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Santiago Segura, Armando de Razza y Álex Angulo, en ‘El día de la Bestia’ (1995).
La Bestia que cambió el cine español

La Bestia que cambió el cine español

Un documental reivindica el filme de Álex de la Iglesia, que resucitó el género fantástico e inspiró a una nueva generación de directores

OSKAR BELATEGUI

Miércoles, 22 de marzo 2017, 00:24

Para muchos, sigue siendo la mejor película de Álex de la Iglesia. Más de veinte años después de su estreno, El día de la Bestia retrata un Madrid apocalíptico sospechosamente parecido al Madrid real. Y eso que en una primera versión del guion el padre Berriatua salía de la Universidad de Deusto para luchar contra el Anticristo en Sestao. Satán se encuentra con la España negra. El exorcista conoce a Rafael Azcona. Herederos de la Bestia reivindica el carácter de película bisagra en el cine español del segundo largometraje de Álex de la Iglesia.

El documental de Diego López y David Pizarro, que se presenta en el Festival de Málaga, demuestra la trascendencia de una cinta que hablaba el mismo lenguaje que una nueva generación de espectadores. «Álex fue con un machete en la jungla despejando el camino a los demás», proclama el director Paco Plaza en el filme, que llegará a las salas en mayo. Una nueva hornada de directores vio que era posible un cine diferente. «Fue una esperanza para todos los que hacíamos cortos», insiste Plaza, cuyo juicio comparten en el documental Jaume Balaguerò y Nacho Cerdà.

De la Iglesia, que tres años antes había debutado con Acción mutante gracias a Pedro Almodóvar, cosió con Jorge Guerricaechevarria un guión modélico: una puntada de cinefilia, otra de ácida observación a su alrededor. Esa pensión regentada por Terele Pávez se parece a la de El extraño viaje de Fernando Fernán Gómez; también al Hostal Sil en Fuencarral, donde el director se alojaba cuando aterrizó en Madrid y todavía no compartía piso con Santiago Segura. ¿Exorcismos en directo? A tenor de la deriva de los reality shows se quedó corto.

Un Quijote bilbaíno y un Sancho Panza death-metalero y de Carabanchel. Su aventura concluye en las Torres Kio, futura sede de Bankia. «El Mal, efectivamente, estaba allí», ironiza El Gran Wyoming. Los Reyes Magos acribillados en la atestada calle Preciados y los luminosos de Callao como escenario trash de Con la muerte en los talones. El día de la Bestia denuncia el fascismo sin moralizar, con el mismo descreimiento y sarcasmo inteligente con el que Acción mutante se reía de los encapuchados que leen comunicados.

Malas críticas en Venecia

Fue un filme que resucitó un cine de género finiquitado por la ley Miró, que había alentado las películas de autor con reflexión histórica y social. «El cine fantástico estaba a punto de la extinción», recuerda en el documental Ángel Sala, director del festival de Sitges. Su mérito, beber tanto de una tradición extranjera Lovecraft, Poe, Taxi Driver, como del cine español con Berlanga a la cabeza. Herederos de la Bestia descubre que Javier Bardem rechazó el papel de escudero del protagonista porque acababa de hacer otro yonqui en Días contados. Gabino Diego también dijo no porque se negó a afeitarse la cabeza. De la Iglesia ofreció a Pepe Sancho el papel del profesor Cavan, que al final acabó haciendo Armando de Razza. El actor nunca se lo perdonó.

El día de la Bestia fue la primera cinta española que empleó efectos digitales. Y eso que su autor desechó a última hora el final que tenía pensado, con 5.000 curas desfilando entre las torres Kio y sacos con recién nacidos. La invocación al Demonio siguió el ritual canónico. Fue un rodaje de pesadilla, que saltó del santuario de Arantzazu a las gélidas calles de Madrid en el invierno de 1994. Herederos de la Bestia está dedicada, cómo no, al llorado Álex Angulo. Todo el reparto alaba la bondad y la entrega de un actor en el papel de su vida.

Álex de la Iglesia estrenará este viernes su decimotercer largo, El bar. Enrique Urbizu recuerda en el documental a aquel «joven brillantísimo con pinta friqui», que puso patas arriba una industria esclerotizada. Pablo Berger también rememora los tiempos de Mama (1989), el cortometraje en el que De la Iglesia firmó la dirección artística. Después vendría Mirindas asesinas, ya dirigido por el autor de La comunidad, y la fortuna de encontrar a Pedro Almodóvar para Acción mutante. El manchego no quiso repetir en su siguiente película porque el demonio le daba miedo.

De la Iglesia tuvo el coraje en El día de la Bestia de imponerse a su productor, Andrés Vicente Gómez, que se negaba a contratar a Terele Pávez. También de capear las malas críticas recibidas en Venecia. La noche de su estreno en el Rex madrileño las colas ya anticipaban una película de culto. Nunca hemos vuelto a mirar los luminosos de Callao con los mismos ojos.

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