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En plena posproducción, con una fórmula de rodaje al estilo cortometraje y con un bajo presupuesto. Así aterriza 'Un hombre normal' en la sección 5 minutos del Festival de Málaga. Una película que ha pasado por estos inconvenientes que no han impedido que sea una creación a la altura de lo que pretendían, con una historia que llena a sus creadores y con esta ciudad como escenario principal de la trama de los personajes a los que dan vida Víctor Castilla, coguionista, y Virginia Nölting. «Es una película que hemos grabado muy en familia, ha sido muy independiente, con bajo presupuesto. Muy de cine de guerrillas como se dice», explica el malagueño Miguel A Almanza, director de este largometraje de humor absurdo que combina con filosofía y habla sobre la búsqueda de la identidad.
Al igual que la mayoría de títulos que entran en esta sección, 'Un hombre normal' busca que alguien «se enamore de ella» para darle «un poco más de fuerza» a nivel económico a la posproducción. «Aunque tenemos a mano el poder terminarla, no depende de nadie. Pero en lo audiovisual, tristemente, todo es dinero», se lamenta el director, quien asegura que no sólo la fase actual requiere una gran inversión, sino también la siguiente: la distribución, a lo que hay que añadir lo ya gastado. «El dinero es el que decide la visibilidad que tiene una película, pero no la calidad», reivindica Almanza sobre este proyecto que lleva en marcha desde la pandemia, cuando comenzaron a escribir el guion a través de vídeollamadas.
Tras dos años de escritura del guion, la película empezó a rodarse de verano en verano. «Este es un proyecto que nos cuesta el dinero y no nos lo genera», comenta el cineasta. Incluso han tenido que parar en varias ocasiones para atender otros trabajos que son los que les «dan de comer hasta llegar a fin de mes». Esto implicó que tuvieran que buscar una fórmula para llevar a cabo las grabaciones. Una fórmula que ya aplicó el cineasta con su ópera prima: 'Las pesadillas de Alberto Soto'. «Es como si fuéramos a grabar 20 cortometrajes en un año. Grabamos todo con ese personaje y ya lo dejamos libre. De otra manera, sería inviable involucrar a toda la gente en un proceso de dos o tres meses continuos y sin presupuesto prácticamente», explica Almanza.
El director también es consciente de la parte positiva de la independencia. «Tenemos mucha libertad para contar lo que queríamos», señala el malagueño, consciente de que quizá no sea una película para el público mayoritario, pero consideran que han plasmado una historia que les llena. «El público siempre se tiene en cuenta, pero hemos tocado una temática e inquietudes que Víctor y yo teníamos en común», asegura sobre 'Un hombre normal', de la que no sabe el beneficio económico aunque ya como el «espiritual».
'Un hombre normal' está rodada íntegramente en Málaga capital, excepto varias escenas grabadas en Casares y Córdoba. El reparto también está compuesto por actores malagueños. «Málaga tiene una cantera de actores muy potente y hemos aprovechado esa cantera. Para mi gusto muchos no trabajan lo que deberían en el sentido del talento que tienen. ¿Cómo no se ha fijado nadie en la Nölting para un prota?», reivindica sobre el elenco que completan nombres como Juan Carlos Montilla, Rafa Puerto y Juanma Lara.
Este filme no sólo se queda en el humor absurdo y va más allá con la entrada de la filosofía. «Va de la búsqueda de la identidad y de cómo el entorno coarta muchas veces el desarrollo de una identidad libre», indica Almanza. El personaje protagonista, interpretado por Víctor Castilla, es un personaje extremo que sufre la violencia de ese entorno, que no le permite desarrollar esa búsqueda en el contexto de un hijo con una madre, el personaje de Virginia Nölting. «La madre quiere que su hijo cumpla los estándares porque ya tiene una edad, que trabaje, que tenga una vida convencional, pero su hijo no cuadra por su forma de ser, de respirar… Está un poco perdido», cuenta el director.
La visión del protagonista es la del niño. Es un niño grande a pesar de ser adulto. Tiene ese comportamiento «puro y limpio» de los pequeños. Tiene una visión distinta del mundo, tiene su propio mundo y se comporta en base a él con la presunción de que el resto lo va a entender. «Los niños hacen cosas, se sobreentiende que son niños, y ellos viven su mundo sin tener por qué entender muy bien su entorno», añade. Un comportamiento que provoca escenas surrealistas en la película y que da pie a jugar con el capítulo de las transformaciones de Friedrich Nietzsche, en 'Así habló Zaratustra', que habla de la transformación natural del ser humano, que era el camello, el león y el niño. «En un momento decide salir disfrazado a la calle y jugamos con ese proceso aunque no le damos la razón a Nietzsche», deja en el aire Almanza.
El contrapunto de la película lo pone el personaje de la madre. Una madre soltera que prácticamente saca su casa adelante sola y su uniforme de trabajo es su vestuario durante la mayoría de 'Un hombre normal'. «Ella que va a entender el proceso, el punto en el que está su hijo, ni lo entiende, ni quiere entenderlo», dice Almanza. De hecho, la película arranca en un punto en el que la madre ya está «quemada» de la actitud de su hijo. Quizá porque no es tan trabajador como Miguel A. Almanza y su equipo.
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