La cita es en la tercera planta de un hotel. Hora: 16,50. El motivo es un caso de corrupción que promete levantar una gran polvareda cuando salga publicado en prensa. Parece de película y lo es. De hecho, es el argumento del nuevo 'thriller' ... de Rodrigo Sorogoyen, 'El reino', que tiene como protagonista a un político de provincias que ha hecho del cargo público un medio para escalar en el partido y, de camino, llenarse el bolsillo. Y ese tipo de dudosa moralidad están encarnado por el malagueño Antonio de la Torre, que es el que espera en la habitación de hotel y cuyas primeras palabras no tienen nada que ver con la política ni el cine. Son sobre su equipo, el Málaga. Aficionado reconocido ya tiene asimilado que el conjunto se va a segunda. «Te veo cara de entrenador del Málaga», saluda con guasa el intérprete. La depresión por irse a segunda agota rápidamente la conversación futbolera, así que pasamos a temas más interesantes. Por ejemplo, sobre malversación de caudales públicos y tráfico de influencias.
«He hablado con mucha gente relacionada con la corrupción y acusados de delitos y, al final, te caen bien», comienza a explicar De la Torre sobre la preparación de su personaje en 'El reino'. Entonces le sale la vena del periodista que fue antes que actor y lanza: «El titular que te daría es que la frontera entre el bien y el mal es complicada. ¿Donde empieza la corrupción? Si tienes un amigo médico que te puede ayudar cuando tu madre está muy mala, ¿cómo no vas a intentar que el mejor médico de Carlos Haya la trate?».
«Raúl Arévalo se lo encontró el fin de semana cuando venía de comprar nuestra película, 'Tarde para la ira'»
'El reino', que se estrenará en septiembre, pero que presenta hoy en Málaga un primer avance en la sección '5 minutos de cine', tiene como protagonista a Manuel Gómez Vidal, que apunta a ser el sucesor del presidente autonómico del partido. Su carisma es tan grande como su ambición, lo que le lleva a enriquecerse con dinero público. Manuel se siente intocable, pero un caso de corrupción le acabará salpicando.
–El filme habla de la mentira. ¿Usted puede demostrar que ha hecho todas las películas de su currículum?
–Ja, ja... pues no sé. Todos tenemos manchas. Yo he hecho cosas que ahora me dan vergüenza.
–¿Cómo qué?
–Sobre todo cuando era joven. Como periodista he sido un poco trepa.
–¿En qué sentido?
–Pues sobre todo ante una necesidad muy rápida de reconocimiento, lo que te hace perder la perspectiva. A alguno le puede sorprender este discurso, pero muchas veces el mayor hijo puta no deja de ser un niño que está deseando que le quieran. Luego hay psicópatas, pero si hablamos del debate moral sobre la esencia del ser humano, la gente cabrona responde a veces a la necesidad de ser reconocido o de haber estado muy puteado.
–¿Todo se puede justificar, incluso la corrupción?
–No, estoy intentando explicar más que justificar. La gran cuenta pendiente de nuestra sociedad es la educación sentimental. La próxima evolución del ser humano es la moral. Eso es lo que te permite ver a gente ahogándose en el Mediterráneo y pensar que son un ser humano como yo. La forma en que Europa ha gestionado este drama de los refugiados es un fracaso como modelo de civilización.
Humanizar al corrupto
Antonio de la Torre se plantea lo «porosidad» de la frontera entre el bien y del mal, un elemento que también esta presente en este 'thriller' político. De hecho, estar a un lado u otro de la línea suele depender del lugar desde el que se mire. Por ello, asegura que ha hecho «un esfuerzo por humanizar» a su personaje del político corrupto Manuel. Y no para blanquearlo, sino para hacerlo creíble. Entonces se acuerda de su maestra, Cristina Rota, y de una de las lecciones que no olvida: «Siempre me decía que nunca juzgara a un personaje».
«'La trinchera infinita' es la historia de los toposel franquismo que se escondieron porque no hay mayor cárcel que el miedo»
Una herramienta que le permite meterse en la piel de este monstruo para unos, víctima para otros. Aunque para monstruo confiesa que no le importaría encarnar cualquier película que le ofreciera Guillermo del Toro, con el que comparte el Premio Málaga del festival (De la Torre lo recibió hace tres años). «'La forma del agua' es una maravilla», señala el actor que se acerca para contar un «cotilleo» que le ha hecho su amigo, Raúl Arévalo, que coincidió con el mexicano el pasado fin de semana en el certamen: «Raúl se lo encontró cuando venía de El Corte Inglés de comprar nuestra película, 'Tarde para la ira'». Pues mira, igual el mexicano acaba llamando al malagueño.
Aunque si es por trabajo, la agenda de Antonio de la Torre no para. De hecho, se encuentra de vuelta en Málaga tras interrumpir los ensayos de su nuevo rodaje, 'La trinchera infinita', ambientada en la posguerra y en la que comparte protagonismo con Belén Cuesta. «No es la historia del Topo de Mijas, sino la de muchos de aquellos hombres que se escondieron porque no hay mayor cárcel que el miedo», sentencia el actor, que añade que, aunque lo parezca, no es una historia más de la guerra civil. Sino un relato que sigue siendo actual. «Julian Assange es el topo del siglo XXI».