Las señales llegaron por la mañana. Primero con la cancelación de una rueda de prensa organizada por el propio Festival de Málaga Cine en Español sobre su ciclo gastronómico. A ello se unió una de esas imágenes que valen más que mil palabras: ... la alfombra roja del certamen a medio montar ante la fachada del Cervantes y sin un operario a la vista. La cadena de acontecimientos no fue difícil de vincular con la evolución de la crisis del coronavirus, que salpicaba directamente al gran evento que la ciudad preparaba para pasado mañana: la inauguración de su muestra de cine. Una incertidumbre que el propio alcalde de Málaga, Francisco de la Torre, alimentó en su comparecencia cuando emplazó a las medidas que iba a tomar la misma mañana de ayer el Consejo de Ministros para atajar la epidemia del Covid-19. Finalmente, no hubo prohibición expresa del Gobierno central para celebrar el festival, pero las cancelaciones de viajes de invitados que el certamen ha recibido en los últimos días y la recomendación de suprimir los movimientos en el territorio nacional por parte del Ministerio de Sanidad hacía inviable celebrar esta 23 edición con «normalidad». Un panorama que obligó al Ayuntamiento a tomar una decisión que, finalmente, no fue definitiva, sino más bien salomónica. En lugar de suspender el Festival de Málaga, optó por su aplazamiento a apenas tres días de su inauguración.
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A diferencia de lo que pasó con la feria turística ITB de Berlín o el Mobile World Congress de Barcelona que se cancelaron a pocas jornadas de su apertura, el certamen malagueño ha preferido buscar una nueva fecha en el calendario para la celebración de una de las ediciones más esperadas del certamen malagueño por la calidad de los nombres de su sección oficial -caso de Bollaín, Fesser, Barroso, Oristrell o Achero Mañas, entre otros-. No obstante, si finalmente se consigue encajar la muestra en la agenda de este año, el evento será muy diferente al anunciado para este mes de marzo ya que muchas de las películas a estrenar en la muestra tienen previsto llegar en próximas fechas a la cartelera por lo que ya no podrían participar en el concurso.
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En la decisión del Ayuntamiento de Málaga, principal organizador del festival, ha pesado la «incertidumbre que genera la evolución del coronavirus». Junto a las razones de salud pública que han desencadenado el retraso del evento, este periódico pudo confirmar que entre los invitados del certamen y los participantes de los mercados se habían producido cancelaciones de viajes, por lo que este hecho ha sido determinante para el aplazamiento.
A esto se une que uno de los focos principales de la expansión del coronavirus es Madrid, una de las tres «zonas de transmisión significativa» que existen en este momento en España y de donde proceden muchos de los invitados, profesionales y equipos que tenían previsto presentar sus películas en la nueva edición. Un alto riesgo de contagio que el Festival de Málaga y el Consistorio han querido evitar con el aplazamiento del certamen, tras la recomendación del Ministerio de Sanidad de que se retringieran los viajes dentro de España.
La decisión de posponer el Festival de Málaga se tomó tras la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros en el que se adoptaron las nuevas medidas para proteger a la población por la epidemia del virus Covid-19. Para eventos culturales y espectáculos se prohibieron las concentraciones en interiores de más de 1.000 personas en las zonas de contagio significativo, es decir, Madrid, Vitoria y La Rioja. Por tanto, la celebración del Festival de Málaga no quedaba expresamente vetada, aunque el Ministerio de Sanidad incluía este evento dentro de los casos a estudiar en el territorio nacional. No obstante, el Ayuntamiento reaccionó rápidamente y consideró que la «recomendación de no viajar dificulta que la cita se desarrolle con normalidad». Pendiente quedan las entradas adquiridas por los espectadores, cuyo importe será devuelto por el certamen, aunque todavía está pendiente la fórmula para dicho reembolso.
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La decisión del aplazamiento y no de la suspensión definitiva tiene que ver con las consecuencias económicas de la celebración del Festival de Málaga y su importante impacto para la ciudad y la hostelería. De hecho, la resolución del certamen a causa del coronavirus no es inédita en el ámbito fílmico, ya que en los últimos días se ha conocido el retraso de estrenos internacionales, caso el del próximo 007 o la nueva versión de 'Mulan', y nacionales, como la comedia 'Operación Camarón'. Una demora que también podrían adoptar algunas de las películas anunciadas en el propio Festival de Málaga.
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