Blanca Portillo sólo descubrió su rostro cuando saltaron los primeros flashes. Para ella, la pandemia sigue siendo «una realidad».
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–Es usted una de las pocas personas que ha paseado por la alfombra roja con mascarilla.
–El virus sigue aquí y el contagio es ... algo que puede ocurrir. Todavía hay que ser sensatos.
–¿Qué es lo más increíble que le ha ocurrido actuando?
–Interpretando a Hamlet vi a mi padre en el escenario del Matadero y falleció cuando yo tenía 18 años. Hamlet es un personaje que está en diálogo constante con el fantasma de su padre. Y yo le vi, le vi allí.
–Se metió mucho en el papel.
–No lo sé, creo que los personajes ayudan a invocar cosas y se generan energías. Yo le vi, estaba allí conmigo.
–¿Cree en la magia del cine?
–La magia en el cine existe y en eso soy muy espectadora. Cuando me siento a ver la película nunca hago un análisis filmográfico, me llega, me produce esa magia y me enamora. Cuando actúo me ocurre exactamente igual.
–¿Cuál cree que es la esencia de la vida?
–La esencia de la vida es la capacidad que tengamos para convivir y respetar al otro, y crecer a través de los otros. Para eso estamos aquí, para crecer.
–¿Tiene usted alguna conexión con Málaga o sólo pasa por el Festival?
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–Paso por el Festival, a hacer teatro, tengo buenos amigos y he venido de vacaciones, me encanta Málaga (risas). Me encanta Marbella, lo reconozco, pero me gusta sobre todo cuando hay menos gente, en primavera y otoño.
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