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Buñuel en el laberinto de las tortugas ****

Antes de la quema **

Vaya por delante mi inexplicable resistencia, resultado de quién sabe qué oscuro trauma, al cine de animación. Por eso el latigazo emocional de 'Buñuel en el laberinto de las tortugas', proyectada este domingo ... en la sección oficial a concurso, me pilló con las defensas bajas, sin expectativa alguna, que es el estado ideal para ver una película y acudir a una cita, aunque sea con el psicólogo. La propuesta de Salvador Simó, basada en el cómic de Fermín Solís, recrea el viaje del genio español a Las Hurdes, donde rodó el documental 'Tierra sin pan'. Esta aventura sirve como motor de una conmovedora historia sobre la amistad entre Buñuel y el pintor Ramón Acín, que financió el proyecto, pese a los apuros que atravesaba su familia, con el dinero que le había tocado en la lotería. Ambos estaban convencidos de la necesidad de denunciar la miseria de esta paupérrima región extremeña, apenas mantenida por el subsidio gubernamental concedido a cambio de acoger a niños huérfanos.

La experiencia zarandeó los cimientos del director de 'El perro andaluz', empeñado en dejar testimonio de las injusticias que padecía la España profunda, aunque para ello tuviera que manipular la realidad o matar animales. Simó cose con brillantez esta transformación interior, la del artista que rompe con el surrealismo del que había bebido, su expresión natural, y con la rocosa influencia de Dalí para acercarse a manifestaciones más sociales. La película intercala la animación con imágenes extraídas del documental, una mezcla efectiva que facilita la inmersión del espectador antes de la tralla final, no por esperada menos sobrecogedora. Porque Acín, y esto no es 'spoiler' sino memoria, acabó fusilado en 1936 y excluido de los títulos de crédito de 'Tierra sin pan', antes de que Buñuel, en un acto de justicia, recuperase su nombre esquivando la censura.

No es la primera vez que el Festival de Málaga incluye una película de animación en su sección oficial, sin ir más lejos ya lo hizo el año pasado con 'Memorias de un hombre en pijama', pero sin duda se trata del largometraje de estas características con más opciones de abrirse hueco en el palmarés más allá de los premios técnicos.

Más inofensiva resulta 'Antes de la quema'. A diferencia de 'Buñuel en el laberinto de las tortugas', la cinta de Fernando Colomo sale perdiendo cuando se enfrenta a las expectativas generadas, sobre todo por los quilates que acumula la filmografía de su director, cabeza de cartel esta edición en Málaga. Esta historia de relativo suspense, en realidad una comedia camuflada, discurre repleta de buenas intenciones y 'gags' por momentos funcionales, incluso con varios golpes de ingenio capaces de desatar las carcajadas del público, pero no llega a levantar el vuelo como 'thriller'. Un desarrollo encorsetado y una resolución pronosticable y mal ejecutada lastran esta historia protagonizada con solvencia y oficio por Salva Reina, Manuela Velasco y Maggie Civantos.

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Más redonda que 'Taxi a Gibraltar', proyectada en la inauguración, la cinta de Colomo no consigue sin embargo dotar de dimensión a sus personajes, encabezados por Quique, un chirigotero del Carnaval de Cádiz que comienza a traficar en el mayor depósito de droga de Andalucía, donde se planea un robo. Tampoco la ironía que desprenden algunas réplicas, joyas en medio de diálogos manidos, y los planos abiertos que aprovechan el paisaje salvan una película que, por sus hechuras, parte como favorita a llevarse el premio del público. Y tal vez no pretenda más.

(**** Excelente *** Buena ** Entretenida * Regular o Mala)

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