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Fotograma del documental, con Carrete frente a la Estatua de la Libertad
Los sueños de Carrete se cumplen: del duelo jondo con La Molina a la apoteosis en Nueva York
Sesiones especiales

Los sueños de Carrete se cumplen: del duelo jondo con La Molina a la apoteosis en Nueva York

'Quijote en Nueva York' retrata «el alma» del Fred Astaire gitano a través de las aspiraciones del bailaor a sus supuestos 82 años

Domingo, 12 de marzo 2023, 00:44

Carrete es todo guasa, sonrisas, palabros imposibles y «bonita mía», pero hay un momento en el que se rompe, en el que la emoción le puede. Es como si, de repente, hubiera sido consciente de todo. Está sentado en una habitación de hotel repasando su carrera junto a un enorme ventanal por el que se cuelan los rascacielos de la Gran Manzana. «Ahora mismo estoy llegando a donde yo quería llegar, a Nueva York y a bailar como voy a bailar esta tarde», dice antes que se le salten las lágrimas. Unas horas después el bailaor cumplía el sueño de su vida: zapatear en un teatro neoyorquino al más puro estilo Fred Astaire, pero en gitano. Al otro lado del escenario grababa, también con los ojos húmedos, el director Jorge Peña.

Es una de las escenas culmen de 'Quijote en Nueva York', el documental que retrata las aspiraciones de uno de los personajes más singulares que ha dado el flamenco en Málaga. El filme se estrena este viernes 17 en un pase especial del Festival de Málaga en el Teatro del Soho CaixaBank (16.30 horas, 7 euros). No es un biopic, ni una semblanza al uso. «Cualquier persona con un smartphone en la manos sabe su biografía con todo tipo de detalles, ya está escrito y está hecho». Aquí se trata de captar «el alma de Pepe» (José Losada 'Carrete'), los sueños por cumplir de un hombre que cree tener 82 años –lleva a gala no saber a ciencia cierta su edad– y su concepto del éxito.

El documental empezó a rodarse cuatro años antes de la apoteósica noche en Nueva York, cuando actuar en el centro del mundo era una mera fantasía. Pero ni Carrete ni los 'carretianos' –liderados por Francis Mármol, Andrés Varea y Paco Roji– se rindieron nunca. «Y en realidad no era necesario ni para la película ni para la historia que quería contar. Su vida es bailar, da igual que sea en Cuenca o en Nueva York. Eso es lo que contamos», explica Peña. Pero se presentó la oportunidad y la aprovecharon: Carrete sería en abril de 2022 el artista invitado de Miguel Poveda en el Teatro Skirball Center de Manhattan, dentro del Flamenco Festival de Nueva York.

Una escena del documental de Jorge Peña, 'Quijote en Nueva York'.

El momento de su actuación es sencillamente brillante. El tito Carrete se deshace del bastón que últimamente le acompaña en los bailes para ayudar a sus castigados pies y se marca una exhibición de garra flamenca, con la elegancia y la gracia que le caracterizan. No hay dolor ni edad ni cansancio ni nada. El bailaor se crece en el escenario con el cante por tarantos de Poveda. Y todo el público se pone como un resorte inmediatamente en pie para dejarse las manos aplaudiendo. Espectacular.

Tras el éxito americano, Carrete vuelve a la Taberna de Pepe López, el antiguo Jaleo en el que empezó en aquel Torremolinos dorado, para seguir haciendo lo que sabe y quiere. Y sin alharacas: bailar flamenco. Entre uno y otro momento, 'Quijote en Nueva York' brinda encuentros maravillosos, como el que tiene con Rocío Molina en La Aceitera, su casa y lugar de creación en Bollullos de la Mitación (Sevilla). Sentados en dos sillas frente a frente, mirándose fijamente a los ojos, La Molina y El Carrete se enzarzan en un improvisado duelo de 'zapateao' que revela la complicidad entre dos grandes del arte flamenco, cada uno a su manera. Bailar junto a ella, como él mismo desvela, es otro sueño cumplido de Carrete.

Para el final, Jorge Peña se guarda otra de las hermosas coincidencias que se dan en la vida de Carrete. Aquella noche con Poveda tocaba también el saxofonista Tim Ries –que acompañó durante un tiempo a los Rolling Stone– y se quedó impactado con la energía del bailaor. Tanto que al día siguiente se sumó a la improvisación que el equipo del documental había planeado en el corazón de Washington Square. Aquel niño 'Carretillo' que se ganaba la vida en la calle vuelve así a sus orígenes, pero ahora con la música de un artista top de la música contemporánea y frente a un simbólico arco del triunfo.

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