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‘Selfie’ a las puertas del Cervantes.
Con la boquita cerrada

Con la boquita cerrada

El año veinte del Festival nos ha traído un insólito viento frío, nada caribeño sino de tono centroeuropeo, rollo Berlín

Juan Francisco Gutiérrez

Viernes, 24 de marzo 2017, 11:22

El año veinte del Festival nos ha traído un insólito viento frío, nada caribeño sino de tono centroeuropeo, rollo Berlín. Maribel Verdú nos trajo o vino con el sol de la mañana, pero ayer por aquello del relente más que pisar alfombra daban ganas de echársela por lo alto. Hoy la nueva ola seguirá apretando, así que con vocación de servicio público les refresco un consejo materno: el de cerrar siempre la boquita al salir del cine.

Ayer a eso de las siete, cuando ya apretaba el helor, las puertas del Cervantes acogieron el choque de dos frentes masivos de público: el que salía de ver la película del malagueño Ignacio Nacho El Intercambio y el que entraba a Últimos días en La Habana, del cubano Fernando Pérez. Mientras se resolvía el recambio, en el malecón de la plaza del teatro los lugareños no cesaron en sus intentos de pillar selfies con Hugo Silva, con Pepón Nieto o con la simpar Natalia Roig. O con todo lucero del alba que presentían como famoso. Eso sí, eran lugareños pero abrigados como tocaba, como para ir a la Ópera de Viena.

Para entrar en calor a mí me dieron ganas de pedir una viena o una berlinesa en la zona de prensa. Al final me contuve ante los saladitos y pedí un simple café bebido, por cerrar algo el pico. A mi vera, Carlos Pumares solicitaba un café sin espuma. De sus noches con Polvo de estrellas salimos muchos aficionados, pero no quise embarrarle la merienda ni calentarle mucho la oreja. Cerca, entretanto, la concejala de Cultura, Gemma del Corral, charlaba en Onda Azul en lo que me pareció claro clima de mesa camilla.

Quizá por lo del sello de Correos recién expedido, noté a algunos críticos con sus boquitas selladas cuando quise preguntarles sobre lo visto en la sección oficial. De los meteorólogos cinéfilos que asalté casi ninguno soltó prenda. Solo a José María Tena, el Mariano Medina de los asiduos festivaleros, le sonsaqué una sonrisa picarona con la que predijo casi todo.

Aunque callado este uno más guapo, les cuento que la comedia El Intercambio es tan de sello malagueño que en ella aparece hasta la teoría de que aquí en Málaga frío, frío, no, que lo que tenemos es una humedad muy mala que cala hasta los huesos. Veremos si la peli cala a todos por igual, aunque su reparto carnero incluido- elevó los grados del dicharacheo de ayer.

Sepan también que Plan de fuga me resultó entretenida, con un notable Alain Hernández, al que se le cerró el estómago cuando supo que trabajaría con Javier Gutiérrez y Luis Tosar. Y de Últimos días en La Habana les diré que cartografía con brío y nubosidad variable el calor meloso y triste de Cuba. Una especie de Fresa y chocolate crepuscular, con secundarios de dulce y dos grandes protagonistas, el callado Patricio Wood y el atronador Jorge Martínez, un auténtico fenómeno costero.

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