Mariano Barroso: «El Festival de Málaga es el buque insignia del cine español»

Sobre la última gala de los Goya, el director de 'Éxtasis' y la serie 'La línea invisible' admite que los discursos interminables rompieron la gala y destaca que el hijo de Berlanga rectificó sus primeras declaraciones en las que crítico la ceremonia ya que la Academia se ha volcado en los últimos dos años con el autor de 'Bienvenido Mr. Marshall'. Y aunque Barroso comentó que no se presentaría a una reelección como presidente de la Academia, confiesa que ahora no lo tiene tan claro.

-¿El Premio Málaga SUR a todo el cine español cómo le suena?

-Una alegría para todos. La Academia es la institución que agrupa al colectivo más numeroso de nuestro cine, por lo que es un honor recogerlo. Conociendo la trayectoria de este premio y la implicación del festival y del diario con el cine español solo tengo palabras de agradecimiento.

-¿Qué sería del cine español sin el Festival de Málaga y viceversa?

-Es imposible decirlo. En el cine, tan importante como la producción o la distribución es la celebración que tiene que ver con los rituales. Y el Festival de Málaga es la celebración del cine español y eso significa reconocimiento y una apuesta firme después de más de dos décadas. No hay nadie del cine español que no haya pasado por el Festival de Málaga.

-¿Cuál cree que ha sido la aportación del certamen al cine español?

-Comenzó siendo algo más pequeño que sirvió para implicar a la ciudad con nuestro cine. Fue creciendo y hubo un momento en el que incluso parecía que podía morir de éxito, pero la estructura se fue dimensionando de una manera ejemplar. No hay una plataforma como la del Festival de Málaga, es el lugar natural para lanzar nuestras películas, para ver el estado de nuestro cine, para el mercado, para el reconocimiento a las personas que hacemos el cine. Es el buque insignia del cine español. Los Goya se organizan desde dentro de la industria, mientras que el Festival de Málaga es el reconocimiento de una ciudad, de las instituciones y de la sociedad. El festival es uno de los nuestros.

-El interés del Festival de Málaga por el cine español fue copiado por otros certámenes. ¿Cree que fue pionero en el trato vip a nuestro cine?

-Fue pionero. Nació en unos tiempos en los que había mucho debate, controversia y polémica con intentos de alejar el cine español de la sociedad, pero el Festival de Málaga hizo una apuesta clara, nítida y contundente a su favor y demostró y lo demuestra cada edición que el cine español es rentable, no solo desde el punto de vista económico, sino también social, cultural, comunicativo… Y cuando algo funciona la gente se apunta y eso ha sido muy bueno para el cine español.

-Pasar al ámbito latinoamericano y convertirse en un festival internacional, ¿Restó atención o potenció el cine español?

-Latinoamérica es un aliado natural y durante décadas el cine iberoamericano se ha apoyado en el nuestro y al revés. Y hay cineastas latinos que son parte de nuestra cultura, desde Héctor y Ernesto Alterio a Cecilia Roth, pasando por Ricardo Darín, Norma Aleandro, Giménez Cacho, mientras que José Sacristán es en Argentina como Maradona, así que ya no sabes si son de aquí o de allí. El cine no entiende de fronteras porque nuestro lenguaje es el de las emociones. La expansión del festival hacia el cine en español fue decisiva y nos congratula porque somos parte de lo mismo.

-¿La Academia y el Festival de Málaga están condenados a entenderse?

-Esa es una dulce condena, porque somos una sociedad en la que colaboramos en muchos frentes. El Festival de Málaga, con Juan Antonio Vigar al frente, es parte de nosotros y tenemos una relación muy estrecha. Puede parecer que lo estoy endulzando pero ojalá todas las colaboraciones artísticas y culturales fueran tan estrechas como con el certamen.

-Tras la pandemia, ¿cómo ve el futuro del cine español?

-Ahora que mencionas la situación, me impresionó mucho la edición del Festival tras el confinamiento, en verano de 2020, porque fue ejemplar, impecable y una referencia para todos los demás festivales. También fue duro y triste ver el patio de butacas con dos asientos libres por cada uno lleno, pero la resistencia y el tesón de la organización hizo que el cine fuera visible en ese momento tan importante.

-¿Y cómo saldremos de esto?

-Todavía está por ver la foto final porque todavía estamos lejos de alcanzar el nivel que teníamos prepandemia. Hay películas que están funcionando bien, pero estamos viviendo una renovación de la exhibición y la forma de ver cine. Ahora nos llegan las películas a casa el mismo día que se estrenan en Los Ángeles o Londres, y las salas tienen que luchar para seguir ahí y no es fácil, pero tienen algo que les pertenece y es el ritual de lo colectivo, el cine concebido no como un producto sin más, sino como la celebración conjunta de una experiencia emocional. Eso solo lo puedes disfrutar en el cine rodeado de gente a la que no conoces. No podemos renunciar a esto, como no podemos renunciar a los conciertos en vivo. Aunque todavía hay miedo y mucha necesidad de estar en la calle y en los parques, estamos en plena fase de vuelta a los cines.

-Usted ha concursado en Málaga con 'Hormigas en la boca', le han premiado, le han homenajeado y ha sido jurado. ¿Qué le falta por hacer con el festival?

-Pues cronista en tu periódico.

-ja, ja, no lo diga dos veces que le damos una columna.

-Pues me gustaría escribir alguna, así que déjame hueco.

-Eso está hecho. En su último discurso de los Goya, se notaba que usted también escribe y que quería despedirse del cargo con reconocimiento a sus compañeros.

-Este año cumplo los cuatro años y hay elecciones en junio y toca renovar. Aunque todavía no sé qué hacer porque por una parte me da mucha pena dejarlo ya que hemos hecho cosas hermosas y se pueden seguir haciendo. Pero hay unas elecciones y espero que haya muchos compañeros y, sobre todo, compañeras que se presenten a la presidencia.

-¿Entonces puede ser que opte a la renovación?

-En principio tenía decidido que no, pero de repente igual te levantas un día con el gusanillo y piensas que has dejado a medio hacer el proyecto. Tengo un plazo que culmina en junio y ahí lo veré.

-La gala de los Goya de Valencia ha sido muy criticada, entre ellos, el hijo de Berlanga. ¿Cómo lo ha encajado?

-El hijo de Berlanga nos mandó una carta de rectificación importante. Para mi fue sorprendente porque llevamos dos años dedicados a la memoria de Berlanga y me dolió porque en ese proceso me impliqué personalmente, tuve la idea de lanzar la exposición sobre el cineasta, hemos apoyado el Año Berlanga y dos galas de los Goya con presencia de Berlanga. Le dije personalmente a su hijo que me parecía un acto de ingratitud. Y él después ha rectificado. Pero fue un trago amargo porque por Berlanga hemos trabajado estos dos años y en la gala hubo siete referencias al cineasta valenciano.

-Lo que fue un poco insoportable esta edición fueron los discursos interminables. ¿Cómo se puede evitar?

-Es un debate infinito. Ahora en los Oscar han eliminado ocho premios, lo que ha abierto otro debate sobre quién está legitimado para decir que los músicos son menos importantes que los guionistas, por ejemplo. Nosotros apelamos a la responsabilidad de los que recogen los premios, pero se produce un fenómeno incontrolable y es que cuando a uno le dan un premio tan grande se ciega por la emoción y pierde la perspectiva. Por decirlo suave, vimos situaciones que no se correspondían con el inmenso honor que supone que te reconozcan con el Goya. Pero no podemos poner un guardia por cada ganador. El año pasado la tecnología jugó a favor porque no había paseíllo a recoger el premio y la tecnología estaba programada para un minuto, lo que jugó a favor. Es un tema pendiente de resolver.

-Algo habrá que hacer…

-Alguna vez se ha metido una orquesta, pero no es fácil. Una gala de los Goya es un programa de televisión, pero también es una celebración de la gente del cine y no se puede esperar otra cosa de una entrega de premios. No son solo actuaciones que las puedes controlar, sino que hay muchas intervenciones improvisadas y en la última gala algunas tuvieron mucha tela. De las tres horas de ceremonia, un tercio o cerca de la mitad fueron agradecimientos y eso rompe el ritmo completamente.

-¿Seguirán los Goya celebrándose fuera de Madrid?

-Esa es la idea. Estamos pendiente de saber lo que hacemos el año que viene.

-Valencia vuelve a sonar.

-Es curioso que las ciudades que lo prueban, repiten. Y tenemos varias ciudades candidatas, Valladolid, Zaragoza, Sevilla, Valencia… Ya veremos donde se hace.

-La película de Almodóvar 'Madres paralelas' estará en los Oscar. No fue la película elegida por la Academia y eso se ha criticado. ¿Se equivocó la Academia?

-La gente vota y ya está. ¿Cómo se equivoca uno votando? Los académicos votan lo que consideran. No sé si todo el mundo hace cálculos en base a quien tiene más o menos posibilidades. No lo sé. Es como cuando la gente vota en las elecciones. Yo no puedo decir si se equivocaron, pero la mayoría de los académicos decidieron que la elegida fuera 'El buen patrón'.

-¿Se eligió la mejor?

-Ha sido un año de películas excelentes, con muy buenas candidaturas. Es evidente que Almodóvar es un cineasta internacionalmente reconocido, pero nunca sabes lo que va a pasar y la gente eligió que fuera otra película. Hacer hipótesis sobre lo que había pasado es ciencia ficción.

Carta de rectificación de José Luis García Berlanga por sus críticas en los Goya