Críticas 'Un hipster en la España vacía' y 'Pájaros': de lo previsible a una pareja que está de premio

Pues sí, si vuela alto la nueva película de Pau Durá es por la expansiva cotorra Gutiérrez y la esquiva grulla Zahera. El primero, nada más aparecer, se conquista la pantalla con Colombo, un vividor, crápula y canalla que está de vuelta de todo y sabe disimular sus miserias con encanto. Dices, qué bueno es este tío con el personaje que le echen. Aunque aquí Javier lleva las de ganar. Le toca el papel más vistoso del dúo. El tipo desastre y expansivo que es capaz de abandonarlo todo, incluido su hijo, por hacer de chofer de un desconocido que le paga una pasta porque lo lleve a ver las aves migrar desde Valencia a Cataluña. A su lado está Zahera, el aparente segundón del tándem al dar vida al tipo contenido. Pero Durá acaba abriéndole la jaula para que Luis también despegue. Aquí es un friki de la ornitología con secretos y miedos que nos arrastra a su drama con emoción y complicidad. Un personaje muy alejado de los clichés que le suelen dar.

Ellos son la película y viceversa. A veces, por encima del relato. Por eso ambos están para premio. Pero para una Biznaga al mejor actor ex aequo porque un personaje no se entiende sin el otro. A vista de pájaro no se le puede negar a Pau Durá su buen ojo para los actores. A lo que se une su agudeza para culminar su mejor película –es la tercera–, la más completa y la más entrañable por mucho que estos dos pajarracos nos recuerden otras películas de parejas similares.

Y si 'Pájaros' fue la primera revelación del concurso, la vuelta del maestro Emilio Martínez Lázaro fue un más de lo mismo. El ganador de la Biznaga de Oro por 'El otro lado de la cama' y autor del exitazo 'Ocho apellidos vascos' volvió con lo que mejor sabe hacer, una sátira que explota las contradicciones sociales llevándolas al absurdo. Así, la adaptación de la novela de Daniel Gascón 'Un hipster en la España vacía' enfrenta tradiciones y machismo a progresismo e igualdad con la historia de un bienintencionado e idealista podemita que trata de poner en práctica sus teorías en un mundo rural que le da un baño de realidad. La retranca y el humor de guante blanco de Martínez-Lazaro alumbra escenas descacharrantes, aunque la ironía acabe discurriendo hacia lo complaciente, previsible, convencional y políticamente correcto. Vamos, que lo tiene todo para convertirse en el nuevo taquillazo del cine español. Lástima que solo se estrene en una plataforma.