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En una alfombra roja más tímida, algo de lunes, Carmelo Gómez paseaba relajado y seguro y, junto a sus compañeros de 'Llegaron de noche'.
–Cuénteme una anécdota o alguna locura que haya hecho por amor.
–Pues cogí un Seiscientos y crucé medio país ... para ver a la luna.
–¿Hasta dónde se fue?
–Desde Salamanca hasta Estella, en Navarra. En un día, además, eso fue una gran locura que se hace porque quieres ver a alguien.
–¿Y resultó correspondido?
–Sí, por supuesto, ella me estaba esperando, y nos dieron la cenita. Fue una cena de parejas.
–¿Aún conserva ese coche?
–No, ya no, pobrecito... Ojalá, lo vendí tontamente para comprar uno nuevo.
–¿Y una anécdota que tenga bonita en el cine?
–Lo mejor del cine es ir a lugares que son ignotos, como a Sarajevo. Estaba todo destrozado y roto, pero para mí fue un lugar y momento de recuerdo. Grabamos allí ‘Territorio Comanche’, coincidió que moría mi madre y me encontré todo minado, con mucho dolor, pero con un país que se quería hacer de nuevo.
–¿Conoce algo típico de la gastronomía malagueña?
–El pescaíto, pero es que no soy muy culinario, soy más un cocinillas. Soy muy castellano, soy de horno y olla (risas).
–Es usted un cocinillas, ¿qué plato le pide su familia constantemente?
–Sí, mucho. Me piden paellas o arroces en general.
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