado saldré de la tumba y volveré.
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