Un adelanto de la temporada alta gracias al cine

Durante los diez días que dura la gran fiesta del cine, los negocios presumen de un aumento de visitantes y de facturación. Algunos, incluso deciden reforzar la plantilla en un inicio adelantado de la temporada alta. El ambiente festivalero se nota fundamentalmente en los alrededores de los principales recintos escénicos de la ciudad (Cervantes, Albéniz y Echegaray), pero también en todo el entorno del paseo marítimo e incluso en Pedregalejo.

El presidente de la asociación de hosteleros de Málaga, Javier Frutos, confiesa que el festival «repercute en positivo», sobre todo teniendo en cuenta que llega en un momento especialmente delicado para el sector, tras unos meses de enero y febrero que son los más flojos de todo el año. «El festival se convierte en el pistoletazo de salida para empezar la temporada», resume.

Como se ha comentado anteriormente, detalla que el ambiente se concentra en el Centro Histórico, que es donde se produce todo el movimiento de actores, directores, equipos y asistentes, pero también en los paseos marítimos y la zona de Pedregalejo, hasta donde llegan muchas personas atraídas por los chiringuitos y la playa. «La ciudad lo vive con mucha alegría y nosotros también».

El máximo dirigente del colectivo recuerda que la asociación mantiene desde hace años una colaboración estrecha con el festival y que ellos aportan 24 comidas gratuitas para el staff, lo que sin duda redunda en el ambiente de los restaurantes y en la creación de sinergias. «A nosotros nos sirve para promocionarnos y conseguir que venga gente de fuera, ya que durante toda la semana se mueven muchas personas», puntualiza.

Uno de los grupos que mejoran su afluencia durante estos días es La Reserva, empresa que cuenta con varios restaurantes en el Centro Histórico. Su propietario, Pepe Gómez, reconoce que «el festival es bastante bueno para Málaga» y para los negocios de hostelería. «Nosotros estamos encantados porque tenemos mucha gente que nos viene tanto a La Reserva 12 como a La Reserva del Olivo», reseña.

En su caso suelen acoger muchas comidas y cenas de productoras e incluso elaboran un menú especial para todo el personal que les visita durante los diez días que dura la fiesta. O incluso algo más, ya que ellos empiezan a atender a clientes cinéfilos desde que comienza todo el montaje y hasta que se queda todo completamente recogido. Por ello, apunta que el aumento de las ventas «es una ayuda muy importante que te abre un poco las ventas», señala.

Además de clientes que llegan de forma particular paseando por el Centro, en los dos establecimientos de La Reserva también suelen organizar diferentes eventos privados en sus salones, por lo general de los equipos de las películas que buscan algo de intimidad. «Nos gusta mucho colaborar con el festival», puntualiza.

En el otro extremo de la ciudad, El Balneario también suele acoger eventos festivaleros. Uno de sus socios, Damián Caneda, asegura que durante los diez días que dura la gran fiesta del cine suelen recibir diferentes grupos y celebraciones. «Aunque el mayor movimiento está en el Centro, los equipos de algunas películas suelen celebrar fiestas privadas en otros puntos, lo que a nosotros nos beneficia». Sin duda, una semana para conjugar cine y gastronomía.