Carmen Linares y María Pagés, las leyendas del flamenco son de carne y hueso

Todo comenzó con una llamada. Sólo una llamada. Una llamada que no da una noticia sin importancia, aunque sí inesperada. La bailaora María Pagés contesta al teléfono y descubre que va a recibir el premio Princesa de Asturias de las Artes junto a la cantaora Carmen Linares. «Había una candidatura en la que estábamos Carmen y yo, pero no lo sabíamos», confiesa la artista en una entrevista con SUR. Ese es el comienzo del documental, a pesar de que en ese momento ni siquiera era una idea que rondara la cabeza de las protagonistas de esta historia. Pagés se encontraba en mitad de un ensayo, relata, a pocos días del estreno de 'De Scheherazade a Yo, Carmen' en el teatro del Liceu de Barcelona cuando le comunicaron este galardón. «Fue abrumador, pero una alegría». Una alegría que no dudó en compartir con Carmen Linares, tras celebrarlo con su marido, el dramaturgo Larbi El-Harti, con quien trabaja habitualmente, y con el resto de la compañía.

Pagés no dudó en llamar a Carmen Linares para celebrar esos momentos de felicidad juntas. A pesar de no compartir escenario desde hace 25 años, siempre han guardado muy buena relación gracias a la admiración que sienten la una por la otra. Una en el baile y otra en el cante, María y Carmen son dos leyendas del flamenco y unas de sus máximas exponentes. «Nos dimos un abrazo aún siendo por teléfono. Sentía la alegría conjunta. Fue muy bonito», cuenta la coreógrafa.

Tras el primer impacto, comenzaron las reuniones con la Fundación Princesa de Asturias, en las que María Pagés y Larbi El-Harti propusieron hacer un espectáculo flamenco conjunto con Carmen Linares en el, hasta entonces, concierto habitual previo a la ceremonia. «Era una propuesta escénica, algo que nunca se había hecho», asegura la bailaora. En estas reuniones también comentaron la idea de grabar los esos ensayos previos de este espectáculo en el que se puso en valor a la mujer de escena que representan estas grandes flamencas.

El mayor reto para las artistas fue preparar un espectáculo de calidad en cinco meses con todo lo que ello conlleva. «Ese era el desafío», relata Pagés. La coreógrafa y el dramaturgo se sumergieron en su repertorio y en el de Linares para trabajar en la forma dramatúrgica, en la buena forma escénica y en el diseño de luces, entre otras cosas. «Era algo demasiado especial como para no echar toda la carne en el asador». Una forma de agradecer el reconocimiento al flamenco y con la intención de 0 en su «máximo modo de estar en un escenario». Una responsabilidad que se quedó en una noche: «Las joyas tienen un principio y un final en su propio acto». Este espectáculo, en el que se homenajea a poetas españoles, supuso la vuelta de Carmen Linares y María Pagés a los escenarios juntas. A dos leyendas que volvieron a vibrar juntas. A dos referentes del flamenco que siguen haciendo historia con cada uno de sus movimientos.

En el documental también se recogen las reflexiones de las artistas: «El flamenco es el arte que más representa a nuestro país».