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Fiorella Faltoyano, horas antes de recibir el reconocimiento del festival
Cuestiones del tiempo

Cuestiones del tiempo

Este año el Festival llegó antes del cambio de hora, de modo que los días no son tan largos como aquellos primeros junios que vieron estos ojos

Juan Francisco Gutiérrez

Miércoles, 22 de marzo 2017, 00:24

Las cosas del entretiempo: hace dos días en tirantillas y anoche hubo que echar mano de los chaquetones. Este año el Festival llegó antes del cambio de hora, de modo que los días no son tan largos como aquellos primeros junios que vieron estos ojos. Perdonen la referencia al siglo pasado, pero es que el 20 aniversario me amenazaba desde hace días con un ataque probable de nostalgia. Y hete aquí que por cosas del nublado y de las cosas vistas, ya no pude escaparme.

Un Festival vive de estaciones, aunque no sean de penitencia salvo en algunas sesiones. Entresemana siempre toca un momento valle, aunque no sea de lágrimas. Y ayer la tarde se puso medio tonta y el tiempo casi cantábrico, como ese documental sobre el oso pardo que hoy se presenta. Aunque no vinieron de Osuna, sino de Los Palacios y Villafranca, los No me pises que llevo chanclas presentaron en el Albéniz Por humor a la música, un primoroso documental que reúne a grupos en la memoria de todos, unidos con motivo de un concierto en directo de los creadores del agropop. Los hermanos Begines, un cuarto de siglo después de Marujita, vinieron maqueados para compartir esta rumbosa cinta donde aparecen Pablo Carbonell, los Inhumanos, el Canijo de Jerez y hasta Kiko Veneno.

En un día gris Los Chanclas pusieron marcha a una jornada propia para la lectura. Por eso ayer, quizá, se presentaron varios libros: desde uno sobre el rodaje de Toro a otro con pinta interesante pero con título que embiste: «Guía contable y fiscal de la industria del cine y del audiovisual», ahí es nada. Yo huí de lo contable y me refugié en lo incontable: en la vida y azares de Chavela Vargas, que por la noche protagonizó en el Museo Picasso Chavela, un documental valiente con las voces de quienes rozaron la vida de la prima donna de México, la Señora en mayúsculas. La transgresora, la luchadora. El símbolo.

Y como uno vuelve siempre a los viejos sitios donde amó la vida, Fiorella Faltoyano recogió al fin por la noche su Biznaga Ciudad del Paraíso, que desde media tarde festejó con este Festival al que acude desde sus inicios. Méndez-Leite («el de las ruedas de prensa» y su pareja desde hace 23 años) derrochó la ironía que acostumbra para definirla como sabia en finanzas y experta internacional en el arroz con leche. Y hasta relató cómo le cantó por Luis Mariano, ¡canastos!, para convencerla de que debían forjar su amor. Raúl Sénder y Óscar Romero recordaron a Ángeles Rubio-Argüelles y al Teatro ARA. Y cuando Cristina Higueras le entregó el galardón ella dijo que aunque los premios le parecen una exageración («a nadie le aplauden al salir de la fábrica»), ahora que estaba en la prórroga de su carrera, lo recibía con mucho agradecimiento. Al final los finales felices son como los atardeceres: una cuestión de tiempo.

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