
El guion lo firma su hermana Marina y la primera escena se rodó frente al bloque de su infancia. Ellas vivían en el séptimo. «Imagina lo nuestra que es la peli», apunta Carolina Rodríguez. La directora debuta en el largometraje con 'Chavalas', una historia de amor entre amigas en un barrio obrero de Cornellà. El reencuentro con los orígenes, la aceptación de quiénes somos y el valor de la amistad sustentan esta aplaudida propuesta que esta mañana entró en la competición del Festival de Málaga.
Publicidad
Es una película de mujeres. Las protagonistas, las amigas, son Vicky Luengo, Carolina Yuste, Elisabet Casanovas y Ángela Cervantes. Cada una con una relación particular con el barrio. Vicky Luengo interpreta a la que se va y se aleja tanto que cuando regresa no se reconoce en ese lugar. Es una artista de la fotografía residente en Barcelona que se mueve en ambientes «super cool», hasta que se ve obligada a volver a la casa de sus padres. Allí se reencuentra con quien ha reformado el piso de su abuela para quedarse (Elisabet Casanovas), con quien regenta feliz el bar del barrio (Ángela Cervantes) y con la que tras ir de aquí para allá descubre que «el barrio es casa» (Carolina Yuste).
No hay ninguna figura masculina que «accione, solucione o catalice» la historia, como suele ser habitual. «No nos entienden todavía a nivel independiente. Y ese es el valor de esta película», apostilla Yuste. De hecho, cuenta la directora que algún analista de guion le preguntó por qué no había una trama amorosa. «La trama amorosa son sus amigas, ¿te parece poco?», le respondía.
Pero 'Chavalas' es además el retrato de una generación, la millennial, que se dio de bruces con la realidad. «Se nos ha educado diciendo 'tú eres especial, vas a poder hacer lo que quieras', y luego te das cuenta de que no estás tocado por una varita mágica y no hay garantías de que vayas a conseguir nada», reflexiona Vicky Luengo. Es lo que la directora también ha vivido: «Las mujeres de barrio fuimos a la universidad y allí es donde nos dimos cuenta de que el barrio estaba estigmatizado. Pensábamos que lo podíamos hacer todo pero luego te encuentras con un techo cristal, por ser mujer y por venir de un barrio de clase trabajadora». Para protegerse, el personaje de Vicky Luengo «se pone capas y máscaras» pensando que así se podrá integrar en el grupo y acceder a los objetivos laborales que se ha propuesto.
La película se ha rodado en las mismas calles que la directora se «ha pateado mil veces» y con muchos guiños personales. Y, aunque el tiempo ha pasado, la realidad del barrio no cambia. «Aunque está a cinco paradas de metro de Barcelona sigue siendo otro universo. De Cornellà a Pedralbes hay un bus directo en 15 minutos y es otro universo total. No es casual que haya un bus directo, la clase trabajadora vamos directos para allá», concluye la directora, orgullosa de su barrio y de sus amigas.
Suscríbete durante los 3 primeros meses por 1 €
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión
Te puede interesar
Publicidad
Utilizamos “cookies” propias y de terceros para elaborar información estadística y mostrarle publicidad, contenidos y servicios personalizados a través del análisis de su navegación.
Si continúa navegando acepta su uso. ¿Permites el uso de tus datos privados de navegación en este sitio web?. Más información y cambio de configuración.